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En la fiesta, respondí algunas preguntas de los periodistas antes de entrar con Shawn. Él me presentó a varios de sus amigos y fue una noche agradable.

Al día siguiente, Alice y yo hicimos algunas cosas juntas, y al anochecer me trajo un vestido de un diseñador del que no sabía nada. Me lo puse y me hice un recogido en el cabello.

De igual manera, fui con Shawn en el mismo vehículo. Él me ayudó a bajar y nos tomamos fotos juntos, caminamos por la alfombra roja juntos y en ningún momento se alejó de mí. También me presentó a gente, incluido su mánager. Después de unas horas, nos fuimos.

Al día siguiente, Alice me informó que no tenía nada en mi agenda hasta dentro de unas semanas, así que decidí irme unos días a Los Ángeles con Shawn.

Nos encontrábamos en el aeropuerto sentados esperando nuestro vuelo cuando noté de reojo que Shawn me estaba grabando.

—¿Qué haces?—me reí.

—Nada— sus mejillas se ruborizaron.

Negué riendo.

—¿Cuándo es la fiesta?— pregunté.

—Mañana— afirmó él. —Y no hace falta que te pongas un vestido, puedes ir cómoda—asentí.

Agarramos nuestras cosas y subimos al vuelo.

Unas horas más tarde ya nos encontrábamos en Los Ángeles. Fuimos hasta su departamento y me dirigí al cuarto que me correspondía.

—¿Quieres ir a comer? —asentí.

—Suena genial. —me levanté de mi lugar y salimos del departamento, notando cómo los fotógrafos comenzaban a seguirnos y hacernos preguntas. Esta vez, ambos respondimos.

Fuimos a almorzar y luego dimos un paseo, explorando varios lugares. En un momento, Shawn empezó a sacarme fotos.

—Sácate una encima de la camioneta —dijo él.

—¿Qué? No —lo miré horrorizada— No tiene nada de malo.

—Está bien, pero ayúdame —dije, y él asintió.

Me subí al techo del vehículo mientras él tomaba las fotos.

—Creo que soy buen fotógrafo —dijo orgulloso de las fotos.

—¿Escondes otro talento? —Hizo una mueca pensativa. —Qué tonto eres —me reí— ¿Vamos?

—¿Tienes hambre? —preguntó.

—Sí —contesté.

—Vayamos por una pizza, ¿te parece? —Asentí.

Noté cómo agarraba sus cosas y se subía a la camioneta.

—Oye, Shawn —dije al darme cuenta de que me dejó aquí arriba — ¡Shawn, bájame de aquí! —Oí su carcajada.

—Lo lamento, fue solo una pequeña broma. —Se bajó aún riéndose y me agarró de la cintura para ayudarme a bajar.

—¿Quieres darme un paro cardíaco? —Lo miré mal.

—Perdón, Tina —besó mi frente— Ahora sube —hice caso.

Cuando ambos estábamos arriba, se dirigió a una pizzería y compró dos cajas de pizzas, que comeríamos en su casa viendo unas películas.













Conociéndote ~ SMWhere stories live. Discover now