Capítulo 23 {3 parte}

196 16 0
                                    



Jack se adelanta y dice—: ¿No sabes cuándo callar? ¿Eres realmente tan estúpida?

—Nunca —dice Sonya, obviamente nerviosa.

—Escúchame, Sonya —gruño con rabia—. Puedes meterte conmigo todo lo que quieras. Estoy acostumbrada a ello, pero que Dios te ayude, si me entero de que empiezas a meterte con alguien más, voy a arruinar tu vida. ¿Me entiendes?

Su mandíbula cae. —¿Me estás amenazando?

—No, sólo te advierto, las amenazas vendrán después —replico.

Sonya resopla y se da la vuelta para irse. Me toma unos segundos, pero finalmente vuelvo a respirar. Me doy la vuelta para hacer frente a mi casillero. Eric envuelve sus brazos alrededor de mí y se queda allí. Jack sale por el otro lado y dice—: ¿Estás bien?

—Creo que voy a vomitar —le susurro.

—Tal vez deberías salir de aquí —Eric responde—. Te puedo llevar a alguna parte.

Niego con la cabeza, —No, tengo que pasar a través de esto. Si no lo hago, todo esto no habrá valido la pena. Tengo que mantenerme firme con ella.

—Lo siento —murmura Jack—. Siento que hayas tenido que pasar por eso.

Volviéndome para mirarlo, le respondo—: Gracias.

De repente, suena el timbre. —Tenemos que ir a clase —dice Eric—. A menos que quieras irte.

—No —le digo—. Estoy bien, mejor que bien de hecho.

—Está bien —responde—. Vamos entonces.

Al caminar por el pasillo, la gente sonríe y asiente hacia mí. Bueno, esa no es la reacción que esperaba. Es difícil no sonreír. El resto del día pasa volando. No sé si estoy en un subidón de adrenalina o qué. Cuando llega la clase de arte, me muero por ver a Sonya, pero ella no se encuentra en ninguna parte. Suena el timbre para la clase y nunca aparece. Sus dos compinches están en clase. Me siguen mirando.

Así que, finalmente, me dirijo a ellas y suelto—: ¿Qué?

Nerviosa, Daniella dice—: Sabes, no estamos de acuerdo con ella todo el tiempo, y sabemos que está súper celosa por Niall. Te pedimos disculpas por lo sucedido. Ella fue a su casa porque no quería enfrentarse a ti, si eso te hace sentir mejor.

Resoplo y rio. —Eso es medio gracioso.

Daniella me devuelve la sonrisa. —Pensamos que podrías sacar partido de ello. No dejes que te afecte. Ella se mete con nosotras, también. Es lo que hace. No sé porque la toleramos. Supongo que entre más viejas nos hacemos más viejo se pone. Lo sentimos si alguna vez herimos tus sentimientos.

—Gracias —le digo.

Ellas sonríen y vuelven a lo que estaban haciendo. Saco mi cuaderno de bocetos y con una nueva inspiración, me pongo a dibujar.

Al final del día, hago una carrera hacia afuera. Josh está de pie junto a su auto, sonriendo a las chicas de nuevo. Corro hacia él y salto a sus brazos. Él dice—: Vaya, hola, también estoy feliz de verte.

—NO, hoy fue EPICO, ¡regañé a Sonya! —exclamo regocijándome.

—¡Genial! —grita Josh—. Cuéntamelo en el auto. Tenemos citas a las que llegar.

Así que, en nuestro camino a la tienda de tatuajes, le digo todo. Al final, Josh sonríe y dice—: Muy bien. Niall se sentirá orgulloso.

—No puedo esperar para decirle. —Suspiro mirando por la ventana.

—Sí, dile de eso, no de esto —responde Josh, mientras se detiene en la tienda.

Tomo una respiración profunda. —Estoy nerviosa. ¿Esto va a doler?

—Oh sí, probablemente —se ríe—. Sin embargo, sostendré tu mano. Le dije a Niall que te llevaría a donde mis padres para cenar, y dijo que estaba bien. Por lo tanto, tenemos tiempo.

Mi corazón está casi golpeando fuera de mi pecho. —Está bien — chillo—, aquí vamos.

Cuando entramos a la tienda de tatuajes, no es lo que esperaba. Me imaginaba a algún motociclista grande, las paredes oscuras y gente extraña sentada en la esquina. No este lugar, todo está cubierto de baldosas blancas y negras. Todo está muy limpio. Una chica con tatuajes cubriendo todos sus brazos está sentada detrás del mostrador.

Ella sonríe—: Hola Josh. ¿Estás listo para que te lo termine?

—Sí —responde—. Y tengo a una nueva recluta.

Ella levanta la mirada hacia mí. —¿Tienes 18 años?

—Sí —le respondo.

—Voy a tener que ver y hacer una copia de tu identificación —afirma.

Bajo mi mochila y saco mi cartera. —Aquí —le digo, entregándole mi identificación.

—Alex... Hmm, de acuerdo Alex, ¿qué quieres hacerte?

—Esto —le digo, sacando mi cuaderno de dibujo. Arranco la imagen y se la doy.

Los ojos de la chica se agrandan. —¿Calcaste esto?

—No, lo dibujé yo misma —me río.

—Esto es increíble —replica—. ¿Tienes algo más que pueda ver?

Eso me pone un poco nerviosa. Miro a Josh. Él sonríe. —Renee no va a burlarse de ti. Si piensas en ello, ella también es una artista.

Con un profundo suspiro, le entrego mi cuaderno de bocetos. Renee sonríe y lo pone en el mostrador. Josh se inclina hacia delante para mirar también. Lo abre y parece mirar con cuidado cada dibujo.

—Estos son geniales —dice Renee finalmente—. Me encantaría que hagas algún trabajo para mí. Es decir, la forma en que capturas a las personas. A mis clientes les encantaría eso. Yo te pagaría.

—¿En serio? —le pregunto, probablemente demasiado entusiasmada.

—Si esto es realmente tu trabajo, sí —responde Renee—. ¿Quién es el chico caliente?

Josh gime—: Ese es Niall, su pareja.

—Él no es mi novio —replico.

Resoplando Josh dice—: Sí, pero él sigue siendo su pareja. Maldición, es como si los dos estuvieran casados.

—Dices eso como si fuera algo malo —murmuro.

—No, no —exclama—. No, en absoluto Alex, no es así. Quien quiera que venga va a tener una competencia feroz con ustedes dos.

—Sea quien sea —Renee bromea—: Él es caliente.

Sonrío. —Sí, lo es.

—Basta de hablar de mi amigo, vamos a entintarnos —dice Josh, frotándose las manos.

Renee me devuelve mi cuaderno de dibujo. —¿Quién va primero? —pregunta.

Por el rabillo de mi ojo, veo a Josh señalándome. —Ella.

Mi corazón empieza a golpear de nuevo. Renee toma mi dibujo y dice—: Está bien, déjame calcar esto. Llévala a la parte posterior a que use el baño, y luego que se acueste en la mesa.

Apuntando con su cabeza hacia la parte de atrás, Josh dice—: Vamos nena.

Vamos hacia allí y voy al baño. Me tiemblan las manos. Estoy muy nerviosa. ¿Realmente voy a hacer esto? Sí, sí que lo voy a hacer. Cuando salgo del baño, Renee está sentada junto a la mesa. —¿Qué colores quieres?

—Azul —le digo—, un muy bonito azul.

—Está bien, acuéstate —me instruye Renee.

Es incómodo, pero lo hago. —Así que, ¿qué tanto me va a doler? —le pregunto.

—Es diferente para todos —responde Renee—. ¿Dónde lo quieres?

—Aquí —le digo, señalando en mis pantalones.

Ella se ríe. —Hay que tirar de tus pantalones hacia abajo entonces.

Necesito tener esa área despejada.

—¿Otras personas van a venir aquí? —Le pregunto.

—Nadie entra aquí a menos que yo lo diga —afirma Renee—. Estás bien.

Josh me mira. —¿Quieres que me vaya?

—¡NO! —le grito—. ¡Ni se te ocurra! No voy a hacer esto sin ti.

Jala un taburete y dice—: Está bien, me comprometo a no mirar como un hombre, sólo como tu amigo.

Eso me hace reír. —Sí, claro, lo que sea. —Desabrocho mis pantalones y tirar de ellos hacia abajo en el lado—. Esto se siente incómodo —murmuro para mí misma.

—Confía en mí, cuando me ponga a trabajar en ti, será la última cosa que tendrás en mente —dice Renee. Mis ojos sobresalen y ella se ríe. Le lleva un rato preparar todo. Poniéndome más y más nerviosa. Finalmente, después de haber limpiado la piel y poner la plantilla. Renee sonríe—. Está bien cariño, voy a empezar ahora. Recuerda, es mejor respirar, que sostener la respiración.

Al instante, tomo la mano de Josh. Él pone la otra en la parte superior.

—Estarás bien. Grita si es necesario.

Con eso, Renee comienza y jadeo. Ella se detiene—: ¿Estás bien?

—Sí —le respondo—, sigue adelante.

The Art Of The Life - NiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora