CAPITULO 49

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Mi mundo se detuvo, sí. Se detuvo en las palabras de esa pregunta que probablemente fuera lo que más deseaba escuchar en este momento. Se detuvo hasta el punto de que ni siquiera yo, era capaz de moverme a una velocidad considerada normal. Todo sucedía más despacio, y era tanta la ansiedad que tenía por voltearme y encontrarla, que mis movimientos eran lentos, quizás temiendo que esto no fuera más que un invento de mi mente. Pero no. No lo era... Ahí estaba ella, de pie junto a la puerta, mirándome fijamente una vez más. Haciéndome sentir única en el universo por unos segundos. Quería gritar, quería llorar, quería responderle... Pero mis cuerdas vocales, no eran capaces de pronunciar ni una sola palabra. Y no sé cuánto tiempo transcurrió de esta forma, ni siquiera sé qué órgano era el que estaba dando las órdenes a mi cuerpo en este momento. Porque como si hubiera habido un paro en el tiempo, como si hubiera ocurrido una desconexión momentánea en mi ser, cuando quise darme cuenta, tenía su cuerpo entre mis brazos. Rodeando su cuello con fuerza y sintiendo como mis ojos se humedecían al verme impregnada por el olor de su cabello. Ese, que jamás había sentido tan cerca. La abracé... como probablemente nunca hubiera abrazado a nadie... y ella permaneció completamente inmóvil. Ni siquiera esperaba mi reacción, ni siquiera yo fui consciente de la misma, hasta que me descubrí haciéndolo... No podía hacer, ni decir absolutamente nada. Solo quería tener la sensación de su cuerpo junto al mío, durante un tiempo indefinido. Transmitirle con mi abrazo, que nada malo iba a sucederle.
POCHE: Gracias... ─Susurré en su oído, dejando que las palabras salieran por fin ─Gracias, DANIELA.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora