En la memoria de mis sentimientos

Te culpo

Te culpo por venir a verme llena de temor y ansiedad, por haberte quedado conmigo viendo la lluvia y por no quererte despedir.

Te culpo por robarme suspiros, sonrisas y el sueño en aquellas incontables madrugadas en donde fui tan feliz después de años que no me sentía viva.

Te culpo por exigirme esa atención que ya tenías, por no quererme compartir, todas y cada una de las rutinas que creamos hasta llegar a intimar.

Te culpo por acompañarme y por querer ser parte de mi mundo incluso cuando te encontrabas muerta de miedo.

Te culpo por darme permiso y después corresponderme el beso como si lo estabas esperando y deseando tanto como yo.

Te culpo por no habérmelo dicho a la cara, por carecer de valor, por creer que no me iba a doler, por pensar que en tan poco tiempo no te iba a empezar a querer.

Te culpo por querer que todo siguiera igual dándote todo de mí, por celarme al pensar que me perdías ¿o tal vez solo era perder lo diferente que te hacía feliz?.

Te culpo por volver a mí y arriesgarte tan solo para volverte a ir dejando promesas en el aire.

Te culpo por haberte atrevido a decirme que me amabas por correo, para después gritarlo a los cuatro vientos, sin importarte la gente, tus problemas, que el amor de tu vida se encontraba a pocas cuadras esperando por ti, por exigirme que te lo dijera de vuelta cuando solo necesitabas ver mis ojos para saber todo lo que sentía por ti.

Te culpo por entrelazarte conmigo, mientras te cuidada, y nos hacíamos feliz; tan solo para irte, dejándome pegada a la pared (para poder sostenerme) justo cuando más te necesitaba: me dejaste sola, para recoger los fragmentos de mi alma.

Te culpo por ir y venir a tu antojo, por dejarme una y otra vez (cada una peor que la otra), sabiendo que yo te esperaba con paciencia, haciendo como s no supieras el daño que me causabas.

Te culpo por hacer que me sintiera utilizada, por llegar a imaginar que en algún momento me iba a convertir en tu prioridad, cuando todas tus acciones exclamaban lo contrario.

Te culpo por decepcionarme como si la vida se te fuera en ello, aunque dijeras que era sin intención; por no pedir disculpas cuando antes me llenaste de tus 'Perdóname', por seguir exigiendo lo que no te merecías y que ni por amabilidad me ofrecías.

Te culpo por mandar todos tus problemas a la mierda y decidir quedarte ahí conmigo (en nuestro mundo) para volver hacer feliz; dejarme tenerte, sentirte, adorarte y amarte, aun sabiendo que nada sería igual porque ya no olías, ni sabías como antes...

Te culpo por aquella ultima vez de Noviembre con una sonrisa en tus labios y en voz susurrada aseguraste que eras el amor de mi vida, cuando jamás hiciste nada para conservarlo.