En la memoria de mis sentimientos

Extraño todo lo que una vez fuimos

Te extraño, maldita sea. Con locura desmedida, lo extraño todo: desde lo más simple hasta lo más complejo, desde tu saludo formal hasta tus gritos de histeria, desde ese parloteo para ponernos al día hasta los reproches absurdos por no querer cambiar de perspectiva, desde las conversaciones más simples hasta aquellas profundas que nos llevan a un viaje que nos despejaba el panorama de lo que no comprendíamos, desde los mensajes incomprensibles hasta aquellos espontáneos donde la única misión era robar sonrisas, desde las risas sin control hasta el desasosiego del llanto desesperado y dolido... incluso extraño tu cinismo, tu descaro, tu falta de interés, tus balas pedidas, tu olvido, tus promesas lanzadas al abismo y cada uno de tus gestos impulsivos que me recordaban que me querías, que era importante en tu vida. Si aún no lo has entendido: extraño todo lo que una vez fuimos, pero decidiste no estar y yo decidí dejarte de buscar (aunque lo hago de alguna manera). El final se parece tanto al inicio: cada quien por su lado y a la distancia, aunque con la certeza que algún día nos volveremos a ver, con un secreto compartido de por medio y con una historia por contar a pleno vuelo.