Capítulo 112: Rescate

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Y la levantó fuerte, su mano arrugando la piel entre su cuello, examinandola detenidamente y haciendo un ademán con su rostro, frustrado por la situación, entonces, lanzó a Tsunade a una distancia considerable, ella tosiendo y agarrando el cuello irritado, el color rojo por su cara debido a la asfixia.

—Aburrido, demasiado aburrido —Madara cruzó sus brazos, miró al cielo como si estuviera recordando.

Tsunade no se explicaba o no quería entender la razón de que sus camaradas Kage estuvieran en el suelo, solo unos pocos minutos luego de que Madara se presentara. La mayoría de ellos tenían heridas y manchas por sus cuerpos y ropas, algunos con sus pestañas a punto de cerrarse.

—Hashirama brindaría un baile mucho más espectacular —Madara abrió y cerró su puño—. Ustedes son solo unos patéticos Kage, que ni siquiera pueden derrotarme.

—Lamento que haya sido así —Tsunade sonrió, por su frente una herida abierta le dificultaba la visión—. Enfrentar a Uchiha Madara es complicado, como sabrás.

Madara la observo con burla, como un chiste que no puede contar a nadie. Ese gesto enfureció a Tsunade, los estaba despreciando.

—¡¿Quién te has creído tú?! —Tsunade se recompuso y agarró su brazo herido al estar de pie—. ¡La voluntad de todos los ninja del mundo reside en nosotros! ¡No perderemos contra ti!

Como si esa voz furiosa los hubiera despertado, los demás Kage también se pusieron de pie. El Raikage tronó sus dedos, la Mizukage se puso en guardia, la arena alrededor de Gaara se movió, Onoki hizo un gesto con ambas manos.

La casaca verde de Tsunade de movió al paso del viento, el rombo en su frente se expandió hasta recorrer su cuerpo entero. Se había revitalizado, las heridas en su cuerpo desaparecieron como si nunca hubieran estado ahí en primer lugar.

—Jum... —Madara miró con desdén—. Ese espíritu, es repugnante.

—¡Es la voluntad de fuego! —gritó Tsunade—. ¡Es la determinación que corre por todo ninja que tiene algo que proteger!

Sin embargo, Tsunade entendió que no la miraba a ella, más bien hacia atrás, ella lo sintió, esa presencia, esa porte. Dos se estaban acercando y le pareció conocida su presencia. No se lo podía creer del todo, así que giró su cabeza.

Eran el Primer y Segundo Hokage, sus abuelos. Era como si hubiera vuelto a años anteriores, incluso tenía la necesidad de ir corriendo y esperar que ellos la abrazaran, pero, se dio cuenta que esto era la realidad y ese tipo de comportamientos eran inapropiados.

Recordó el comentario durante la despedida de Hajime aún así, todavía tuvo que ser escéptica, porque no podía creer lo que pasaba.

Ellos se irguieron cerca de los Kage, quienes no pudieron contener su sorpresa.

—¿Por qué esa cara tan seria? —Hashirama sonrió amistoso— ¿Ustedes son los Kage de... de...?

—Esta generación, hermano —dijo Tobirama.

—¡Exacto! ¡Solo que no encontraba la palabra! —Hashirama rió mientras ponía la mano detrás de su cuello, algo avergonzado.

Era él, no tenía ninguna duda ahora.

—¡Oh! —Hashirama golpeó su mano, miró a Tsunade—. T-Tú eres... ¡mi nieta! ¡Debes ser eso! ¿Me equivoco?

—Así es, soy Senju Tsunade, abuelo —dijo.

—¡Qué alegría! —Hashirama examinó a Tsunade—. ¡Excelente! ¡Todo está bien!

Madara dejó escapar un grito histérico, a diferencia de antes, donde su actitud era en realidad apacible, ahora su rostro mostraba una sonrisa desquiciada. Se veía mucho más feliz de lo que Tsunade podía explicar.

—¡Hashirama! —gritó Madara—. ¡Tanto tiempo sin vernos, es hora de que luchemos!

—Madara... conque si estabas aquí en realidad —Hashirama miró con seriedad.

—¡Después de todo este tiempo! —gritó Madara—. ¡Disfrutemos de una lucha como las de antaño! ¡Hasta lo que mi cuerpo pueda aguantar!

Tobirama posó su mano en el hombro de Hashirama.

—Hermano, Madara es demasiado fuerte, tenemos que...

—Lo sé —Hashirama sonrió—. ¡Me encantaría ex-amigo! ¡Pero está vez no soy solo yo, nos enfrentaras a todos los aquí presentes!

—¡Ja! ¡Qué maleducado! —Madara se colocó en posición de ataque—. Siempre me haces enfadar.

—¡Todos! —gritó Tobirama—. ¡En sus posiciones!

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Esperaba que hubieran llegado a tiempo, con ellos como compañeros era plausible que Madara quedara sellado sin su ayuda. Se encontró con Sasuke y Konan, ambos le saludaron ni bien lo encontraron y pasaron al intercambio de información de inmediato. Karin acomodó sus lentes de inmediato, Ino sudo frío al escuchar lo que ocurría y Minato pensaba sobre algo en particular.

—Un poco complicadito —dijo Ino—. Enfrentarnos a tres Akatsuki, cientos de hordas de Zetsu y al jefe final que tendrá un plan debajo del plan.

—Sí, yo ocasioné esto —dijo Hajime—. Lo tengo que solucionar. Tengo que rescatar a Naruto.

—¿No será... tenemos? —dijo Karin, algo molesta—. No es que tengas que hacerlo todo solo, además, deja de decir que cada cosa que pasa es tu culpa, es algo molesto.

Hajime bajó la cabeza, no sonó muy convencido, aun así, luego soltó una sonrisa.

—Gracias —dijo Hajime—. Cuarto, vamos a rescatar a tu hijo. Ya sé lo que tenemos que hacer.

—¿Un plan que nos incluya a todos? —preguntó Karin.

—Así es.

Todos asintieron.

—Primero, Sasuke ¿cuánto es el volumen que puede adquirir el [Katon] que usas?

—En el mejor de los casos... podría ocupar el tamaño del lado mayor de un campo de entrenamiento.

—... Es suficiente, irás junto a Konan, como hasta ahora. Luego, Ino, irás con ellos, ustedes son los cebos.

—No es muy agradable esa forma de llamarnos —dijo Ino—. Pero lo haré.

—Solo necesito que Karin y el Cuarto me acompañen hacia el interior del edificio, en ese momento, mientras esté ocupado con el tipo, ustedes encontrarán a Naruto sea como sea, en el penúltimo peor de los casos, ya saben que hacer.

Ambos asintieron de inmediato.

—Por ahora, solo especificaré las cosas que harán —Hajime miró determinado hacia Sunagakure—. Quiero acabar la guerra antes de que acabe la noche.

Naruto Shippuden / IridiscenciaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant