CAPITULO 123

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· POCHE: Cuando te traje a este lugar ─comencé a hablar, mientras ella se aferraba también a mis brazos ─tenía la esperanza de que consiguieras encontrar tu sitio en el mundo. Y no sé, si todo esto haya funcionado. No sé si en algún momento de estos últimos días, has conseguido encontrarle algún tipo de sentido a la vida. Lo que sí sé, es que en tus ojos hay una luz que antes no veía. ─ladeó su rostro para mirarme ─Y quiero decirte, que si es esto lo que necesitas, si es aquí donde encuentras un mínimo de felicidad, si es este lago, o este cielo, este pueblo, no sé, lo que sea... Es tuyo, DANIELA, ¿entiendes? No necesitas perderte de nuevo. Todo esto existe, y te estará esperando hasta que quieras regresar.

DANIELA: Esto es hermoso ─comentó, volviendo su vista hacia la nada ─Como dices; este lago, el cielo, lleno de tantas estrellas como no había visto jamás, el pueblo hermoso, repleto de habitantes que sin siquiera conocerte te ofrecen su sonrisa, RAMON... Todo, es probablemente, lo más bonito que me haya tocado vivir jamás ─volvió a mirarme ─Pero a pesar de todo eso, donde realmente encuentro mi lugar, es aquí, POCHE... entre tus brazos. ¿Alguna vez has sentido que te encuentras en el único lugar dónde desearías estar? ─preguntó sin intención de obtener respuesta ─Yo no. Hasta este momento. Y no puedo evitar sentir, que podría enfrentar al mundo entero con una sola mano, siempre y cuando, tú estés sosteniendo la otra.
Son tantas, las palabras que quiero decir, que no puedo pronunciar siquiera una de ellas. Solamente soy capaz de mirarla. Y es en sus ojos, en los que entiendo el significado de un sentimiento, que jamás antes había conocido

Siempre he sido capaz de elegir en el amor. Elegir conocer a alguien, elegir salir con alguien. Elegir alejarme si sale mal. Durante los cuatro años en los que he estudiado psicología, me han recalcado una y otra vez, que el amor es una elección. Puede que en algunos casos sea así. Tú decides cuando comenzar algo o cuando terminarlo. Pero desde el momento en el que conocí a DANIELA, comencé a entender, que ya no era capaz de elegir absolutamente nada. Cuando la miro, cada centímetro de mi piel me pide a gritos que la proteja, que la cuide, y simplemente... que la llene de amor. Apartó repentinamente su mirada de mí, consiguiendo que aquellos pensamientos me abandonaran un instante. DANIELA: ¿Qué es eso? ─preguntó sorprendida, señalando hacia un lugar en el cielo, en el cual se observaban pequeños faroles luminosos comenzando a volar hacia las estrellas.
POCHE :El cierre de las fiestas ─comuniqué ─Hoy el pueblo termina sus celebraciones. Y es tradición hacerlo, lanzando un farol luminoso que asciende hacia el cielo con un deseo escrito en su interior. Es cuestión de fe, creer que dicho deseo se cumplirá en su ascenso hacia las estrellas.
DANIELA: Mira qué hermoso... ─susurró emocionada ─Ojalá estuviéramos allí para lanzar uno.
POCHE: ¿Qué te hace pensar que desde aquí no podemos hacerlo?
Rápidamente me miró sorprendida y con una sonrisa misteriosa, busqué una bolsa que previamente había colocado a mi espalda antes de sentarme. De dicha bolsa, extraje lo que parecía ser uno de esos farolillos, aún doblado y por supuesto, sin encender. Su expresión pasó a mostrar una mezcla de sorpresa e ilusión al mismo tiempo, que convirtieron este momento en algo aún más mágico de lo que iba a resultar. Con una sonrisa, le ofrecí un rotulador de color negro y seguidamente, me arrodillé un poco más atrás, dejando espacio para que el farol quedara entre ambas, posado sobre la madera. RAMON trataba de husmear, igual de emocionado que nosotras.
POCHE: Debes escribir lo que más desees ─informé. Me miró en completo silencio, con aquel rotulador entre sus manos, aumentando mi expectación. Y después de unos segundos, comenzó a escribir sobre la superficie de aquel farolillo de papel. Una vez finalizada, me ofreció el rotulador, con la misma sonrisa que yo lo había hecho previamente. Después de aceptarlo, me atreví a descender la mirada para descubrir lo que había escrito, sintiendo como mi corazón se aceleró en el momento en que mis ojos descubrieron esa frase: {"Tú y yo... Más allá de las estrellas"} Volví a observarla, más emocionada que sorprendida, sintiendo ese hormigueo en mi pecho que solo ella podía provocar. Solo sus ojos, podían provocar. Solamente la... Descendí la vista una vez más y comencé a escribir allí mi deseo. Aquello que anhelaba convertir en eterno. Eso, que se ha convertido en el fin de cada cosa que hago. Aquello, por lo que todo ha adquirido un nuevo sentido. {"La luz de tu mirada" }
Cuando alcé la vista, ella continuaba observando la frase, hasta segundos después, en los que sus ojos me encontraron y ambas sonreímos. Nos pusimos en pie al mismo tiempo, agarrando cada una un lado del farol para que se inflara con el viento. Nos colocamos de frente al lago, observando como a lo lejos, los que eran lanzados en el pueblo continuaban ascendiendo cielo arriba, iluminando el espacio como si de pequeñas estrellas de fuego se tratase.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora