Capítulo 21: Luz de luna

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Se llamaba Yahiko, tenía la misma edad que ella, 12 años.

Konan comía con diligencia cada poco de comida que hubiera, que el chico le pasara, de vez en cuando, podía ver que él no comía nada, por lo cual, se sentía un poco culpable, aunque cuando se lo pregunto, dijo que no le importaba, que estaba bien, con esa sonrisa confiada que tanto le gustaba, quería creer en sus posibilidades.

Según el mapa que llevaba en sus manos, todavía estaban en el territorio de Amegakure, ella dijo que intentaran salir, pero él se nego, diciendo que él tenía planes para este lugar, que solo esperara.

No sabía de que se trataba, pero solo asintió con una sonrisa enorme, no tenía derecho a protestar. Después de mucho tiempo, en que se escondían de los hombres adultos enfurecidos que se mataban entre sí. Ellos encontraron a otro chico, en el suelo, desnutrido, incluso sus huesos se hacían visibles. Le caía la lluvia, Konan de inmediato se acercó, tenían un pedazo de pan en la canasta, que ella inmediatamente ofreció.

Yahiko intentó encontrar palabras para decir, pero ella no le escuchó. El chico levantó la cabeza, como si estuviera desorientado y confundido, su cabello tapaba sus dos ojos, cuando ella lo levantó del suelo, sin embargo, encontró peculiares aquellos, en vez de pupilas, tenía círculos concéntricos, estos eran de color morado.

Sin embargo, fue solo por un momento, por lo cual, no hizo nada aparente. Dijo que habían matado a sus padres, que no sabía lo que ocurrió después, ella lo consoló con un abrazo, Yahiko le dio la bienvenida, con esa misma mirada que le hizo a ella.

Tiempo después, cuando se encontraron cerca de un edificio derrumbado para cubrirse de la lluvia, ella abrió el resto de la canasta, se percató de que solo quedaba un pedazo de pan. Yahiko sonrió confiado, diciendo que se lo podía comer, ella intentó negarse, pero finalmente fue convencida, comió con cierto arrepentimiento, pero su estomago se lo agradecía.

Era de noche, estaban tapados por sabanas que apenas cubrían su frío, fue por eso que se había despertado de pronto, Nagato dormía plácidamente, por lo que intentó hacer el menor ruido posible.

Yahiko estaba sentado, sus pies meciéndose en el aire, en un desnivel donde debería haber una pared. Cuando se le acercó, él solo dijo que no podía dormir rascando su cuello, que tenía hambre.

Había sido decepcionante, eso fue lo que pensó al principio, porque no era el ser al que todo lo sale bien, sin embargo, también la hizo sentirse más cerca, por eso tomó su mano.

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Era de tarde cuando salió del hospital, Tsunade caminó por el camino, sonriendo y marchando hacia la oficina Hokage. Todavía estaba pensativa, sin embargo, entorno a lo que debería de esperarse de ella. Es ese miedo que nunca se le quita.

Cuando llegue a su oficina, contará a Kakashi lo que ocurre, entonces, en ese momento, su vida cae bajo su responsabilidad.

No había nadie a su alrededor, e inconscientemente, procedió a morderse la uña.

—¿Sabe bien? —tocaron su hombro.

Ella giró con cierta frustración al escucharlo, si fuera cualquier otro, ya lo hubiera levantado del suelo y lo hubiera lanzado varios metros, pero solo era él, Jiraiya.

Solo es incorregible.

—¿Qué quieres? —Tsunade dio un masaje a su cabeza.

—¿Uno no puede saludar a una bella princesa? —dijo Jiraiya, una sonrisa—. En especial si se ven tan mal...

—Mis ojos arriba, pervertido.

Naruto Shippuden / IridiscenciaWhere stories live. Discover now