Capítulo 50: Nos llaman

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La ventana daba con el exterior, gente pasaba por las calles. Era un bar, una mujer y una joven, tomaban las bebidas en sus mesas, su apariencia era normal, aunque no lo fueran en el interior.

La mujer tomó, dejando vacía la jarra que contenía cerveza. Konan no tenía ninguna preocupación de que fuera captada por otros, pues usó [Henge] para disfrazar su apariencia.

—Tengo sueño, Konan —dijo Hajime—. ¿No hay algo más interesante? Somos el grupo más fuerte de Akatsuki, deberíamos de hacer algo interesante.

—Sabes que él está en eso —dijo Konan, mirando con atención a la gente que pasaba—. Aunque no me guste del todo, es lo que hay.

—¿Se han movido el chico explosivo o el marionetista?

—No, no detecto que se hayan movido de su habitación —dijo Konan.

Hajime detuvo sus ojos en su cabello, no intentó de ningún modo aparentarlo, por lo cual, fue bastante fácil para ella detectarlo.

—¿Qué pasó? —preguntó Konan—. ¿Tengo un bicho raro o algo?

—Nada —Hajime sonrió—. Simplemente pensé que me gusta más el azul, eres extremadamente bonita de ese modo.

De nuevo ese temblor en su cabeza, esa respiración que se detiene.

—¿No tienes vergüenza de decir esas cosas? —dijo Konan, acomodando su cabello—. No somos amigos para que me digas lo que quieras.

—Tienes razón, lo siento —Hajime dejó de sonreír.

«No, no te pongas triste», pensó Konan, «Ah... que insoportable».

Ese dolor en su pecho, como un cuchillo que la atravesaba, la hacía sentir incómoda.

—Yo pienso... —dijo Hajime—. Te vi aburrida, quise hacerte un cumplido, de vez en cuando está bien.

—Eh... tú... —Konan intentó hablar.

Sin embargo, sintió su anillo llamándola. Hajime estaba normal y tranquilo, al parecer, era algo que solo ella iba a hacer.

—Voy al tocador —dijo Konan.

—Sí.

Dejó a Hajime con su cabeza siendo sostenida por su brazo, mientras seguía viendo hacia la nada en particular. En el baño, cerró la puerta y levantó su mano hasta la altura del cuello, dejó que el chakra influya en su cuerpo.

—Konan, ha surgido algo importante —dijo Pain.

Como si estuviera en frente de él, su voz se escuchó claro en su mente.

—Iremos ahí de inmediato —dijo Konan.

-No, solo necesito que tú vengas —dijo Pain—. Deja ahí a Hajime, ¿tengo entendido que están investigando a Deidara y Sasori?

—Así es, no hemos encontrado nada que delate una traición —dijo Konan—. Incluso después de la muerte de Hidan y Kakuzu, no hay razones para creer que se produzca una traición.

—Excelente, deja que se quede con ellos por un rato.

—Entendido —dijo Konan.

Además, si recordaba bien, solo faltaban dos Biju para concluir, el Jinchuriki del Hachibi y el Kyubi para completar la estatua y formar el sueño de la libertad y paz entre las aldeas.

Konan salió del baño, se dirigió hacia las mesas donde estaba antes, mientras lo hacía, por su cabeza pasaban miles de cosas que podría decirle, sin embargo, en ese momento, notó que Hajime no estaba solo.

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