CAPITULO 111

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POCHE: ¿Te gusta la cerveza? ─pregunté dejando al descubierto la pequeña botella ─
Cuando llegué allí, me di cuenta de que ni siquiera te había preguntado. Pero traje agua de todas formas, por si lo prefieres.
DANIELA: Hace mucho que no bebo ─sonrió mirando la botella ─
Pero sí. Una espumosa y refrescante cerveza, después de tanto tiempo, estará bien. Totalmente de acuerdo con su decisión, abrí la botella y se la cedí, para que fuera ella quien diera el primer sorbo. Sus ojos se volvieron vidriosos en cuanto ingirió el líquido, no sé si por lo fría que estaba o por el tiempo que lleva sin beber alcohol. Aunque he de decir que los grados de alcohol que tiene esta bebida, son casi insignificantes. Pero lo importante es que no expresó desagrado ni nada por el estilo. DANIELA: Creo que es la segunda vez en mi vida que pruebo la cerveza ─comentó sorprendiéndome.
POCHE: ¿No te gusta beber alcohol?
DANIELA: Sí. Solía beber en ocasiones, como cualquier chica. Pero no precisamente cerveza. Mi primer contacto con el alcohol fue a través de una copa de vino.
POCHE: ¿Te parecía más intelectual el vino que la cerveza?
DANIELA: No fue precisamente por eso. Pero se puede decir que en mi mundo, te acostumbras desde muy temprano a relacionarte con vinos, cócteles... POCHE: O sea, que nunca has sufrido una borrachera adolescente a base de cerveza barata, en la que al día siguiente no recuerdas ni tu nombre.
DANIELA: ¡No! ─exclamó riéndose ─creo que me habrían desheredado.
POCHE: Pues algún día lo haremos. Mi economía no me permite emborracharte a base de vinos, cócteles, ni bebidas de las que no conozco ni el nombre. Así que, tendrás que emborracharte con simple, sencilla y barata cerveza.
DANIELA: Tienes algún interés especial en emborracharme ─preguntó mirándome con picardía.

POCHE: Mi único interés es que vivas.
DANIELA¿Y para vivir tengo que acabar borracha como una cuba?
POCHE: Bueno, son cosas que todos deberíamos experimentar por lo menos una vez en la vida. No digo que beber alcohol sea algo bueno, pero es parte de la adolescencia, hacer alguna idiotez que cuando crezcas, te haga llevarte las manos a la cabeza y reírte de ti misma.
DANIELA: Creo que ya hace bastante que dejé atrás mi adolescencia.
POCHE: Ya, pero si en su momento no la viviste como debías, tal vez sea hora de que empieces a hacerlo.
Bebí un sorbo de la cerveza que en algún momento ella misma había puesto en mis manos, y sentí el líquido refrescar todo mi interior a su paso, cosa que logró apaciguar la sensación que me produce su mirada aún clavada en mis ojos.
POCHE: ¡Oh! ─exclamé poco después, volviendo a extraer algo de la bolsa ─Tienes que probar esto.
Seguidamente, dejé a la vista el pequeño canapé y antes de que pudiera decir algo, lo llevé a sus labios, donde fue rápidamente recibido con un mordisco. Esperé unos segundos para ver su reacción, pero fue tal, el cambio paulatino que dio su rostro hacia la satisfacción, que sentí la gran necesidad de probar esa delicia yo también. Comprobando que efectivamente, estaba riquísimo. Nos lo terminamos en nada, porque era realmente pequeño, pero creo que lo suficiente para ganar un poco de energía. Los efectos del alcohol comenzaron a hacer su aparición. Nada del otro mundo, obviamente no me iba a emborrachar con media cerveza, pero empezó a vagar por mi cuerpo, esa sensación de libertad, con la que la vergüenza o timidez, desaparecían progresivamente. Entonces, se empezó a escuchar la melodía de una canción, que me resultaba bastante conocida. Los primeros acordes de aquella salsa, incitaban a cualquier cuerpo a moverse casi sin permiso y el hecho de que la letra, me recordara tanto a ella, hicieron que la emoción se apoderara de mí.
POCHE: ¡Tenemos que bailar esto! ─le pedí emocionada agarrando su mano y obligándola a dar una vuelta sobre sí misma, que creo, solo sirvió para marearla al haberla pillado desprevenida. 

Pero lejos de detenerse, entre risas, comenzó a mover su cuerpo al ritmo de la música y de una letra preciosa, que comenzaba algo despacio. 🎶Hallé una flor, un día en el camino, que apareció marchita y deshojada. Ya casi pálida, ahogada en un suspiro, me la llevé a mi jardín para cuidarla. Aquella flor, de pétalos dormidos, a la que cuido hoy con toda el alma, recuperó el color que había perdido, porque encontró un cuidador, que la regara.🎶 Flor pálida, una canción muy antigua. En los últimos meses, sonaba gracias a Marc Anthony que había conseguido hacer una versión preciosa de la misma. No pude evitar tararear la letra, mientras nos sincronizábamos en los pasos y vueltas, que el ritmo, esta vez más rápido, requería. 🎶Le fui poniendo un poquito de amor, la fui abrigando en mi alma. Y en elinvierno le daba calor, para que no se dañara. De aquella flor, hoy el dueñosoy yo, y he prometido cuidarla, para que nadie le robe el color, para quenunca se vaya.🎶 Ella reía en ocasiones, pero al mismo tiempo memiraba con mucha curiosidad, quizás prestando atención a la letra que podíaescuchar a través de los altavoces y también de mis labios. Esa letra, quedesde el primer momento en que la escuché, trajo su imagen a mi mente, convirtiéndolacasi, en la BSO de esta historia. Luego de una vuelta, con la que pretendíalejar su mirada de mí unos segundos, el ritmo se volvió más lento y meencontré con nuestros cuerpos unidos. Sus ojos, estaban tan clavados sobre losmíos, que podría haberme congelado en cualquier momento. Pero lejos de eso y apesar de nuestra cercanía, esos ojos, al igual que toda ella, me daban calor,seguridad y paz. 🎶De aquella flor, surgieron tantas cosas. Nació el amor, que ya se habíaperdido. Y con la luz del sol, se fue la sombra. Y con la sombra, la distanciay el olvido.🎶 Regresó el estribillo. Y con él, el ritmoaumentó en la estrofa más veloz que hasta ahora había tenido la canción. Cosaque me obligó a separar nuestros cuerpos una vez más, haciéndole dar otravuelta con la que además de reír, contraatacó, consiguiendo que yo hiciera lomismo. Pero el ritmo continuaba aumentando. Y con su máxima velocidad, llegóalgo que ella no esperaba. El famoso cambio de parejas que probablemente nuncahaya presenciado. Así que, con una sonrisa y un guiño de ojos, hice que dierauna vuelta quedando en brazos de un sonriente hombre, que la recibió conamabilidad y delicadeza. En un primer momento, buscó confundida mi mirada, peroal ver que aún seguía a su lado, sonriéndole y simplemente bailando con otrapersona, comenzó a dejarse llevar por la música, el baile y también el juego. Apesar de bailar con otras personas; chicas, chicos, hombres, mujeres e inclusomayores, en ningún momento dejé de vigilar que estuviera bien, ni perdí devista su presencia. 

Podía darme cuenta de que había conseguido relajarse y bailar sin miedo, confiando en que nada iba a sucederle. Pero cuando los minutos transcurrieron y supe que probablemente ya había sido suficiente, conseguí que intencionadamente, los bailes me fueran conduciendo hacia ella una vez más. 

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora