Capítulo 40: Castigo

897 82 1
                                    

Avanzaron por el bosque oscuro, atravezaron las ramas que se interponían entre ellos.

Era un terrible suceso, le parecía que este tipo, consumido por su venganza, no había pensado bien las cosas.

Llegaron a un punto específico, este lugar no era natural, hilos extirados estaban colgados de punta a punta, sin sentido aparente. Kakuzu detuvo su andar cuando lo hizo Shikamaru.

—¿Qué es esto? —dijo Hidan—. ¿Una trampa?

Shikamaru mostró un rostro acongojado, la sombra que lo mantenía unido se deshizo, por como se comporto, Kakuzu diría que fue en contra de su voluntad, pero era algo natural.

—Eres débil —dijo Hidan—. No puedes mantener tu sombra por mucho tiempo.

Hidan abrió sus brazos, comenzó a sonreír.

—Todo esto es inutil —dijo Hidan—. ¡Soy inmortal! ¡He trascendido al hombre corriente! ¡Todo por Jashin-sama! Probaremos que tal te va con un enviado...

Hidan sostuvo su guadaña con fuerza, saltó hacia Shikamaru, quien cubrió su rostro con su mano, su mano derecha haciendo un puño.

Al ver la sangre que se chorreaba de su guadaña y el rostro ensangrentado de Shikamaru, no le quedaban más dudas, por ello, no debía de desperdiciar esta oportunidad, sacó su lengua y probó la sangre.

Su cuerpo se tornó negro, manchas blancas sobre su piel que asemejaban a las de un esqueleto.

«Que gloriosa sensación», pensó Hidan.

Solo le quedaba un paso.

Sacó el filo y perforó su mano, del cual salió sangre suficiente, movió su pies para formar un círculo con un triángulo circunscrito.

No había nada que temer ahora, los preparativos estaban listos.

Quería disfrutar de esta sensación por más tiempo, pero en particular, este chico le tenía muy molesto, tenía que rezar cien veces hoy para que Jashin-sama lo perdonara.

—Muere de una vez —dijo Hidan.

Sus dos manos juntas, el filo en sus manos, atravesó el corazón de inmediato.

Shikamaru abrió los ojos, tragó saliva, se fue hacia adelante, su cuerpo cayó al suelo.

«Listo», pensó Hidan, se giró, desactivó la técnica.

Este tiempo era un poco más tranquilo, tener que volver y ayudar a Hidan podría esperar, además, se enfrentaba a unos endebluchos, que dependían de los números.

Fue entonces, que tambaleó un poco, un temblor en el terreno donde se encontraba antes, suspiró un poco, no le quedaba de otra que regresar.

Un sonido detrás de él, como hojas removidas, el sonido rompiéndose, su cabeza miró a la derecha, un cuchillo se acercaba a él, a su cuello, intentó alejarse, pero igual recibió daño.

Hidan cayó al suelo, sentado.

Miró con odio a Shikamaru, estaba de pie, sostenía el cuchillo con su mano derecha, se veía como si lamentara no haber acertado más profundo.

Volvió a hacer el sello con su mano, la sombra volvió a unirse.

—¿¡Cómo rayos sigues vivo!? —dijo Hidan.

—Es obvio, porque nunca morí —dijo Shikamaru—. La sangre de tu guadaña no es la mía, es la de tu compañero.

«Eso significa...», pensó Hidan

—Solo necesitaba su sangre, Kakashi fue eficiente, ¿recuerdas cuando perforó su corazón? —dijo Shikamaru, reveló una jeringa a la mitad de su contenido—. Fue muy eficiente.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora