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Desperté con un fuerte dolor de cabeza y noté que Nathen salía de la ducha, solo con una toalla enrollada en su cintura.

—Qué linda forma de despertarme —sonreí.

—Buenas tardes, mi niña pícara —dijo, dándome un beso en la frente.

—¿Buenas tardes? —dije confundida. Él asintió.

—Son las cinco de la tarde —me informó. Lo miré sorprendida.

—Ve a darte una ducha. Yo pediré algo para merendar —asentí—. Esta noche saldremos, cariño —añadió.

—¿A dónde? —pregunté curiosa. Él se rió.

—Sorpresa —dijo, así que sin más, fui a darme una ducha.

Al entrar en la ducha, mi cabeza se inundó de recuerdos. Volví a recordar el beso con Shawn, y aunque pareciera mal, estaba muy feliz. Rozaba mis dedos en mi labio, recordando su tacto delicado, suave y húmedo, su beso torpe pero apasionado. Pero sabía que no estaba bien, no podía hacerle esto a Camila. ¡Camila es mi amiga!

Frustrada, cerré la llave de la ducha y me envolví en una toalla. Me vestí y salí del baño.

—Linda, ya trajeron la merienda—dijo señalando el carro que había traído el servicio de habitaciones. Sonreí.

Había porciones de cheesecake y tortas. Hice un puchero al darme cuenta de que no había donuts.

Shawn habría sabido, habría pedido donuts en lugar de esto, pensé, pero moví la cabeza para ignorar esos pensamientos y me concentré en merendar tranquila.

Después de merendar, vimos una película con Nathen. En un momento, él miró la hora.

—Cariño, ¿te quieres ir preparando? —me dijo.

—¿Para qué? —pregunté confundida. Él se rió.

—Para la sorpresa, cariño. ¡Ay, la sorpresa!

—Claro, en un momento —sonreí.

—Ponte muy guapa, bueno... ya lo eres —me sonrojé.

Fui hasta mi maleta y busqué un vestido negro de seda ajustado. Luego entré al baño, me cambié, me peiné y maquillé. Después de unos cuarenta y cinco minutos, estaba lista.

Al salir, él estaba sentado en el borde de la cama esperándome. Al verme, sonrió.

—Ya estoy lista —sonreí.

—Estás muy guapa —dijo él.

—Gracias —respondí con una sonrisa. Me puse los zapatos, agarré mi bolso y mis pertenencias, y él me extendió mi chaqueta.

Al salir del hotel, tomamos un taxi.

—¿Te encuentras bien? —pregunté, confundida.

—Sí, ¿por qué lo preguntas, cariño? —respondió él con una carcajada exagerada.

Encogí los hombros, restándole importancia.

Al llegar al restaurante, preguntó por la reserva que había hecho y, luego de unos minutos, ya estábamos sentados en nuestros respectivos lugares.

—Nathen, es un bonito lugar —dije, embobada.

—No tanto como tú —mordió su labio inferior.

—¿Esta es tu sorpresa? —pregunté, y él asintió.

—Bueno, parte de ella —respondió.

—Te amo mucho —confesé—. Pero no tienes que hacer este tipo de cosas, con que vayamos a cenar a un McDonald's, me conformo —añadí.

Conociéndote ~ SMWhere stories live. Discover now