No me eches de menos

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No me eches de menos, no cuando quien se alejó primero fuiste tú.

No me eches de menos al escuchar en la radio aquella canción que te dediqué y te sabes de memoria.

No me eches de menos mientras cierras los ojos ante ese insomnio que nos hace compañía y que deja la sensación de que se instaló de por vida.

No me eches de menos cuando al escuchar mi voz, manipulando a un tercero, te das cuenta que es dulce, tan dulce como aquel algodón de azúcar que saborearon tus labios; porque sigues sin tener el valor de hacer la llamada que estas esperando.

No me eches de menos, de verdad que no lo hagas, cuando por fin vuelvas a verme y te encuentres con una versión diferente, aquella que desconoces y que no te permite sentir aquellas sensaciones invasivas que alteraban tú rutina.

No me eches de menos, así como yo te echo de menos, porque es un maldito suplicio, una putada de sensación adversa que se burla de todas tus palabras colgadas en mi mente.

No me eches de menos cuando tú necesidad de tenerme como antes te frena y te recuerde que ya no me tienes, que me perdiste, que decidiste dejarme ir cerrándole la puerta con candado a la oportunidad número 22.

No me eches de menos al escuchar a otros hablar sobre mí o sobre los acontecimientos de mi vida, mientras te retuerces de envidia y frustración por carecer de información.

No me eches de menos, pero échame de menos cuando no te devuelvo ese 'te extraño' que se cuela en tus textos y echa de menos esa manera particular que tenía para decirte: 'te amo', porque ya no sé si sigue siendo así.

En la memoria de mis sentimientosWhere stories live. Discover now