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Seis meses después. 

— ... Y así pasó todo... no sé qué... ¿Me estás escuchando? — Sofía pasó su mano por mi cara.

— ¿Eh? — dije confundida. Ella me fulminó con la mirada — Sí, lo siento — Suspiré — Estabas contándome sobre el chico que conociste en la fiesta de disfraces.

— Te noto rara. ¿Estás bien? — me preguntó, sosteniendo mi mano.

¿Cómo podría estar bien cuando le estoy ocultando a mi amiga que he estado hablando con mi ídolo y su novia? Les prometí no contárselo a nadie, incluida Sofía.

— Sí, estoy bien — le sonreí.

— ¿Segura? — preguntó ella, no muy convencida.

Todo comenzó hace dos meses. Shawn Mendes me respondió a una historia que subí con un meme en inglés. Desde entonces, no hemos dejado de hablar. Nuestra primera videollamada fue un poco incómoda al principio, pero luego se volvió divertida. Estaba con Camila en un estudio. Habremos hablado unos quince minutos.

Con Shawn, nos volvimos más cercanos. Una noche, nos quedamos despiertos. Camila había empezado su gira y él estaba en su descanso. Así que ese día compartimos nuestras vidas, hasta lo más profundo. Gané su confianza. Y en los días que estaba libre, hacíamos videollamadas.

— ¿Me vas a acompañar? — me preguntó Sofía.

— ¿A dónde? — dije confundida.

— A comprarme el vestido beige.

— Ahh... — Mi móvil vibró.

Shawnmedes

¿Te parece videollamada en 1h? :)
Clase de guitarra 🎸💜

Sonreí al leer ese mensaje. Hoy comienza mi clase de guitarra con Mendes.

— ¿Eh? — dice Sofía.

— Perdón — hago una mueca — dentro de una hora empiezo mi clase de guitarra. Pero mañana, sin falta.

— ¿Clase de guitarra? No mencionaste nada sobre eso —dice indignada.

— Lo siento, empiezo hoy — mordí mi labio inferior — perdón, amiga.

— Sí, como sea. Ve — me dijo ella. — Mañana paso por tu casa — Asentí sonriendo, le di un beso en la mejilla y salí lo más rápido posible de esa cafetería.

Tomé un Uber hasta mi casa. Al llegar, pagué y salí del auto.

Ya en casa, corrí hasta mi cuarto ¡Y gracias a Dios! estaba ordenado. Respiré profundamente, estaba agitada; subir esas escaleras me mató.

Fui a la cocina por algo de tomar y para comer algo mientras hacíamos la videollamada.

Busqué la guitarra y la coloqué en la cama.

Mi móvil empezó a sonar y era él, haciendo la videollamada.

—— ¡Hola! — dije apenas contesté, esperando no verme horrible.

— ¿No te enseñaron a responder los mensajes? — dijo del otro lado de la llamada, mostrando su hermosa sonrisa. — ¡Hasta dudé si hacer la llamada! — reímos juntos.

— Lo siento. Estaba en la calle — hice una mueca — Shawn... Ya pasaron seis meses. Tranquilo.

— Sí, lo siento — tomó un poco de agua y luego hizo un sonido con la garganta — Bueno, niña. Hoy comienzas tus clases de guitarra — dijo y agarró su guitarra.

— Espera, espera. ¿Esto es gratis? O... — El soltó una carcajada sonora.

— Vamos, tonta. Agarra tu guitarra — hice lo que me pidió — Te voy a enseñar los acordes sencillos y los típicos. Luego vamos con algo más intenso — asentí.

Siento que voy a romper una cuerda. Soy demasiado bruta.

Llevamos media hora y al parecer él sigue entusiasmado con la clase. En cambio yo, me duelen los dedos.

— Shawn, ¿por qué tuviste que firmarlo justo aquí? — señalé la guitarra — No quiero que se borre — Suspiré frustrada. Él rió.

— ¿Cómo vas en la universidad? — me preguntó.

— Bien — sonreí — La semana entrante tengo que hacer una exposición — hice una mueca.

— ¿Sobre qué? — dijo él. No puedo creer la atención que me presta.

— Periodismo — hice una mueca.

— Bueno, estudia. Es tu futuro — dijo él.

— Suena como mi papá — hice una mueca extraña. Él rió — ¿Y tú cómo vas con la música?

— Excelente — sonrió — Pero no diré más. Sigues siendo fan y me gusta dejar a la gente con intriga.

— Eres un malvado — él me sacó la lengua — ¿Te encuentras en Los Ángeles? — Metí una papa en mi boca.

— No, ahora estoy en la casa de mis padres, en Canadá — asentí con la cabeza — ¡Oye! En mi clase no se puede comer.

— Lo siento, pero tu clase terminó cuando empezamos esta charla — él arrugó la nariz.

Hablamos unos quince minutos más y luego cortamos la llamada.

Guardé la guitarra y puse a cargar mi celular.

Fui a darme una ducha y al salir, tocaron la puerta de la habitación.

— Pase — dije, y mi papá se asomó.

— Hija, ¿vamos a cenar? — Asentí sonriendo.

— Me cambio y bajo — respondí, devolviéndole la sonrisa, y se fue.





Conociéndote ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora