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La distanza non mi farà mai smettere di amarti ❤️

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La distanza non mi farà mai smettere di amarti ❤️

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Desperté con una sensación de opresión en el pecho, producto de un sueño espantoso, el peor que recuerdo haber tenido. Afortunadamente, al abrir los ojos, me di cuenta de que solo era eso, un sueño. Sin embargo, la luz me resultaba molesta, y al principio todo se veía borroso. Al palpar mi frente, noté un paño húmedo que me desconcertó. Con el ceño fruncido, ajusté la vista y descubrí a una chica de pelo negro ondulado sentada frente a mí, con una sonrisa enigmática en los labios. La incredulidad me invadió.

"Debe ser otro sueño", murmuré para mí mismo, aunque la chica me escuchó y soltó una risita burlona. En ese momento, apareció Shawn acompañado de un médico. Este último se acercó y se agachó a mi altura mientras yo me incorporaba y retiraba el paño de mi frente.


Tengo a Camila Cabello al frente mío.

- Despertó—pronunció ella. En ese momento, Shawn apareció por el marco de la puerta acompañado por un médico.

El médico se acercó y se agachó a mi altura mientras yo me incorporaba y retiraba el paño húmedo de mi frente.

- Muy bien— dijo mientras me colocaba el aparato para medirme la presión. —¿Cómo te llamas?—preguntó.
Otra vez las mismas preguntas.

- Martina— respondí, sintiéndome un poco incómoda con diez ojos observándome.
- Tienes la voz ronca. ¿Te duele?—, asentí. —¿Quieres contarme por qué la tienes así?—, preguntó, haciendo que me ruborizara.
- Ayer fui a un concierto—expliqué. Camila sonrió y miró a Shawn, quien la miró confundido.
Pobre, si supiera español.

- —Oh, qué genial—, comentó él. Asentí avergonzada. —¿Te divertiste?—, preguntó con amabilidad. Asentí tímidamente. —Bien, Martina, ¿cuántos años tienes?—
- Veintidós—respondí.
Él asintió con una sonrisa y retiró el aparato.
- ¿Alguien entiende español?—preguntó.
Camila levantó la mano.

- Yo—dijo ella con una sonrisa.
- Bueno, ha sufrido un trauma, pero lo superará en los próximos días. Tiene la presión baja, así que necesita consumir alimentos salados. Se le pasará. Además, debe beber mucha agua—explicó el doctor mientras yo bajaba la cabeza avergonzada. —La fiebre ya ha pasado. Solo necesita descansar, y mañana estará bien— añadió con una sonrisa. —Bien, he terminado mi trabajo—.
- —Gracias, doctor—expresó ella.

Camila y Shawn acompañaron al doctor hasta la puerta de la habitación.
Miré tímidamente mis manos y noté que aún llevaba puesta la chaqueta de Shawn. Sentí el impulso de escapar.

Shawn estaba con su novia, y yo había venido a arruinarlo todo.
Mendes se acercó y se sentó a mi lado mientras me sonreía.
- —¿Cómo te sientes?—me preguntó.
- Bien— respondí con una sonrisa. Y en la entrada de la sala, vi a Camila observándonos.
- —Hoy te quedarás aquí, ¿de acuerdo?—dijo mientras apoyaba su mano en mi hombro.
- —No quiero ser una molestia— murmuré avergonzada.
- —No estorbas, tonta—, bromeó mientras reía.
- —¿Quieres avisarle a alguien que estás bien?— preguntó Camila, volviéndose a sentar frente a mí.

Debería, pero ¿a quién?
- —Quizás a tu padre—, sugirió Shawn, como si hubiera leído mi mente.
- —No puedo—, admití.

Si llamo a mi papá y le digo que estoy bien, mis amigas irán a mi casa preocupadas preguntando si estoy bien, y habrá un desastre.

- —¿Qué tal a una amiga?—, propuso Camila.
En ese momento, la puerta se oyó y Judith fue a abrir. En segundos, apareció Jake.
Camila me entregó mi móvil y vi que tenía quince llamadas perdidas de Sofía y de las chicas. Suspiré y decidí llamar a Sofía.

- "¿Hola? ¿Martina?", se escuchó del otro lado de la llamada. "Si no ibas a venir, al menos avisa" dijo Sofía enfadada. "Nos tenías preocupadas. ¡Casi me vuelvo loca!".

- "Hola, Sofi. Perdón, es que me pasó algo. Pero ahora estoy bien", respondí con un suspiro, sintiendo la mirada de ocho ojos sobre mí. "Avísale a mi papá que estoy bien y con ustedes".
- "Martina, ¿qué sucede? ¿Dónde estás?", preguntó Sofía, preocupada.
- "Estoy bien, tonta. Solo avísale que estoy bien", respondí antes de cortar la llamada.
Observé a los presentes.
- —¿A dónde ibas cuando me saludaste?— me preguntó Shawn.
- —Es chistoso— respondí. —Mi amiga estaba afuera del hotel y venía para verlas— expliqué.
- —Disculpa— interrumpió Jake. —Pero por discreción y seguridad, necesito tu móvil— dijo seriamente.
- —Jake...—comenzó Shawn.
- —Oh, no hay problema—dije, apagando mi móvil y entregándoselo.
- —Está bien, descansa—me dijo Shawn mientras me abrazaba.
- —Mañana sin falta te lo devuelvo— añadió Jake con una sonrisa.
-—Fue un placer—dijo Camila.
- —El placer es mío— respondí, abrazándola antes de que salieran de la habitación.
Judith se acercó y se sentó a mi lado.

—¿Quieres cenar?— me preguntó Judith.
Negué con la cabeza.
—No, gracias— respondí con una sonrisa.
—Bueno, pero tienes que comer algo. Así que te trajimos unas papas fritas y una botella de agua. ¡Oh! Camila y Shawn te trajeron esto— dijo mientras desaparecía de la sala y luego regresaba con una bolsa.

—Lo eligió Camila. Me dijo que te dejara eso en claro— comentó, y volvimos a reír.
—Qué amables. Gracias, pero no debían—suspiré sintiéndome culpable.
—Ábrelo—me instó.

Abrí la bolsa y saqué un pijama de color rosa palido con rayas blancas.
—Es bonito— Ella sonríe —¿ Me puedo dar una ducha?—
- —¡Claro! La puerta está al final del pasillo—respondí con una sonrisa. —Puedes usar los productos si quieres, y también el secador de pelo. No hay problema en absoluto—.
- —Gracias— respondí antes de dirigirme al baño con el pijama.

Me di una ducha corta pero relajante, me sequé el cabello y me puse el pijama.
Si tuviera mi móvil, le agradecería a Camila por mensaje directo.

Con Judith "discutíamos", puse eso entre comillas porque no fue muy literalmente. Ella quería que yo durmiera en la cama, y yo no quería. Sería un poco incómodo. Le pedí por favor dormir en el sofá. Más allá de que sea un sofá, era bastante cómodo. Al final gané. Me comí las papas y ahora estaba acostada.

No puedo creer lo que estoy viviendo.








Conociéndote ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora