CAPITULO 13

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· De pronto, sentí unas ligeras cosquillas junto a mis pies y cuando miré hacia abajo, descubrí a una hermosa bola de pelo café, al menos hasta ese momento así lo creía. El pequeño intentaba escalar por mis piernas y me resultó tan gracioso que tuve que cargarlo en brazos. Entonces fue cuando descubrí su babosa afición de lamerme la cara todo el tiempo. Supe que en ese momento se había creado una conexión entre él y yo. Siempre me habían encantado los animales, sobre todo los perros y desde que me independicé, sabía que algún día tendría uno. Pero probablemente fuera mi falta de tiempo la que me impedía aceptar esa responsabilidad. A los pocos minutos, JUANA, la hija de los dueños de esa casa, me informaba que estaban intentando vender a la manada de cachorros que habían nacido dos meses antes. Al principio me resultó demasiado cruel separarlo de su madre y hermanos, aunque el hecho de que él no se despegara de mí ni un solo minuto durante el resto de la noche, me hizo decidirme por fin. RAMON se había ganado mi corazón y convertido en mi mejor amigo, apenas unos minutos más tarde de haberlo conocido, cosa que hasta ahora ningún ser humano había logrado. Así que, me lo llevé a casa con la condición de que pudiéramos visitar a su familia siempre que fuera posible. Por ello, siempre que puedo, trato de organizar una cita con JUANA. Coincidimos en un parque cercano y dejamos que madre e hijo jueguen al menos durante un rato. En cuanto a sus hermanos, diferentes familias los adoptaron y es prácticamente imposible que coincidamos alguna vez. Sobre todo, por el hecho de que, prácticamente todos viven en el pueblo. RAMON, un nombre algo extraño para un perro. Aunque con cierta lógica, ya que se trata de un PUG complemente CAFE.

RAMON sonaba mejor. Así que, aquí lo tengo, moviendo su trasero frente a mí y observándome con esos ojos dormilones, que pone cuando está pidiéndome algo.
POCHE: ¿Quieres ir a la calle? ─pregunté sabiendo perfectamente la "respuesta". Él comenzó a ladrar y rápidamente se dirigió hacia el mueble donde siempre dejo su correa, completamente feliz. Una vez allí, se detuvo a observarme con la lengua fuera.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora