Oops!

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Oops! Me dejé llevar por la rabia, el dolor, la impotencia y la tristeza de tu maldita indecisión, impuesta por el miedo de dejar ir aquello que no te hace feliz. Entonces lo busqué todo, todo lo que tenía en físico, lo junté, lo observé y sin darme cuenta empezó arder en llamas. El olor era sofocante en conjunto con el humo, del mismo color de mi pena por ti; el papel fue lo primero en desaparecer, en volverse cenizas que dejé que la briza del clima, que volvía hacer presagio, se llevara todo para que jamás volviera. Los regalos se tomaron su tiempo, aquellos que había estado recolectando porque me encanta sorprenderte, recordé juntar también, recordé juntar también los sobres en donde iban a ir cada uno. La ropa gritaba por piedad y yo me quedé ahí tan solo observando el fuego mientras lo devoraba todo, me ponía en marcha cuando se daba por vencido y lo alentaba a seguir con su excelente trabajo. Después solo quedó una mancha negra que barrí para no dejar evidencia, como siempre. Solo me quedaba eliminar documentos, lo hice manera automática y sin arrepentimiento, por un segundo me invadió la duda, había dejado horas, energía, pasión e inspiración ahí y con tan solo con un clic todo desapareció, una vez más. Recuerdo que me acosté y al cerrar los ojos una lágrima corrió por mi mejilla izquierda mientras acariciaba tu lado de la cama. Mi corazón latía tan raído que no me deja respirar, mi visión era borrosa y mi cabeza daba vueltas; todo había sido un suelo o una pesadilla porque al despertar todo seguía igual, donde iba, incluso el lado vacío de la cama que extrañamente se encontraba caliente. 

En la memoria de mis sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora