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Me levanté temprano para hacerle el desayuno a estos niños. Shawn se encontraba en el sofá viendo la televisión, aunque no entiende nada, y Aaliyah estaba dándose una ducha. Coloqué la cafetera y preparé huevos revueltos con tostadas de jamón y queso.

Tomé mi taza de té y fui hasta la entrada para ver si me habían dejado la correspondencia. Recogí los sobres del suelo y levanté la vista. Había estacionado un auto con un moño arriba en la puerta de mi casa. Estaba perpleja. ¿Se habrán equivocado de dirección?

—¡¿Qué rayos?! — Susurré, confundida.

Miré a mi alrededor y me acerqué lentamente al vehículo. Había una tarjeta en el parabrisas, y no quise abrirla.

Pero soy la persona más curiosa del mundo. Agarré el sobre y lo abrí.

—¿Tina? —Me sobresalté. Shawn estaba en la entrada, mirando la escena confundido.

—Me asustaste. —Puse mi mano en el pecho.

—¿Y este auto? —Preguntó curioso.

—No sé, eso me pregunto yo. —Abrí el sobre y leí lo que decía.

¡Feliz año nuevo, hija! Aunque no lo hayamos pasado juntos, te tuve en todo momento en mi corazón. Hace bastante tiempo que tenía este obsequio para ti, pero no tuve oportunidad de dártelo sin que te des cuenta. Sin embargo, se dio la posibilidad de dejártelo en la puerta ahora que estás fuera del país. Espero que lo disfrutes mucho. Además, me alegra sinceramente que ya no uses mi auto. Maneja con cuidado y no hagas multas, porque yo no las pagaré. Te quiero mucho. Nos vemos en unas semanas.

—Esto es un chiste —dije anonadada.

—¿Qué pasa? —preguntó Shawn.

—¡El auto es mío! —exclamé emocionada, derramando el té.

—Está bien, Tina, cálmate —dijo Shawn, agarrando mi taza de té—. Me alegro por ti, cariño.

—Gracias —respondí abrazándolo.

—¡Se están quemando los huevos! —gritó Aaliyah.

Mendes y yo corrimos dentro de la casa.

Vi todo un humo por toda la casa y apagué la hornalla. ¡Joder!

—Qué desastre —dijo Mendes acompañado de una carcajada.

Lo fulminé con la mirada y volví a hacer el desayuno.

Y finalmente, desayunamos. Aaliyah me contó los lugares que le gustaría visitar, así que después de desayunar, nos preparamos y salimos a dar un paseo por Buenos Aires para que nuestra querida Aaliyah conociera mi país.

Antes que nada, había llamado a mi papá para agradecerle por el regalo tan sorprendente que me hizo.

Shawn le quitó el lazo al auto y nos subimos. Él se sentó en el asiento del copiloto y Aaliyah en la parte trasera. Conectó su teléfono móvil y puso una lista de reproducción.

Comencé a conducir hacia el centro mientras la música sonaba de fondo.

Al llegar, estacioné y salimos del auto.


—Manejas bastante bien —dice Shawn.

—Soy una crack, lo sé —él se ríe.

Comenzamos nuestra caminata, sabiendo que íbamos a recorrer bastante.

Visitamos museos, almorzamos en un restaurante, paseamos por parques y vimos lo más típico de aquí. Aaliyah estaba emocionada con cada rincón. No paraba de sacarse fotos en todos lados.

Al llegar al obelisco, se tomó unas ochocientas fotos. Se veía emocionada, y eso me agradaba.

Al final del día, cenamos en un restaurante y comimos asado.

—Mañana podríamos hacer un día de chicas —dije y ella asintió con emoción.

—¿Qué sugieres? —preguntó ella con entusiasmo.

—Ir a la peluquería juntas y luego a un spa. ¿Te gusta la idea?

—Me fascina —reímos.

—Bueno, ustedes tendrán su día de chicas y yo iré al gimnasio —dice Shawn.

—Oh, hay un gimnasio cerca de casa.

—Genial —dice él.











Conociéndote ~ SMNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ