15

10.8K 1K 62
                                    

I' M A KILLER

En cuanto la voz de Claudius Templesmith resonó en toda la arena, supe que todo había acabado. Bueno, no, supe que a partir de aquí todo lo jodido comenzaría, todo lo malo.

Yo había ganado, y lastimosamente era gracias a la muerte de veintitrés personas más. Ni si quiera llegue a pensar cuántos días estuvimos aquí, tal vez fueron semanas o días. Que para mí fueron como estar en el mismísimo infierno. Nunca podías parar, tu vida corría peligro todo el tiempo. Si no era por los demás tributos, eran los mutos y así sucesivamente, hasta morir de una vez.

Esta arena fue una gran hazaña de los vigilantes, estoy sorprendida del gran trabajo que ejercieron en esta edición de los juegos. Claramente, porque me hicieron la vida imposible. Dieron un buen show, y yo también. La audiencia habrá subido mucho, demasiado, opinaría yo. Gracias a este gran espectáculo la cabeza de nuestro vigilante jefe no correrá peligro, tal vez esté en los siguientes juegos. Digo esto porque muchas veces suelen desaparecer, parece que la tierra se los comió. Esa tierra Snow, hace mucho nos había llegado el rumor que asesinaba a los vigilantes; solo por el hecho de no gustarle algo.

Aunque mi cabeza este trabajando a mil, aún estaba en shock. El cuerpo de Steven Gray aún yacía ahí, sus ojos estaban tan abiertos que parecía que en cualquier momento se saldrían de su lugar. Y su cuerpo, su cuerpo estaba repleto de sangre, en específico el área del cuello. Donde hace unos segundos había clavado el cuchillo que acabó con su vida. Ese pequeño cuchillo que me dejó la oportunidad de estar aún aquí con vida. Yo nunca lo quise así, no me gusta depender de los demás. Si iba a ganar quería que sea a mi manera, no por un sacrificio. Uno que me perseguirá por el resto de toda mi vida, él, se convertirá en mi fantasma.

Me había alejado un poco del cadáver de Steve, ahora estaba apoyada en un pino, en posición fetal. Estaba inmóvil, ni si quiera podía mover una parte mi cuerpo sin que tiemble. Mis ojos eran los únicos que se movían, buscaban libertad en todo este paisaje blanco. Quería salir de aquí, sentía que los minutos se convertían en horas o simplemente que transcurrían en cámara lenta. Pero todo eso cambió, fue en cuanto escuche algo parecido a una explosión. En ese instante, un aerodeslizador comenzó a descender hacia donde estaba. Creí que me llevarían, pero no, en cambio una gran pinza salió de este. Y sin nada de cuidado tomó el cuerpo de Steven. Sé lo estaban llevando, ¿A dónde? No lo sé. Tampoco lo impedí, no me podía quedar con su cuerpo. Todos los que estábamos aquí le pertenecíamos a Snow, incluyendo, muertos.

Comencé un conteo del diez hacía el uno, muchas veces, usaba esa técnica para calmarme. Era una que me había enseñado uno de nuestros vecinos, recuerdo que lo hizo cuando me vio sola en el agua; pero no solo eso, un tiburón estaba acechándome desde cerca. Si no hubiera sido por él, hoy no estaría aquí para contarlo. Como lo que sucedió hoy, si no fuera Gray, no estaría aquí. Es una deuda que nunca podré pagar, ni si quiera donando el asqueroso dinero que me proveerán. Los Gray nunca aceptarán eso, no lo hicieron cuando el mayor murió asesinado en la anterior edición de los juegos. Menos lo harán ahora.

En cuanto llegue a cinco, otro aerodeslizador comenzó a bajar, pero este llegó hacia el suelo, bueno, la nieve. Que cada vez se tenía más de sangre, nunca pensé que el cuerpo humano pudiera perder tantos litros, en minutos. En ese mismo instante, muchas personas comenzaron a bajar del aerodeslizador: doctores, enfermeras, agentes de la Paz, y el que nunca faltaba, el vigilante jefe. El mismísimo príncipe del infierno en carne y hueso.

Los del departamento de la salud rápidamente se acercaron a mí, me subieron a una camilla y comenzaron a colocarme distintas cosas. Unos sueros, cosas de esas. Debo admitir que ni si quiera sentí nada de dolor. Mis ojos solo estaban posicionados en el vigilante. Tenía unas ganas de lanzarme contra él, de darme el lujo de matarlo. Pero lastimosamente no podía. En cuanto terminaron de colocarme las cosas, me subieron al aerodeslizador. También me taparon con varias mantas, que poco a poco comenzaron a calentar mi cuerpo.

𝐃𝐄𝐑𝐈𝐕𝐄| 𝐅𝐢𝐧𝐧𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐝𝐚𝐢𝐫Where stories live. Discover now