Capítulo 58: Era como pensabas

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Ella estaba deprimida al igual que Karin, no había pasado ni una semana y sin embargo, se sentía como si fuera una eternidad.

Vio a Tsunade, la Hokage de Konoha, entregó el pergamino con la firma de completado. Tsunade arregló su cabello y con ambos brazos al frente, brindó una mirada compasiva hacia ella.

—No necesito eso —dijo Anko—. Verás, estoy acostumbrada a perder, detestó con todo mi ser que me vean en menos.

—¡Gracias al cielo! —Tsunade desparramó su cuerpo en la silla.

—¿Eh?

—Verás, he estado pensando y pensando en esta cosa —dijo Tsunade—. El chico se fue, por él, por los argumento que me dio regresé a esta aldea, ahora no está ¿y yo que hago? No tengo idea, la verdad es que me gustaría irme.

Tsunade busco debajo de su mesa y sacó una botella, por su color podría decir que era Sake.

—Maldición... —Tsunade se levantó, la botella sujeta en sus dedos—. Al igual que tú, estoy cansada de perder.

Tsunade hizo un sello con su mano y realizó un [Henge], parecía ahora una aldeana promedio. Agarró de la muñeca a Anko.

—Espere, esto es demasiado extraño —dijo Anko—. Esta demasiado borracha, déjeme ir... en primer lugar ¿cómo pudo trabajar en todo el día?

—Por favor ¿tú no puedes? Tantas veces que he tomado... soy muy buena fingiendo —dijo Tsunade—. Vamos, eres mi amiga del alma, vamos a un bar.

—¿Y Shizune?

—La mandé a otro lado

—No me refiero a eso... ¡deje de arrastrarme! —Anko forzó su agarre.

Tsunade se detuvo.

—Tienes razón... ¡por la ventana!

Realizó de nuevo un [Henge] la apariencia de una mujer Chunin.

—Le advierto, me burlaré de usted mañana por esto —dijo Anko, luego suspiró—. Supongo que un trago no me caerá mal.

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—¡Sí pues! ¡Ese desgraciado! —dijo Tsunade—. Hablando sobre ideales que ni el mismo puede cumplir, igualito al viejo.

—¿Viejo?

—Ese viejo...

—¿Ya asimilas tu edad? —Anko bebió la copa y con fuerza la puso en la tabla.

—Joven por siempre, amiga, joven por siempre.

Tsunade estaba algo sonrojada, ambas hacía escándalo en un bar, donde no había mucha gente.

—Más bien... —Tsunade puso su mano el hombro de Anko—. Disculpa por haberte gritado ese día, eres una persona... una persona maravillosa.

—Tú también, amiga —Anko lloró—. Tú también.

—Todas estas cosas, todos estos sentimientos que tengo —dijo Tsunade—. Soy demasiado torpe, pero tú me entiendes... ¡no intento incomodar! pero... ¿como lo llevas?

—¿Qué te puedo decir? Los días pasan más lentos que de costumbre, ayer me senté en el mueble por horas sin hacer nada, la niña también está en las misma circunstancias.

—¿Así? —Tsunade tomó un sorbo—. Que mal, estoy pensando entrenarla, quiero que este en buenas condiciones, espero que lo encuentre, de verdad.

—¿Tú...?

—¡Y que le dé un golpe en la cara! —gritó Tsunade—. Diré eso pero más bonito, ya verás... un día de estos...

Naruto Shippuden / IridiscenciaWhere stories live. Discover now