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Me encontraba sentada en el apacible jardín trasero de la casa de Shawn, disfrutando del agradable día. Había empezado la mañana temprano, compartiendo el desayuno con Karen mientras charlábamos animadamente. Ella me comentó que su esposo se había marchado a trabajar. Después de ayudarla con algunas tareas domésticas, me instalé en el jardín trasero con mi novela, sumergiéndome en su cautivadora trama.

De repente, fui sacada de mi lectura por el sonido de mi móvil, que anunciaba una notificación. Al revisarla, descubrí que era Nathen, invitándome a salir. Mis mejillas se encendieron de emoción ante la sorpresa y la alegría de la invitación. Sin embargo, rápidamente recordé que me encontraba en la casa de Shawn y que no podía simplemente salir así como así. Suspiré con resignación y deslicé mi dedo sobre la pantalla para descartar la notificación.

En ese momento, la mamá de Shawn se acercó con una bandeja en la mano, interrumpiendo mis pensamientos.

- A veces, la lectura abre el apetito, ¿verdad? -me dijo, con una sonrisa mientras me ofrecía unos sándwiches y un zumo de naranja.

- Muchas gracias, Karen -respondí, devolviéndole la sonrisa-. ¿Las chicas no han bajado aún a desayunar? -pregunté, notando su ausencia.

- Shawn llevó el desayuno a Camila antes de irse, y hace un rato le llevé a Aaliyah -explicó Karen, señalando que Shawn no estaba en casa.

- Oh, entiendo -asentí.

- Bueno, cariño, me iré a preparar el almuerzo -me dijo, guiñándome un ojo antes de desaparecer dentro de la casa.

Decidí retomar mi lectura, pero la invitación de Nathen seguía rondando mis pensamientos. Suspiré, lamentando la situación que me impedía aceptarla con facilidad. De repente, empecé a sentir un ligero dolor de cabeza y un malestar en los ojos. Me llevé la mano a la frente con una mueca de molestia.

- ¿Te sientes bien, Tina? - La voz de Shawn me hizo saltar.

- Casi me da un infarto - Toqué mi pecho, y él se rió.

- Buenos días, Tina - se acercó.

- Buenos días, Shawn - Le sonreí mientras comenzaba a masajear mi sien con movimientos circulares.

- ¿Estás segura de que estás bien? - preguntó, y asentí. - No parece que estés bien - Se sentó junto a mí en el suelo, cruzando las piernas.

Tomé un sorbo del zumo que me había traído Karen.

- No es nada, solo es un dolor de cabeza - Respondí.

- Entonces deberías dejar de leer un rato ese libro - me miró fijamente-. Estás demasiado metida en las páginas. Necesitas descansar la vista - Rodé los ojos ante su comentario.

- Está bien - bufé.

Él rió y me abrazó antes de besarme la frente.

- Me voy a dar una ducha. Nos vemos en el almuerzo - anunció antes de marcharse.

Asentí y comencé a leer mientras disfrutaba del emparedado. Una vez que terminé, recogí mis cosas y las llevé adentro. Luego, fui a la cocina y encontré a Karen cocinando, el aroma era delicioso.

- ¿Necesitas ayuda? - le ofrecí.

- Oh, no, cariño. Estoy bien - me dijo, mientras me entregaba un vaso de agua y una pastilla en la otra mano.

- No era necesario, Karen - protesté, pero insistió y terminé tomando la pastilla.

En ese momento, apareció Camila por el marco de la puerta, luciendo un vestido largo azul con bordados dorados y su cabello suelto y rebelde.

Conociéndote ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora