En la memoria de mis sentimientos

Deseé

Deseé volver al inicio ya que este final no era para mí, prometiendo que solo cambiaría el hecho de profundizarme en ti, en ese océano infinito en el que aprendí a nadar de nuevo después de sumergirme cansada de mantenerme a flote, sabiendo que sin importar nada, ni nadie, yo iba adorarte y de igual manera te daría mi vida entera, siendo la mujer de tu vida (mi mayor fantasía). Cerré los ojos y nos vi en aquel momento, en ese instante tan eterno que dejó una huella tangible en la historia; cada una de las veces que estando sentada a tu lado nunca me viste. Deseé con más fuerza ese inicio, donde mi silencio no significaba nada, donde tu silencio no dolía, donde nuestro silencio no aturdía hasta sangrar. Deseé, que en consecuencia de quedarme con ese inicio, las risas compartidas no existieran, las caricias debajo de la sabana no significaran el adiós prematuro, que esos besos pausados con nuestras manos entrelazadas no sentenciaran la presencia de la nostalgia, que aquella conversación sin palabras (mientras se me escapaba una lágrima) no te advirtiera que me vestía de tristeza callando los gritos de mi alma los cuales aclamaban te quedaras a mi lado, que no me dejarás. Deseé, en algún momento, con la reserva de mis fuerzas ya agotadas, que este amor fuera posible, donde amarte me costara todo y que amarme no te costara nada; que el placer de estar junto a ti no significara tener que mudarnos de planeta, que ese delirio de nuestro latir en el pecho no alborotara las mariposas en tu estomago ¡carajo!, cuando no entienden que no deseas sentirlas. Deseé que la intuición no nos alertara la llegada de la destrucción, esa que parece llegar en partes y justo cuando hemos logrado reconstruir de nuevo, con ese mensaje subliminal de derrota anticipada que por lo general ignoro y ahora empiezo a escuchar. Deseé, ¡maldita sea!, que el principio fuera el final para mí, donde amarte me costara todo y para ti amarme no valiera nada, no estuviera en tus planes.