Su maldito olor volvió

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Su maldito olor volvió a embriagarme. Mantuve mi distancia, había espacio suficiente para que nuestros cuerpos no se rozaran pero fue inevitable no olerla. Volvió a oler como antes y ahí me quedé, no viendo lo que se suponía que debería de ver, me quedé oliéndola como si fuera sabueso. Y quise ¡Dios mío! Como deseé en ese momento enterrar mi cara en su cuello y cubrirme con su cabello, construir un refugio, y quedarme ahí todo el tiempo que me diera la gana. Pero existen millones de excusas 'validas': tiempo no tenemos, las distancias están más que establecidas, no está disponible para hablar de temas profundos y no estoy disponible para hablar con un robot. Qué lástima, no sabes qué lástima, me da que justamente en este momento tu olor volviera y no me lo pudiera disfrutar. 

En la memoria de mis sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora