Capítulo 11 {4 parte}

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El trayecto hasta la estación de policía es tranquilo. No creo que nadie tenga ninguna palabra que decir en realidad. La estación está muy ocupada. Tenemos que esperar un tiempo para que alguien venga a hablar con nosotros. Finalmente, una señorita se acerca.

—¿Alex?

—Sí —le respondo, poniéndome de pie—. Ésa soy yo.

—Puedes pasar ahora —dice, señalando la puerta.

Rápidamente, veo a Niall. Él pregunta.

—¿Quieres que te acompañe?

Asiento vigorosamente. Él mira a la oficial de policía.

—¿Está bien?

—Claro —responde—. Lo que haga que la señorita Nimon se sienta más cómoda.

Niall toma mi mano y la aprieta. Con eso andamos con la oficial de policía. Ella nos introduce en una habitación. Se parece a una sala de interrogatorios, muy fría.

—Pueden tomar asiento allí. Mi nombre es oficial Detrick. Ahora, necesito que me digas lo que pasó exactamente.

Con un poco de vacilación, le cuento toda la historia.

—Él me sujetó aquí —digo finalmente, mostrándole mi garganta.

La oficial Detrick la mira.

—Dios mío, niña, lo siento mucho. Entonces, ¿no tienes idea del apellido de este señor?

—No —susurro, conteniendo las lágrimas—. Mi mamá puede saberlo.

—¿No se lo preguntaste? ¿No has estado en casa?

Miro a Niall. Él toma la iniciativa y responde.

—Su madre es una alcohólica y es mentalmente abusiva con Alex. Cuando su madre llegó y detuvo a Howard, en realidad culpó a Alex por ello. Pude haber sobrepasado mis límites, pero me negué a dejarla volver allí.

—Ella tiene 18 años y es su elección —responde la oficial Detrick—. Vamos a tener que hablar con tu madre, sin embargo.

—Ni siquiera sé si se acordará de algo. ¿Eso va a ser un problema? —le pregunto.

La oficial apunta a mi cuello.

—Tienes los moretones para respaldar tu historia. Sólo tenemos que averiguar si tu madre va a cooperar y ayudarnos a encontrar a este Howard.

—Buena suerte con eso —murmuro.

—Bueno, tendremos que tomar una foto de tu cuello. ¿Tienes algunos otros moretones?

Sacudiendo la cabeza, le respondo.

—No.

—Si no podemos conseguir toda la información de tu madre, es posible que tengamos que volver y hacer un esbozo del caballero —dice la oficial.

—Oh —exclamo—. Puedo hacer eso. —La oficial levanta la ceja—. Puedo dibujar a la gente con mucha precisión. Será más fácil para mí hacerlo que describírselo a alguien.

Pensando, la Oficial Detrick dice.

—Bueno, es poco ortodoxo, pero si puedes hacer eso, podría ser útil.

—Lo haré —replico, asintiendo dramáticamente.

—Tomaremos algunas fotos entonces. ¿Fuiste evaluada por un doctor? —pregunta, mientras caminamos.

Tartamudeo.

—Todavía no, pero iremos hoy.

—Bien, si también puedes obtener algo de él, eso ayudará.

Mientras toman las fotos, me siento totalmente expuesta. Aunque tengo toda la ropa puesta, me siento desnuda. Afortunadamente, Niall está allí todo el tiempo. No sé lo que haría si no estuviera aquí conmigo. No sé lo que haría sin él, punto.

Cassandra se levanta cuando volvemos a la sala de espera.

—¿Cómo te fue?

—Bien —suspira Niall —. Debemos llevarla con el médico, sin embargo.

—Lo tengo todo listo —responde, inclinando su teléfono—. Mi tío está esperándonos.

Su tío, el Dr. Phillips, no deja a Niall entrar conmigo. Quiere darme un examen completo. Es difícil e incómodo. Gracias a Dios que sólo busca en mi piel. Me sienta y examina mi garganta.

—¿Dónde te duele?

—Justo aquí —respondo en voz baja, señalando a donde las puntas de los dedos de Howard estuvieron.

—Bueno, no creo que haya ningún daño permanente —dice el Dr. Phillips, sentado en su banquito—. Sólo son un montón de magulladuras. Dolerá por un tiempo.

Jugueteando con mis dedos, murmuro.

—Me lo imagine.

—Creo que deberías ver a alguien más —dice el buen doctor. Saca una tarjeta—. Su nombre es Ivy Collins. Es terapeuta.

Con una mirada de asombro, tartamudeo.

—No, no necesito ver una terapeuta.

—De lo que has dicho acerca de tu pasado, creo que sería bueno para ti.

—No lidio bien con hablar con la gente —articulo—. No hablo con nadie.

El Dr. Phillips extiende su mano.

—Toma la tarjeta y guárdala. Tal vez desees verla en el futuro.

La agarro y murmuro.

—Gracias.

—Puedes vestirte ahora. No te preocupes, no te cobraré.

—No tengo dinero —susurro suavemente.

La comprensión de que no tengo nada ni a nadie sólo rompe mi corazón abriéndolo de nuevo. Estoy sola, tan absolutamente sola. Pongo la cara entre mis manos y empiezo a llorar.

El médico sólo se queda ahí. Puedo sentir que me mira.

—¿Quieres que traiga a Cassandra? —Niego con la cabeza—. ¿Al caballero contigo? —Limpiando mis lágrimas, me encojo de hombros—. Iré a buscarlo —dice el médico, palmeando mi rodilla.

Durante unos minutos, me siento y lloro. No tengo a dónde ir. No puedo ir a casa. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo decir?

Hay un golpe en la puerta y luego se abre. Niall mira a su alrededor desde la esquina y pregunta.

—¿Estás bien?

Ahogándome con mis palabras, sollozo.

—No, no en absoluto.

—¿Estás herida? ¿Hay algo seriamente mal? —exclama Niall, cerrando la puerta.

Niego con la cabeza.

—No, solo me acabo de dar cuenta de que no tengo nada. ¿Cómo voy a volver a casa? ¿Cómo voy a sentirme segura en mi propia casa? ¿En mi propia cama? ¡No tengo idea de lo que haré!

Niall se acerca y toma mi mano.

—Ya pensé en eso. Vas a vivir conmigo.

Espera, ¿qué?

—¿Estás loco? —espeto.

—No puedes ir a tu casa. No dejaré que vayas a tu casa. Necesitas un lugar para quedarte. Tengo una habitación de invitados y una cama, si podemos desenterrarla.

— Niall —me quejo—. No puedo vivir contigo.

Él levanta una ceja.

—¿Por qué no?

Sintiéndome muy frustrada, gruño.

—Sólo no puedo.

—¿A dónde irás? —pregunta Niall, cruzando los brazos.

No estoy segura de qué decir a eso.

—No lo sé —susurro finalmente. Mirándolo, le digo. — Niall, te adoro. Eres mi mejor amigo, pero no tengo nada que ofrecerte. No tengo dinero, ni trabajo. Todavía estoy en la escuela. ¿Qué se supone que tengo que hacer, dejar la escuela? ¿Conseguir trabajo? ¡No sé si pueda hacer eso!

—¡Será mejor que no te salgas de la escuela! Te llevaría a una nueva —responde con una sonrisa—. Alex, me haré cargo de ti.

— Niall, no tengo nada que ofrecerte. No puedes tomarme como a alguna niña caprichosa. No quiero ofenderte, pero eres un mecánico de motocicletas a tiempo parcial. Soy una adolescente. ¿Cómo se supone que me mantendrás? Quiero decir, conseguiré un trabajo. Puedo hacer eso. No creo que mi mamá me vaya a darme nada de dinero.

Niall levanta su dedo y lo pone contra mis labios.

—Sólo cállate, ¿de acuerdo? Te diré algo, pero tienes que prometerme dos cosas. Una, no puedes decirle a nadie lo que te diga, dos, no harás ninguna pregunta. ¿Trato? —Asiento lentamente. Él lleva su mano hacia atrás y respira profundamente—. Tengo más que suficiente dinero para mantenerte.

— Niall —grito—. Necesito comida y todo eso. ¡No puedes permitirte el lujo de mantener a otra persona!

—Sí —responde—. En realidad, puedo hacerlo.

Mirándolo fijamente, le pregunto.

—¿Cómo?

—No, lo siento, sin preguntas. Me limitaré a decir esto, tengo dinero. En realidad, tengo una cantidad obscena de dinero. Nunca lo he usado para nada. Esto, tú, es para lo que estaba destinado. Por favor, déjame ayudarte Alex.

Mi pecho palpita mientras lo miro. Quiero gritar no. No quiero creerle, pero cuando miro sus ojos, veo la sinceridad en ellos.

—No puedo hacerte esto Niall.

Él levanta sus manos y las pone en los lados de mi cara.

—No me harás nada, Alex. Deja que me ocupe de ti. Por una vez en tu vida, deja que alguien te cuide.

—No me conoces —digo en voz baja.

—En realidad te conozco muy bien. Ven a casa conmigo. Déjame cuidar de ti.

Cierro los ojos y dos gotas saladas caen por mi mejilla. Él me las limpia con sus pulgares. Me toma todo mi esfuerzo no romper a llorar.

De repente, siento que levanta mi cabeza. Abro los ojos, justo a tiempo para verlo venir hacia adelante. Niall suavemente me besa en los labios. Es breve, pero me hace sentir mucho mejor.

—Sí —susurro finalmente.

—Entonces, vamos a casa.

The Art Of The Life - NiallWhere stories live. Discover now