Capítulo 11 {1 parte}

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El sol ya se había puesto y hacía frío afuera. Levanto mis brazos y los sostengo contra mi cuerpo.

Camino, camino y camino. No tengo ni idea de adónde voy. En realidad, no tengo idea de dónde estoy. No me importa tampoco. Mi corazón está destrozado y me siento vacía por dentro, tan completamente vacía. Las palabras de mi mamá resuenan en mi cabeza. Constantemente siento mi garganta, pensando que sus manos todavía están allí.

Algún tiempo después, el cielo se abre y comienza a llover, vertiéndose para ser exacta. No me detengo. Continúo. El tiempo pasa. No sé cuánto tiempo.
Algún tiempo después, deja de llover. Realmente no me doy cuenta. Finalmente, llego hasta una intersección y un auto se acerca, así que me detengo. Una ráfaga de viento pasa y tiemblo de nuevo.

Por alguna razón, mis ojos van a la deriva por la calle. Un bulto se forma instantáneamente en mi garganta. El apartamento de Niall está cuatro casas más abajo. Me quedo en la esquina y la miro. Lentamente me encuentro caminando hasta la casa. Mientras miro hacia sus ventanas, veo una luz suave que viene de la cocina. Me quedo ahí por un tiempo, sólo mirando hacia arriba. Una parte de mí quiere ir a llamar a la puerta, pero sé que no puedo. Es sólo un amigo, un nuevo amigo. Esto es demasiado para manejar. Es demasiado para que yo lo maneje por no hablar de los demás.

De todos modos, eso sólo lo espantaría. Niall nunca volvería a verme de la misma manera. Da demasiado miedo para intentarlo. Debería saberlo, lo estoy viviendo. Así que, con un profundo suspiro, me doy la vuelta y camino por la calle. Voy a la mitad, cuando veo a alguien correr alrededor de la esquina. Rápidamente corro hacia el callejón. Está oscuro.

Jalo la capucha para esconder mi rostro.

Un poco de tiempo pasa, y luego escucho un lejano.

—¿Alex?

Mi corazón cae. Encorvo mis hombros y sostengo mis brazos apretados contra mi cuerpo. Tal vez se irá. Tal vez no sepa que soy yo. Los segundos pasan y siento una oleada de alivio. Niall siguió su camino.

De repente, me doy la vuelta y escucho.

—¡Alex! —Doy vuelta la cabeza, para no tener que mirarlo—. Alex... ¿qué demonios estás haciendo? —Sólo volteo aún más mi rostro, porque las lágrimas están a punto de derramarse. De hecho, tengo un dolor en el pecho, estoy sosteniendo todo adentro con mucha fuerza—. Alex, ¡¿qué demonios estás haciendo?! Estás empapada.

Entonces, sucede, una lágrima rueda por mi rostro.

—Déjame en paz —le susurro—. Por favor.

—Alex—dice Niall con severidad—. ¿Qué sucede? —Niego, pero más lágrimas vienen—. Alex, ¡¿qué pasó?! ¡¿Qué sucede?!

—Yo... yo no puedo —jadeo, el dolor crece en mi pecho.

Él me sacude un poco.

—Alex, maldita sea, ¡Háblame! ¡¿Qué sucede?!

—No hice nada —jadeo finalmente, ahora derramando lágrimas—. No lo hice. No hice nada.

—¿Qué no hiciste? Por favor, habla conmigo, me estás asustando. ¿Qué pasó?

Finalmente lo miro, y comienzo a llorar.

—Estaba en mi habitación, y estaba haciendo mi tarea. —Mientras lo digo, mi cuerpo empieza a temblar—. No lo sabía. No lo sabía. Él entró, y no lo sabía.

De repente, los brazos de Niall se aprietan en los míos.

—¿Quién entró?

—El novio de mi mamá, Howard. Entró, pero no hice nada. Lo juro, no hice nada.

—¡¿Qué pasó?! —grita Niall finalmente con ira.

—Entró y traté, traté de llegar a mi teléfono. Quería llamar en busca de ayuda, pero golpeó mi mano. La golpeó y mi teléfono desapareció. Luego, luego... —Ni siquiera puedo conseguir que algo más salga. Me derrumbo en el suelo.

Niall se arrodilla a mi lado, sosteniéndome.

—Alex, ¿Te lastimó? ¡¿Estás bien?!

—Me empujó, me empujó sobre la cama. —Pongo mi mano en mi garganta—. Me sujetó y trató de sacarme mis pantalones.

—Querido señor, ¡¿Qué pasó?! ¡¿Te hizo daño?!

Niego.

—Mi mamá entró. Él se detuvo.

Envolviendo sus brazos alrededor de mí, Niall jadea.

—Gracias a Dios. ¿Llamaste a la policía? ¿Qué pasó?

Mis hombros se sacuden por mi llanto. Pongo mi cara en su cuello.

—Ella me culpó.

—¿Qué? —espeta Niall, casi con incredulidad.

—Dijo que era mi culpa. Tal vez lo fue.

Tira de mí con fuerza contra él.

—NO fue tu culpa. ¡No vuelvas a pensar eso!

No puedo evitarlo, incontrolablemente. Mi cuerpo comienza a temblar.

—Tengo mucho frío —susurro finalmente.

Él pone su mano en mi mejilla. Niall jadea.

—Alex, ¡Estás congelada! ¿Cuánto tiempo has estado afuera? Estás empapada.

—No lo sé —tartamudeo, mientras mis dientes empiezan a sonar.

En un solo movimiento, Niall me levanta del suelo. Pongo mi cabeza en su pecho. Me lleva de vuelta a su casa. Casi ni me doy cuenta. Tengo tanto frío y estoy drenada. Vacía, eso es todo lo que estoy, vacía.

Cuando llegamos a su apartamento, abre la puerta y me lleva dentro de la casa.

—¿Puedes mantenerte de pie? —pregunta.

Mi cuerpo se estremece.

—No lo sé.

Con facilidad, me lleva al cuarto de baño. Con cuidado, me pone sobre mis pies. Estoy allí, pero no me puedo mover.

—Tienes que calentarte. Abriré la ducha, ¿de acuerdo? —Asiento y hace lo que dice. Cuando está caliente, Niall abre la ducha—. Tienes que desnudarte —dice finalmente—. ¿Puedes hacer eso? —No puedo hacer nada más que mirar hacia la pared—. Alex —susurra finalmente, pasando su pulgar por mi cara—. Tienes que entrar en la ducha.

—Lo sé —susurro, muy suavemente.

Suspirando, Niall gira mi cabeza hacia él.

—Te ayudaré a quitarte la ropa, ¿de acuerdo? —Me estremezco y asiento. Desliza la mochila de mi espalda y la pone en el suelo—. Comenzaremos con tu sudadera con capucha. —Lentamente, abre la cremallera y me la quita—. ¿Estás bien? —pregunta.

Comienzo a llorar.

—No hice nada.

—Lo sé, cariño, lo sé. Sin embargo, tenemos que hacerte entrar en calor, ¿de acuerdo? —Empieza a tirar de mi suéter y levanto mis brazos para ayudarle a quitármelo. Por alguna razón, esto es reconfortante. Pensarías que me importaría, pero no lo hace. Estoy tan vacía. Siempre cuidadosamente, sin embargo, me ayuda a desvestirme. Por último, susurra—. Vamos a dejar tu sujetador y bragas. Puedes entrar en la ducha con eso, ¿de acuerdo?

—Sí —susurro. Me ayuda a llegar a la ducha y entro. El agua caliente se siente bien. Ayuda con los escalofríos. Me quedo allí y dejo que el agua caiga.

—¿Puedo llamar a Cassandra, sin embargo? ¿Eso está bien? Necesitas a una chica para que te ayude. —Asiento. Niall dice—. Está bien, quédate en el agua. —Corre la cortina y lo escucho caminar fuera de la habitación.

Poco a poco, bajo y me siento en el piso de la ducha. Pongo mi cabeza entre mis rodillas y lloro. Pasa un tiempo. No sé cuánto. Oigo a Niall hablando en el pasillo. Oigo un montón de gritos, y luego lo que parece ser su puño golpeando la pared. Eso me hace saltar un poco.

Un tiempo más tarde, escucho la puerta abriéndose.

—Alex. —Oigo que dice una voz suave—. Cariño, soy Cassandra. —Mientras la cortina se abre, miro hacia arriba. Está de pie allí, con Niall a su lado—. Hola, cariño —dice en voz baja—. ¿Estás caliente ahora?

Susurro.

—Sí.

—Bien, entonces tenemos que sacarte de la ducha. Vamos. —Agarra mi brazo y comienza a tirar hacia arriba. Me levanto con su ayuda—. Niall, necesitamos toallas y algo seco para que se ponga.

—Sí —murmura en voz baja. Lo veo girarse y salir de la habitación.

Cassandra sostiene mi mano y me ayuda a salir de la bañera. La miro y digo.

—¿Te lo dijo?

—Sí —responde lentamente—. Tenemos que llevarte a la cama. Luego podremos hacerle frente a todo. Es tarde y creo que estás en shock. ¿Necesitas ir al hospital? ¿Estás herida?

Mi mano sube a mi garganta.

—Duele. Él me agarró y duele.

Inclina mi cabeza en alto y al instante estalla en lágrimas silenciosas.

—¡Niall!

Él regresa corriendo con la ropa y las toallas.

—¿Qué?

—Oh Dios mío, ¡mira su garganta! —Ella inclina mi cabeza para mostrarle.

—Lo mataré. Lo juro por Dios, lo mataré.

Quitando el cabello de mi cara, Cassandra dice.

—Tal vez deberíamos llevarla al hospital.

—No —jadeo—. No, por favor, ¡no iré! ¡No quiero ir! No pasó nada. ¡Por favor! ¡No quiero ir!

—Bien, bien, bien, cálmate —dice Cassandra—. Entonces, él no...

Sacudo la cabeza con fuerza.

—No. Mi mamá entró.

—Sí, lo oí —suspira Cassandra.

Mirándola, pregunto.

—No vas a decirle a nadie, ¿verdad? Ni siquiera a Kent.

Ahoga las lágrimas y dice.

—No, no si tú no quieres.

—No, por favor, no quiero que nadie... no quiero que nadie me vea diferente. No quería que nada pasara. Tal vez si hubiera hecho algo diferente, no hubiera sucedido.

Envolviendo una toalla alrededor de mí, Niall murmura.

—No puedes pensar de esa forma. No hiciste nada malo.

Levanto la mirada hacia él y estamos entrecortadamente cerca.

—Gracias.

—¡No entiendo por qué no me llamaste! —grita—. ¡Habría ido y te hubiera recogido!

—En realidad no me conoces —gimo—. No podía dejar que lidiaras con esto.

Tirando de mí con fuerza contra él en un abrazo, Niall respira en mi cabello.

—Eres mi amiga. Siempre estaré ahí para ti, siempre, no importa lo que pase.

Eso hace que mi triste corazón se sienta un poco mejor.

—Estoy toda mojada —murmuro finalmente en su hombro—. Te estoy mojando.

—No me importa. —Se ríe en respuesta—. Tenemos que secarte y ponerte ropa caliente. Te traje el par más pequeño de pantalones de pijama que tengo y una camisa térmica. Eso te mantendrá caliente. También hice la cama para ti. Aunque realmente creo que deberíamos hacer que te revisen la garganta.

The Art Of The Life - NiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora