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Las cosas con Shawn ayer se habían vuelto extrañas, o tal vez solo era mi imaginación. En fin, Shawn fue al gimnasio en mi auto, así que me encontraba sola en casa con Aaliyah, quien aún dormía. Estaba esperando a alguien que se estaba tardando demasiado.

El teléfono de la entrada del barrio privado sonó y me apresuré a contestar.

— ¿Sí? — Respondí.

— ¿Señorita Martina? — Dijo un hombre al otro lado de la línea.

— Sí, soy yo.

— Bien, vino una señorita a visitarla, su nombre es Sofía Rematozzoti.

— Sí, la estaba esperando. — Sonreí.

— Perfecto, la llevaremos hasta su casa.

Corté la llamada y caminé hasta la cocina, donde Aaliyah ya estaba despierta.

— Buenos días. — Sonreí.

— Hola, Mar. — Bostezó. — ¿Cómo estás?

— Bien, ¿y tú? — Me dirigí hacia la cocina.

— Bien. — Sonrió y se sentó en un taburete.

— Hoy me desperté con ganas de hacer algunas recetas. — Dije mientras abría el refrigerador y sacaba lo que había preparado. — Aquí tienes panqueques, chocotorta y aquí... — Saqué un plato envuelto en papel aluminio. — Hay hot cakes sin gluten, ya sabes por quien. — Hice referencia a Shawn, que no puede comer gluten. Ella se rió.

— Se ven deliciosos. — Dijo ella.

— ¿Quieres café o té? — La miré con dudas.

— Un café. — Sonrió.

Asentí y puse la cafetera. En ese momento, el timbre sonó, y fui hacia la entrada para abrir la puerta.

—Lo que me costó llegar aquí. ¿Un poquito más lejos, no podías mudarte? —Habló sarcásticamente.

—Ven, pasa. —La tomé de la mano y entró.

—¡Pero mírate! Tu casa es gigante. —Dijo— En verdad es enorme. —Me reí.

—¿Cómo has estado, tanto tiempo? —Le pregunté mientras colgaba sus cosas.

—Súper, ¿y tú, cómo la pasaste en Canadá con la familia de Shawn?

—Estuvo interesante. —Sonreí.

—Me imagino que ha estado interesante, si volviste con novio y todo —Se rió.

Rodé mis ojos divertida.

—Ven, justo estaba por desayunar. ¿Tomamos mate? —Pregunté— Hace mil años que no tomo mate.

—Sí, claro. —Dijo ella— Desde que empezaste a juntarte con gringos, se te empezó a pegar la costumbre de allá —Rodó sus ojos— Por cierto, qué raro que no te quedaste allá de vacaciones.

—¿Con el frío que hacía? Ni loca. —La miré horrorizada.

—Qué exagerada.

—Si tanto decís que soy exagerada, anda vos y comprobalo. —La miré divertida.

—Bueno, espera que me haga amiga de Justin Bieber, y te diré. —Di una sonora carcajada.

Entramos a la cocina y allí estaba Aaliyah preparando el desayuno.

—Sofía, te presento a Aaliyah. —Sonreí porque Sofía quedó muda.

—Te odio tanto —Susurró Sofía.

—Aaliy, te presento a Sofía, una amiga. —Aaliyah sonrió.

—Hola, un placer. —Aaliyah la saludó con una sonrisa.

—No entiendo nada. —Sofía sonrió nerviosa.

—¿Qué le sucede? —Me susurró Aaliyah.

—No sabe inglés. —Aaliyah asintió.

Sofía se sentó, callada, observando todo.

—¿Qué es eso? —Preguntó Aaliyah.

—Es una bebida caliente que tomamos los argentinos, se llama mate.

—¿Puedo probar? —Dijo ella.

—¡Claro! Pero se comparte. —Expliqué— Es decir, yo hago el mate y con esto —Señalé el recipiente— lo llenas de agua caliente, y tomo yo. Cuando lo termine, lo vuelvo a llenar y toma ella, y así.

—¡Oh, cool! —Exclamó ella.

—Ponemos el mate con yerba arriba, y luego le agregamos un poco de azúcar. —Ella miraba atenta todos mis movimientos— Y por último, le agregamos agua caliente. —Dije mientras colocaba el agua en el mate y se lo extendía.

Ella lo agarró con un poco de temor y tomó. Se quedó pensativa y luego tomó de nuevo.

—Al principio es amargo y luego le sientes lo dulce, está bueno. —Dijo.

—Me alegra. —Respondí.

Comencé a hablar en español/Inglés para que ambas chicas me entendieran. Sofía se cortó un pedazo de chocotorta y comía mientras prestaba atención.

La puerta de entrada se escuchó abrirse y luego cerrarse. Miré la hora en el reloj que estaba colgado y marcaba las once de la mañana. Eso significaba una cosa.

—Buenos días. —Apareció Shawn en nuestro campo de visión. Sofía quedó quieta, tanto que parecía una estatua, bajó con lentitud su cuchara y se quedó observando su postre.

—¡Hey! —Dijo su hermana— ¿Qué traes ahí? —Preguntó con curiosidad.

—Donuts. —Me miró y me sonrojé.

—Ella es Sofía. —Dije presentándola.

—Perra. —Susurró ella.

—Sí, me acuerdo de ella. —Dijo él— ¿Cómo estás? —Añadió dirigiéndose a Sofía.

—Shawn, aún no sabe hablar inglés. —Shawn me miró con cara de "¿Me estás jodiendo que aún no sabe?".

—Hola. —Dijo ella. Shawn sonrió.

La situación estaba incómoda, así que le ofrecí un mate a Sofía.

—Oye, ahí tienes comida. —Le dije a Shawn. Él dio la vuelta y se puso a mi lado, ojeando lo que había sobre la mesada.

—¡Preparaste chocotorta! —Exclamó felizmente.

—¡Ay, mi vida, cómo pronuncia chocotorta! —Dijo Sofía, a punto de desmayarse.

—¿Qué dijo? —Preguntó Shawn confundido.

—Que está rica y que pruebes. —Respondí nerviosa.

—¿Me haces un café, Tina? —Asentí, puse la cafetera y le serví café caliente. Vi que él se sentaba en la esquina de la isla, en un costado de Sofía, y noté cómo ella se estaba muriendo.

Shawn se sirvió una porción de chocotorta, se agarró un hot cake y dos rollitos de panqueques.

—¿Te comerás todo eso? —Preguntó su hermana. Él asintió.

—Acabas de venir del gimnasio. —Comenté yo.

—¿Y? —Respondió con la boca llena. La comisura de su labio tenía un poco de dulce de leche. Observé a Sofía, quien inhalaba y exhalaba nerviosamente.

—Bien... ¿Qué iba a decirte, Sofía? —Le pregunté.

—Ah... —Respondió ella, no muy convencida de responderme.

—Sofi... —Fruncí el ceño confundida. Serví un mate y la observé con el ceño fruncido aún. Ella solo miraba su plato medio vacío.

—¿Por qué ambas toman del mismo mate ese? —Preguntó Shawn.

—Porque así se toma. —Respondí yo, y lo observé— Es algo típico de acá. —Di otro sorbo al mate.

—Estoy embarazada.

Me atraganté con la bombilla.













Conociéndote ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora