6

5.7K 557 126
                                    

WOUNDS

 La vuelta al distrito trece fue silenciosa, todos estábamos muy apenados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 La vuelta al distrito trece fue silenciosa, todos estábamos muy apenados. Ninguno tenía las palabras suficientes para explicar lo que había sucedido en el ocho, porque, en pequeños minutos, todo se había jodido. Íbamos tan bien, esa gente estaba muy esperanzada. Ellos confiaban en nosotros, y nosotros no pudimos protegerlos. Creo que eso era lo que más me dolía, no poder haber hecho nada. Sé que lo intenté, pero a la vez sé que podría haber dado de mi. Tal vez en este momento todas esas personas estuvieran vivas. Cada mujer, niño y hombre. Pequeñas lagrimas silenciosas se escaparon de mis ojos al hundirme en estos pensamientos. La quemadura de mi mano ni me importaba, a este punto nada lo hacía.

Lo único que deseaba era regresar al pasado, y que nunca hubiera salido cosechado. O tal vez eso, hubiera preferido morir en la arena. Ahora no tendría que pasar por todo esto. No sería obligada estar aquí, no sabría las verdades que poco a poco me estaban destruyendo. Creo que esto era mucho para una sola persona, siento una carga inmensa, y eso que recién son los primeros días aquí. Por lo que vi hoy, muchas personas tienen fe en mi. Pero lastimosamente yo no, no me veo capacitada para esta misión. Mejor dicho, no estoy capacitada mental ni físicamente para la guerra que se aproxima. Estos últimos años me volví muy inestable, Snow me volvió más débil de lo que ya era. Tengo miedo de lo que pueda hacerle a los demás, a mí no tanto. Porque ahora él tiene la ventaja de que la gente que me importa esté capturada. Sabe que el dolor será multiplicado al cien si lo causa en una persona que yo amo.

Cuando llegamos al distrito trece, Plutarch nos recibió. Ni si quiera preguntó que era lo que había pasado, él ya lo sabía. A pesar de que se lo habían informado, ya le habían pasado la grabación que se había hecho allí.

—La presidenta los espera—informó el ex-vigilante

Al escuchar eso, casi todos fueron cambiando hacia donde estaba el auditorio. Todos menos yo, no iba a ir con ellos. Plutarch al notar que no imitaba a los demás, se acercó.

—¿Sucede algo?

—Sí.

Él me miró, esperando que hablara.

—Estoy cansada de seguir sus putas ordenes—hice una pausa, y continué—Búsquense a alguien más que los acompañé.

Relamió sus labios.

—Lea...—murmuró, hasta que yo lo interrumpí

—Lea nada, me bajo de este tren.

Y sin decir nada más, comencé a caminar hacia donde estaba el compartimento. Iba a continuar, pero él habló.

—¿Tomaste tus pastillas?—al escucharlo, me di la vuelta. Mi ceño se frunció

—No te incumbe lo que haga con mi vida.

—El doctor dijo que te puedes alterar.

Eso fue la última gota que colmó el vaso.

—Con pastillas o sin sé qué miles de personas han muerto. Y eso nadie lo va a cambiar—mi tono fue seco

𝐃𝐄𝐑𝐈𝐕𝐄| 𝐅𝐢𝐧𝐧𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐝𝐚𝐢𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora