Mi Anhelo

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 Si supieras o tuvieras una idea de las ganas y el anhelo que tenía que hubieras sido tú quien me lo dijera y no una tercera persona. Yo deseaba que tuvieras el valor y la confianza de pararte frente a mí o levantaras el teléfono y me lo dijeras, que fuera de tu boca donde salieran las palabras. Y no porque no me hubiera imaginado que aquello podría ser una posibilidad, porque puedo jurarte que sabía de sobra que era una posibilidad. Se trata de que el golpe de realidad iba hacer menos sorpresivo, aunque me gusten las sorpresas, que me lo dijeras tú iba hacer menos desgarrador y doloroso. Tuviste la oportunidad de decírmelo y callaste, incluso después de informarte que lo sabía guardaste silencio destrozando esa fantasía persistente de mis sentimientos hacia ti, que aseguraban que yo había dejado de ser un juego desde el momento en el que te abrí las puertas y te invité a entrar a esa parte de mi vida a la que escasos han tenido el placer. Me equivoqué, aunque no existe arrepentimiento alguno, y asumo las consecuencias de mi decisión precipitada en mi vago, patético y nulo intento de retenerte a mi lado; quien quiere quedarse se queda, persiste. No negaré que me he preguntado si terminé viéndome como tú, como una cobarde, al retirarme de la jugada. Mi parte lógica y sensata tensa su mirada en mi por cuestionarme y me asegura que esa tranquilidad pulsando en mi tiene una razón ser, es querer ver, que de verdad eres feliz y que obtengas no lo que desees o quieras, sino aquello que te mereces y necesitas. Aunque no dependa de mí. 

En la memoria de mis sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora