¿Alguna vez has soñado con conocer a tu artista favorito? Eso es lo que le sucedió a Martina; ella adoraba a Shawn Mendes y, como el sueño de toda fanática, lo conoció. Pero todo dio un giro inesperado.
Hay cosas que valen la pena esperar,
cosas que...
-Sí que puedo. Soy tu representante, lo firmaste en el contrato que hiciste con el señor Klein. -chasqué la lengua.
-En unos días es el cumpleaños de mi novio. -dije- No puedo faltar a su cumpleaños por una gala. -ella rió.
-Tranquila, linda. Lo que menos quiero es hacerte eso. Bueno, luego pásame las fechas importantes y las agregaré a tu agenda. -Sonrió.
-Está bien.
-Cariño, lo que menos quiero es llevarme mal contigo. Quiero que sepas que, aunque sea tu mánager, quiero que me veas como tu amiga.
-Lamento cómo te traté. -suspiré- Tienes razón, Alice. Disculpa mi estupidez. -ella se rió- Oye... ¿y él sabe? ¿Sabe que vamos juntos a esa gala? -ella negó.
-No, se lo van a informar en unos días. -asentí- Bueno, Mar, fue un placer y seguimos en contacto.
Salí de la habitación y bajé las escaleras, dirigiéndome a la cocina.
Esto no me estaba gustando. Nunca pasó por mi cabeza tener un mánager. No me gusta que la gente me controle o me diga qué tengo que hacer. Me gusta ser independiente.
Y tampoco me gusta la idea de ir a una gala con Shawn, sabiendo que ambos estamos distanciados, aunque nadie lo sabe.
Me molestaría aún más si resulta ser el mismo día que el cumpleaños de Nathen, porque no pienso ir a esa estúpida gala. No me importa dejar plantado a Shawn, seguro que él haría lo mismo.
Bufé.
- Mar -me sobresalté al escuchar mi nombre y vi a Sofía parada detrás de mí.
- Me asustaste -dije mientras me tocaba el pecho. Ella se rió.
- Te llamé varias veces, pero no me escuchabas -hizo una mueca- ¿Hablaste con tus cuñadas? -Asentí.
- Sí, ya tenemos planeada la fiesta sorpresa. Todo corre por mi cuenta -dije feliz.
- ¿A qué te refieres? -preguntó ella.
- La fiesta sorpresa, la estoy organizando yo.
- ¿Tú pagas todo? -asentí- Wow.
- Sí, les haré una transferencia bancaria para que ellas alquilen el salón y se encarguen de la preparación -ella me miró asombrada-. Obviamente, me enviarán opciones de salones y decoración para que yo también pueda elegir -ella asintió.