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— ¡Ya despierta, idiota! — Sentí un almohadazo en mi rostro.

— ¡¿Qué?! — Me levanté de golpe y mis piernas se enredaron con la sábana, haciendo que cayera.

Se oyó una carcajada.

— Te ves muy graciosa — Volvió a reír — ¿Por qué no lo grabé?

Nunca te odié tanto, Sofía.

— ¿Qué quieres? — Dije adolorida por el golpe — ¿Y cómo entraste?

— Bueno, gruñona, cálmate — Se acomodó la ropa — Tu papá me dejó pasar, prometiste acompañarme a comprar el vestido beige.

— Oh, es cierto — Suspiré — Me alisto y vamos.

— Está bien — Dijo ella.

Agarré mi móvil para escuchar música mientras me bañaba. Ella se sentó en mi cama y se perdió en su móvil.

Después de ducharme, me quedé en bata. Empecé a plancharme el pelo y a maquillarme, pero justo mi móvil dejó de producir música. Era una videollamada entrante.

Maldita sea, no ahora.

Quise cortar, pero apreté el botón de aceptar.

— ¡Holaaaaa! — Dijo él con mucha energía.

Me puse nerviosa y le hice señas para que se callara.

— ¿Te ha comido la lengua los ratones? — Dijo confuso, mientras yo me ponía histérica.

— Cállate — Susurré — Mi amiga está en mi habitación y apreté el botón sin querer. — Le susurré.

Él se rió y se tapó la boca.

— Lo siento, pero necesito tu ayuda — Susurró.

— Okey, espera. — Tapé el móvil y salí afuera. — Oye, ¿me preparas un café? — Le pedí a Sofía, quien me miró curiosa.

— Creí que íbamos a desayunar por ahí.

— Sí, pero por favor, necesito despertarme bien — Ella rodó los ojos y se levantó — En cinco minutos te quiero abajo — Y salió de la habitación.

Cerré la puerta del baño y volví a hablar con Shawn, quien estaba comiendo una fruta y observaba atento.

— Bueno, tengo cinco minutos. ¿Qué pasa? — Pregunté mientras empezaba a maquillarme.

— Se acerca el cumpleaños de Camila — Se mordió una uña — No sé qué puedo hacerle.

¿Y se supone que yo sepa?

— No quiero llevarla a cenar solamente — Suspiró frustrado.

— Pero ella... ¿Para su cumpleaños no estará de gira en París? — Pregunté confundida, mientras me aplicaba un poco de contorno.

— ¡Ohh, es cierto! — Se agarró la cabeza frustrado. Siempre metiendo la pata yo.

— Es en dos semanas — Dije pensando — Lo que puedes hacer es sorprenderla — Hablaba mientras me colocaba el rubor — Va, si es que no estás ocupado — Sonreí.

— ¿Por qué te maquillas? Eres bonita — Ay, Dios, casi me da un infarto — Y no, no estaré ocupado. — Mordió su fruta.

— Entonces, puedes llevarle unas flores, girasoles, por supuesto, chocolates, y como va a estar en París, la puedes llevar a los parques Disney. ¡Ella los ama! Y después cenar en la Torre Eiffel — Dije mientras me colocaba la máscara de pestañas. Miré la pantalla y él solo me observaba. — Eeeehhh, ya sé, es muy exagerado todo, además, súper costoso. ¿Sabes? No me importa... — Él me interrumpió.

— ¡No, tranquila! Me gusta la idea — Dijo emocionado — ¡Gracias, Mar! — Dijo feliz. Me sentí orgullosa, para qué mentirles — Ya voy a preparar y organizar todo, viajaré dos días con anticipación. Espero que funcione — Rió — Y necesito que seas mi cómplice.

— ¿Ah? ¿Yo? — Dije — ¿Para qué? — Pregunté curiosa.

— Luego te diré — Me guiñó el ojo.

— Bueno, bueno, me tengo que ir. Luego hablamos — Mandé besos — Te quiero.

— Te quiero, gracias, Mar — Sonrió, y finalizamos la llamada.

(**)

— Gracias por acompañarme — Dijo Sofía, mientras tomaba un sorbo de su licuado.

Luego de ir a por su vestido, fuimos a almorzar.

— De nada, para eso somos amigas — Sonreí, tomando un sorbo de mi jugo de naranja exprimido.

— Entonces... — Hizo una pausa — ¿Con quién era, que hablabas en el baño?





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