Capítulo 108: Uchiha Madara e invasión

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—¿Tsunade-sama?

La pequeña y asustada voz de Ino se escuchó en la habitación, tragó saliva.

—¿Qué pasó? -Tsunade volvió a sentarse en la silla.

—50, no... 100 ninjas... poner una cifra es inexacto, un revivido está acabando con todos. Está sucediendo justo donde se encuentra la armada de Gaara, es decir, la línea que invadirá.

—¿Eh? ¿Conoces su identidad? Dependiendo del caso...

La atención se posó en Hajime, quien todavía parecía alterado por la noticia anterior. Mientras Ino continuaba describiendo el aspecto del tipo, más quedaba claro que se trataba de Uchiha Madara, sin embargo, la mayoría todavía consideraba inaudita su aparición.

Hajime bajó la cabeza y pensaba en la situación y en lo que haría a continuación. Tsunade vio a los Kage y estos asintieron.

—¡Mitarashi Hajime! —dijo Tsunade—. ¡Estás autorizado para invadir Sunagakure!

—¿Eh? Para eso no hay... —el Tsuchikage frunció la ceja, sin embargo, al reconsiderarlo, aceptó de mala gana, no le quedaba de otra.

—¡Además! ¡Después de llamar a suplentes, los cinco Kage partiremos hacia la lucha con Uchiha Madara! ¡Nos llevaras de inmediato ni bien lo ordenemos! —Tsunade miró al frente— ¿Hay alguna objeción?

Los Kage en modo de mofa, sonrieron, sin embargo, no pasó a mayores altercados.

El tiempo pasó, a cada momento, como si fuera una alarma. Ino hablaba sobre la batalla que se desarrollaba, por lo tanto, los Kage tuvieron que ir más deprisa de lo común. Todos sostuvieron la mano de Hajime y este realizó el [Hiraishin no Jutsu]. Esta técnica no puede avanzar grandes distancias por su cuenta, hay una máxima distancia que se puede recorrer, por lo tanto, el viaje tuvo pausas breves donde los Kage observaron en primera persona el escenario de la guerra.

Esto levanto en ellos leves recuerdos de su vida pasada que ocultaron perfectamente bajo una solemnidad propia de líderes, fue entonces que llegaron al campo de batalla, una gran caridad de cuerpos ensangrentados.

Uno que otro movía su mano, como pidiendo ayuda. Aún así, Tsunade se mantuvo impasible, pues no había forma de que pudiera salvar a todos, esa era una cruda realidad que tenía que enfrentar, Hajime se encontraba en las mismas condiciones, a pesar de que poseía una técnica que puede sanar el cuerpo, requiere la energía vital que él tiene, y ahora es incapaz de ofrecer eso, podría también, usar sus invocaciones, pero los tiene reservados para otra ocasión.

Los cuatro Kage, aunque con cierta tristeza, avanzaron entre los cuerpos, evitando ante todo pisar algún cadáver, por el respeto que se habían ganado. La mirada de los cinco Kage estaba fijan en un solo punto, este ser que había acabado con la armada en un instante, su nombre era Uchiha Madara.

Tenía un aspecto juvenil a pesar de que perteneciera a una leyenda antigua, una armadura brillante tradicional de placas metálicas que protegen su pecho, cinturas, hombros y muslos, aun así, todavía tenía la suficiente flexibilidad para que Madara pudiera entrecruzar sus brazos sin mucho esfuerzos

—Patético —Madara contempló su mano derecha, cerró su puño—. No era la forma en que sería revivido.

El Kasekage llegó solo desde el flanco derecho de los Kage, con cuidado, bajó hasta encontrarse cerca de los demás.

—Ha sido un poco complicado —dijo Gaara—. Me notificaron que uno de mis grupos cayó por completo.

El rostro de Gaara estuvo mortificado mientras observaba como varios de sus ninjas que le eran familiares radicaban en el suelo.

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