Capítulo 23: Separación

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Hajime levantó su brazo y estiró su dedo índice, el ave se acercó con cuidado y se posó en aquel lugar.

—¿Lo has encontrado? —preguntó Hajime, ansioso.

—He detectado una señal apestosa por el área sureste de aquí —respondió el ave—. Eran serpientes... esas malditas... en los cuentos populares eran señal de muerte, mi bisabuelo se enfrentó con valentía a una, pero murió en combate.

—Muchas gracias por tu sacrifició, Tomei —dijo Hajime—. ¿Hay algún lugar en especial donde deberíamos de fijar nuestra atención?

—... Es un lugar que se puede acceder fácilmente, tiene un gran entrada.

—Entiendo, gracias por la información.

El ave se inclinó, sus plumas envolviendo su cuerpo, desapareció en humo blanco. Ambos se miraron y supieron lo que tenían que hacer, a pasos lentos caminaron, tenían dudas en su mente todavía, sin embargo, sabían una cosa ahora, con más certeza que antes.

—Es como si —dijo Hajime, levantó sus brazos—. Hubiera un gran cartel que pone: "Guarida del supervillano Kabuto".

—No comparto tu analogía —dijo Konan—. Pero es cierto que algo está pasando, es como si quisiera que todos las personas posibles se acercasen.

—Exacto, hay que tener cuidado.

Pasaron junto a un bosque espeso, donde notaron como poco a poco, mientras caminaban, la vegetación desaparecía para dar paso a una sabana, montes rocosos se asomaban imponentes en el horizonte.

Finalmente, encontraron uno en particular, Hajime se sintió atraído por su arquitectura, Konan detuvo su andar.

—Tomei me dejó su rastro aquí —dijo Hajime, tocó su mentón—. No hay entrada, debe de estar del otro lado.

—Es mejor que yo me disperse —dijo Konan—. Podré saber entonces si hay algún punto donde pueda escapar.

—Buena idea.

Konan estiró sus brazos, el viento empujaba su cabello, como si fuera un truco de magia, su cuerpo comenzó a descomponerse en hojas de papel blancas, esto fue hasta que desapareció por completo. Ahora ella estaba en todos lados, su consciencia manejaba todas las hojas a la vez, para que pudieran someterse a los diversos fines. Observó a Hajime caminar para rodear la cueva.

Era su turno, detrás de la montaña, efectivamente había una entrada grande, uniforme, lo que significa que eran de construcción humana, encontró pequeños espacios a los que traspasaba la luz, acercó sus hojas, solo para percatarse de la construcción interior, de color rojo oscuro y figuras que asemejaban serpientes. Por precaución, cerró esos pequeños puntos, aunque probablemente harían notar su existencia, era inevitable que lo hiciera.

Al terminar, localizó a Hajime, frente a una gran entrada, con dos antorchas en los bordes superiores, agrupó la cantidad de hojas posibles para formar su cuerpo, hasta cierto punto.

—¿Qué sacrificaste? —preguntó Hajime, sus brazos cruzados.

—Fue necesario el uso de mi mano izquierda entera, no me decepciones, dependo de ti.

No lo haría sino fuera por un pedido de Nagatp, pero, no había otra conclusión que esa, con la mayor certeza de poder capturar a Kabuto. También, no podía dejar solo a Mitarashi Hajime.

—Sí, señora, solo manténgase detrás de mi.

Al entrar los dos al lugar, Konan usó un poco más de lo que quedaba de su brazo izquierdo, para tapar esa entrada, debía admitir que le costó un poco más que antes, pero nada que estuviera fuera de lo previsto.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora