20

8.9K 889 143
                                    

SECRETS.

No nos quedaba de otra que volver a nuestro distrito, ya no había tributos. Lo que significaba que para nosotras: los juegos ya habían terminado. Debo admitir que me sentí mal por la muerte del pequeño Jason. Pero de ahora en adelante debo aprender a no encariñarme, y si es posible, hacerme indiferente. Imaginar a esto cómo algo más, bueno, no tan así. Porque nunca sería normal enviar a niños a matarse adentro de un campo de batalla, obligarlos, mejor dicho.
Siendo sincera, no tenía ganas de regresar a casa. Porque muy por dentro, sabía que la misma rutina aburrida comenzaría otra vez. Quería cambiar un poco, y creo que me lo merecía. Por eso tuve la brillante idea de ir con Finnick. ¿Cómo? Pensarán, bueno, a continuación explicaré el plan más loco que pude elaborar en menos de diez minutos.

Sabía que Finnick estaba siendo obligado a prostituirse, desgraciadamente, nunca pude hacer nada. Y bueno, él tampoco me lo permitió. Odair creía que me ponía en peligro si yo intervenía, pero yo no opinaba eso. Siempre corríamos peligro, nuestra vida dependía de Snow. Gracias a ese individuo tampoco pude visitarlo en sus días en el Capitolio. Pero hoy, eso había cambiado.

Mi idea era magnífica, consistía en infiltrarme. Y así poder llegar a Finnick. Sonaba sencillo, pero de igual manera no creo que lo sea. No sé si me dejarían acceder a él tan fácilmente, más, sabiendo quién era yo.

Mi mente estuvo pensado varios minutos, hasta que por fin, mi pequeña lamparita me iluminó: no podía entrar siendo Lea Sprintkount, pero qué tal si era alguien más. Tal vez, una capitolina. Con un poco de maquillaje y un cambio de look estoy segura de que no me reconocerán. El maquillaje aquí era mágico, te convertía en cualquier cosa.

Así fue como estuve planeando mi encuentro con Finnick, solo faltaba un factor, y era el más importante, lo que usaría. No había traído más que tres vestidos, que ya los había usado. Necesitaba algo más, bueno, a alguien más. Y esa persona era la mismísima: Kenny. Estaba segura de que ella me prestaría sus cosas.

Cuando ya estaba cocinado, decidí contarle a Mags. Digamos que la idea le gustó, pero se negó rotundamente. Algo que se me hizo raro, ella tenía muchas ganas de ver a Finnick.

Kenny aún estaba en la sede, así que no fue tan difícil encontrarla. Su cabellera color fucsia era muy llamativa desde lejos. Creo, que era la que más destacaba entre todos.

—Kenny—la llamé, suavemente

Ella estaba hablando con unos estilistas, pero cuando me escucho, se dió la vuelta. Un poco de sorpresa se había reflejado en su cara.

—Lea, ¿Qué pasó?—pregunto, acercándose a mí—¿Y Mags?

—Sé quedó con otros mentores...—mentí

Mags había decidido regresar al cuatro. Trate de convencerla a qué no lo haga, pero ahí ven el resultado. Cuando a Margaret se le metía algo en la cabeza, era muy difícil hacerla cambiar de opción. Era mujer mayor, me daba un poco de miedo que vuelva sola. Además, no sé si el otro vencedor estaría para acompañarla. Esas y más cosas estuvieron en mi cabeza. Estuve a punto de decidir que no haría esto, pero ella terminó convenciendo de que lo haga, y que la dejé ir. Supuestamente, me informaría cuando llegue al distrito cuatro, y si no era así, yo misma iría a buscarla.

—Ah—resopló—¿En qué puedo ayudarte?

—Temo decir que tengo una emergencia de moda. Quiero salir...ser un poco como ustedes, sentir la onda—murmuré, en su oído. Cómo si le estuviera contado mi secreto más grande—Pero no tengo nada que ponerme.

Al terminar mi declaración, ella sonrío. Creo que fue la sonrisa más grande que vi en mi vida. Antes de que ella misma dijera algo, me tomó del brazo, y obligó a seguirla.

𝐃𝐄𝐑𝐈𝐕𝐄| 𝐅𝐢𝐧𝐧𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐝𝐚𝐢𝐫Where stories live. Discover now