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Las palabras "mi mejor amiga" resonaban en mi cabeza mientras Camila chillaba de felicidad y aplaudía. Todavía estaba asombrada de que Shawn me hubiera llamado así. Era algo irreal.

— Hagamos un brindis — propuso Shawn, ofreciéndome una copa de champán. — Por todos nosotros. Gracias por estar aquí esta noche. Se los agradezco mucho. — Luego tomó la mano de Camila. — Estoy tan agradecido de tenerte otro año aquí conmigo. Gracias por ser mi ancla y apoyarme en todo. — Se escuchó un "Awww" de los invitados. — Gracias a mi familia, que me apoya con todo y locura. A mi hermana... — Aaliyah se sonrojó. — Que a pesar de ser una loca, histérica y odiosa — Todos rieron. — La amo, y soy el hermano más afortunado del mundo. Te quiero, Aaliyah, te quiero mucho. — Todos aplaudieron. — A tu novio... — Hizo una mueca. — Mentira, Jordan. Eres un gran tipo. Gracias por hacer feliz a mi hermana. — Hizo una pausa y continuó. — Y tengo que darle las gracias a una personita. La cual vino de muy lejos. La conozco hace poco, pero se volvió alguien a quien le tengo cariño. Está loca, y no la juzgo, pero también tiene un corazón puro y noble. Tenerla aquí fue algo muy loco, me tomó por sorpresa. Chicos, ella viene de Argentina. — Se oyeron gritos y me reí nerviosa. — Se tomó un avión para pasar este día conmigo. No sé muy bien el plan, pero sé que mi novia y mi hermana están involucradas, y no sé si Jordan también. — Los nombrados reímos. — Gracias por hacer que vengan. En serio. — Lo miré con ternura. — Mar, gracias por venir, esto significa mucho. Gracias por tomarte el tiempo y el atrevimiento de tomar un avión y viajar hasta aquí. Lo valoro mucho. — Mis lágrimas empezaron a hacerse notar. — Sabes que nos tienes a Mila y a mí para lo que sea. Y gracias a ti por siempre estar cuando necesitamos a alguien, en cualquier hora y momento. Tú siempre estás para nosotros. Gracias, gracias por ser mi mejor amiga. — Me abrazó.

— Gracias a ti por estar siempre con tu música cuando más lo necesitaba — dije cuando nos separamos y lo abrazaban.

Luego Camila vino a abrazarnos.

— Y bueno, gracias a todos por estar esta noche. Los aprecio mucho — dijo Shawn levantando su copa. — En mi cumpleaños deseo que todos estemos bien de salud, que todos juntos ayudemos a cambiar el medio ambiente, ayudar y donar para gente y niños que necesiten de nuestra ayuda, También quiero agradecer a mis fans, que soy lo que soy y estoy donde estoy con la música gracias a ellos. Y sin más para aburrirlos, ¡salud!

— ¡Salud! — respondimos todos, chocando nuestras copas, y al final todos aplaudieron.

Después del brindis, el DJ subió el volumen de la música y apagaron las luces. La fiesta había comenzado.

— Toma, te traje comida — gritó Shawn, dándome una bandeja con comida.

Sonreí y tomé la bandeja.

— Entonces... — dijo, sentándose a mi lado — Cuando te invité para que vinieras, ¿todo era un plan?

— ¿Ah?

— Sí, tonta. Yo te había invitado — se rió.

— Lo siento, no me acuerdo — reí.

— Me siento ofendido — dijo, poniendo una mano en su pecho.

Nos reímos y luego vi mis manos. Tenía su regalo.

Él observa la bolsa con curiosidad y luego vuelve a mirarme.

— Mar, no debiste...

— Solo ábrelo — lo interrumpí.

Él me sonríe y abre el regalo.

— No debiste comprarme nada — dice mientras saca el estuche. — ¿Qué es? — pregunta.

— Ábrelo — repito. — Espero que te guste. — Muerdo mi labio inferior, nerviosa.

Él abre el estuche y no dice nada.

— ¿Te gusta? — pregunto, sintiendo los nervios.

— Oh, Mar — dice él. — Es muy bonito. Gracias. — Me mira y sonrío orgullosa del regalo que le di. — Pero no podría aceptarlo — agrega.

— Debes — insisto.

— Ya te he dicho que no tienes que hacer esto para sorprendernos.

— Y yo te he dicho que no lo hago — lo observo. — Acéptalo, por favor.

Él sonríe y me abraza.

— Gracias — susurra.

— Gracias a ti.

— ¿Por qué? — me pregunta, confundido.

— Por dejarme ser parte de esto.

Él vuelve a abrazarme. Su colonia inunda mis fosas nasales. Huele delicioso.

La noche fue alocada y la pasamos súper bien.

Shawn me presentó a un conocido suyo que jugaba al hockey, no recuerdo bien en qué equipo. De todas formas, nos alejamos de la multitud para hablar. Era simpático. Vivía en California y era de ascendencia mexicana. Se llamaba Nathen. Rubio, ojos color miel, bastante alto y un poco robusto. Tenía dos hermanas. Me cayó muy bien, qué les puedo decir.

No podíamos charlar mucho, ya que Camila o Shawn se acercaban a chismear. Aun así, intercambiamos números.

La fiesta finalizó alrededor de las cinco de la mañana. Nathen fue gentil al llevarme hasta mi hotel. Fue un gesto muy amable de su parte.

Al llegar, nos despedimos y entré al hotel.




Conociéndote ~ SMWhere stories live. Discover now