Capítulo 7 {1 parte}

211 16 1
                                    


El viernes pasa volando y por suerte Sonya todavía no está en la escuela. Es un agradable respiro. Me tomo mi tiempo en la clase de arte, porque necesito hacer un buen trabajo en este proyecto y por supuesto, no quiero que el retrato de Niall se vea ridículo. Me pregunto si él incluso lo vería.

Esa tarde, camino a casa con una sonrisa en mi rostro. Cuando llevo unas tres cuadras desde la escuela, oigo el claxon de un auto. Me doy la vuelta y veo a Eric. Él baja su ventana.

—¿Quieres que te lleve?

—Umm, claro —respondo, vacilante.

—Entra —replica.

Me dirijo al lado del pasajero y abro la puerta. Cuando entro, veo a un tipo en la parte trasera.

—Oh, hola —tartamudeo.

—Alex, este es Jack. Jack, esta es Alex.

Jack asiente.

—He tenido algunas clases con ella. No me di cuenta que ustedes dos eran amigos.

—Bueno. —Eric se ríe incómodo—. Hemos estado hablando recientemente. Ella no vive tan lejos de mí, así que voy a darle un aventón.

—Como sea —dice Jack, encogiéndose de hombros—. Déjame en casa de Joanne.

Eric rueda sus ojos, pero Jack no lo ve.

—Así que, ¿dónde está Niall hoy?

—Trabajando —respondo—. Es mecánico y trabaja en motos.

—¿Quién trabaja en motos? —pregunta Jack.

Dándome la vuelta, digo:

—Mi amigo Niall. ¿Es, cómo lo llaman, una de esas personas que están muy interesadas en la mecánica de los vehículos, especialmente motocicletas y mejoran la aceleración?

Con una sonrisa, Jack dice:

—Sí. Eso es genial, si tu auto alguna vez tiene problemas.

—No tengo auto —murmuro—. Ni siquiera tengo mi licencia.

—¿Cuántos años tienes? —pregunta Jack, con una mirada de sorpresa en su rostro.

Cruzo los brazos.

—Dieciocho, pero mi mamá nunca me llevó a conseguirla. Niall me está enseñando, y escucha esto, quiere que consiga mi licencia de motociclista.

Hay una fracción de segundo de silencio, antes de que Eric grite.

—¡¿Qué?!

—Sí —digo—. Esa fue mi reacción, también.

—Una chica con licencia de motociclista, eso es TAN caliente. —Se ríe Jack—. Pero en serio... ¿una chica en una moto? ¡Eso es malditamente impresionante!

Algo frustrada, suspiro y golpeo mi frente.

—Probablemente no se rendirá hasta que lo haga, también. Apenas he aprendido a conducir un auto con cambios.

—¿Te enseñó a conducir un auto con cambios? —pregunta Eric.

—¡Sí, en un verdadero auto de poder! Soy tan afortunada de que no termináramos alrededor de un poste de luz. ¿Tienes alguna idea de cuánto poder tienen esas cosas? —exclamo con frustración.

Eso pareció captar la atención de Jack.

—¿En serio? ¿Qué tipo de auto?

—Uno anaranjado —respondo—. No recuerdo de qué tipo es. Lo que sí recuerdo es que es un 1967 algo u otro.

—Bueno, eso deja muchas opciones abiertas —gruñe Jack—. Necesitas encontrar más información. Me encantan los autos clásicos coches de poder.

Sacudiendo mi cabeza, digo:

—Está en perfectas condiciones y podría exhibirlo, pero no lo hace. Le preguntaré que es cuando lo vea mañana.

—¿Te vas a reunir con él mañana? —pregunta Eric, mirando por el rabillo de su ojo.

—Oh, sí, tengo práctica de manejo —replico—. Lo hice bastante bien para ser mi primera vez.

Jack asiente.

—Habría matado por aprender a conducir en un auto tan impresionante como ese. Aprendí en la camioneta de mi mamá, totalmente nada digno de mención en absoluto.

Ahora quiero sonreír, pero trato de no hacerlo.

—Estuvo bien. Es bueno que Niall tenga un auto rápido y una gran moto, pero hay mucho más de él —afirmo, mientras miro por la ventana—. Él es un gran chico.

—Realmente te gusta este tipo, ¿eh? —pregunta Jack.

Mis ojos miran a Eric. Él regresa mi mirada.

— Niall es una parte importante de mi vida. No sé lo que haría sin él.

—Eso es genial —contesta Jack.

—Así que, ¿ustedes dos son una pareja entonces? —pregunta Eric.

Sonrío y me río.

—Somos un par de chiflados. Eso es lo que somos.

—Amiga —exclama Jack—. Si vas a estar en ese auto mañana, tienes que llevarlo por donde trabajo. QUIERO ver lo que es.

Dándome la vuelta, sonrío.

—Y ¿dónde trabajas?

—La cafetería en Hickory. Sé que es al otro lado de la ciudad, pero lo juro que te daré café gratis si apareces.

—Creo que podemos conducir por ahí —respondo—. El apartamento de Niall es justo por allí.

Eso parece escandalizar a Eric.

—¿Tiene su propio apartamento?

—Uh, sí —replico—. Tiene veintiún años y no es del tipo de vivir con sus padres.

—¿De dónde es? No fue a nuestra escuela secundaria. —Eric me pregunta sospechosamente.

Después de pensarlo por un momento, lentamente contesto.

—Él es una persona muy reservada, así que no voy a compartir su información más allá de que es de Texas.

—Eso es un poco lejos —responde Eric.

—Mmmm —tarareo—. Así que, de todos modos, ¿cómo estuvo su día?

Jack gime.

—Tengo un ensayo de 12 páginas que entregar mañana en Literatura Inglesa.

—Ouch —digo—. ¿No deberías estar yendo a casa, entonces?

Guiñándome, Jack responde.

—Voy a conseguir ayuda.

—Apuesto a que sí. —Eric se ríe—. Bueno, aquí estamos. No sé por qué necesitabas que te llevara si sólo ibas a casa de Joanne.

Jack abre la puerta.

—Porque soy un adolescente y muy perezoso.

—Camino a casa todos los días —afirmo—. No todos los adolescentes son perezosos.

—¿Me estás diciendo que, si tuvieras un transporte a casa todos los días, no lo tomarías? —pregunta Jack.

Eso me hace fruncir el ceño.

—Buen punto.

Un resoplido sale como respuesta.

—Los veré más tarde. No te olvides de mañana Alex.

—No lo haré. ¡Prometiste café!

Él sonríe.

—Si consigues que me deje conducirlo, voy a darte café gratis de por vida.

—No creo que tenga tanto poder, pero ya veremos. —Me río.

—¡Adiós! —Jack ondea su mano y cierra la puerta.

Me doy vuelta y miro a Eric.

—Está bien, puedes dejarme en la esquina de Harmony y Twelfth Avenue.

—¿Por qué no en tu casa? —pregunta.

—No dejo que nadie vea donde vivo. Lo siento —murmuro en voz baja.

Con una mirada burlona, dice—: Está bien. ¿Vives en una caja o algo así?

—Sí —respondo—. Dos cajas en efecto, que se mantienen juntas con esa cinta que lo arregla todo.

—Impresionante, espero que al menos tengas una gran vista.

Una risa se me escapa.

—Sí, la cochera de nuestros vecinos.

La esquina de la boca de Eric da una sacudida.

—Así que, ¿tienes planes este fin de semana?

Me está preguntando acerca de este fin de semana. ¿Por qué? ¡Oh, Dios mío! ¿Qué debo decir? ¿¡Qué digo!? Juego a la difícil de conseguir.

—Sí, todo el fin de semana, todo lleno.

—Eso es bueno —responde.

Entonces, silencio. Me muerdo el labio y miro por la ventana. ¿Debería haber dicho eso?

—Bueno, si te encuentras libre en algún momento de este fin de semana. Deberías llamarme. No tengo planes. Quiero decir, reunirnos como amigos, sin pisotear el territorio de Niall.

—Oh. —Chillo—. Por supuesto. No tengo tu número.

Mirándome, dice—: Dame tú celular. Lo pondré en él.

—Umm, sí —replico—. No tengo un teléfono celular.

—Wow, está bien, saca un pedazo de papel entonces. Espero que tengas eso.

Ahora, lo miro fijamente.

—Divertido, divertido. —Abro mi mochila, saco mi cuaderno de bocetos—. Muy bien, ¿cuál es tu número?

—5556504296. —Mi corazón va a salirse de mi pecho.

¡Seriamente, acabo de conseguir el número de teléfono de un chico!
Y de todos los chicos, tengo el de Eric. Creo que me voy a morir.

—Muy bien, lo tengo. —Esto no puede estar pasando. ¿¡En serio!?

—Ese es mi celular. Diría que me mandaras un mensaje de texto, pero eso es algo difícil de hacer cuando no tienes un teléfono del cual enviar mensajes de texto —dice Eric con una sonrisa.

Bromeando ruedo mis ojos.

—En realidad no he necesitado un teléfono celular, pero estoy empezando a pensar que voy a conseguir uno. Tarde o temprano, voy a tener que localizar a Niall y no quiero hacerlo desde casa.

—¿Por qué?

—Mi mamá probablemente espiaría la conversación. Así que, eso significa que probablemente no te llamaría desde casa tampoco —declaro pesadamente.

Eric se ríe.

—Solía escuchar las llamadas de mi hermana. La volvía loca.

—Eso es tan dulce de tu parte.

—Te lo dije, sólo empezamos a llevarnos bien hace poco. Cuando tenía mi edad, ooooohhhh hombre, NO nos llevábamos bien. Ahora, ella tiene 23 años y está casada, va a tener un bebé. Es diferente.

A medida que nos detenemos en la esquina, rápidamente agarro mi mochila.

—Gracias por el paseo.

—¿Deseando salir corriendo tan rápido? —dice Eric, con una ceja levantada.

—¿Quieres hablar? —pregunto con curiosidad.

Encogiéndose de hombros, responde—: Simplemente estaba disfrutando de nuestra conversación.

—Oh —murmuro torpemente. Me recuesto en el asiento—. ¿De qué quieres que hablemos?

Con una mirada en blanco, Eric dice—: No lo sé. No sé nada de ti. Nadie lo hace. Sé que no tienes amigos y todo, pero no entiendo ¿por qué?

—¿Alguna vez has visto esas películas sobre esos personajes, tontos, nerds que no tienen amigos y son molestados? Bueno, esa soy yo. Simplemente dejé de ponerme ahí. Niall es la primera persona que realmente me VE. Por eso es tan importante.

—¿Estás enamorada de él? —pregunta Eric.

The Art Of The Life - NiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora