CAPITULO 155

2.9K 182 0
                                    

· PAULA: Me pasa que no soporto más, verte así. Que llevas un año tratando de fingir que no ha pasado nada, alejándote cada vez más del mundo. Queriendo hacernos ver a todos, que en ningún momento has estado destrozada. Y me pasa que sé, que Cristina no es más que otro intento por demostrarte a ti misma, que has avanzado. Me pasa que te estoy viendo equivocarte y no sé cómo frenarte, porque te cierras. Te cierras a mí y a ti misma. Te auto-convences y vas hacia adelante como un potro desbocado y lo único que consigues, es acumular tus emociones. Y el día que salgan, el día que decidan salir... ─hizo una pausa y exhaló aire ─
¿Te crees que estoy ciega? ¿Qué no veo como tu mente lleva dispersándose toda la noche? ¿Crees que no lo he visto antes? ¿Piensas que no te conozco, POCHE? ¿Qué en un año y medio no he tenido tiempo de conocerte? Comencé a hacerlo desde el primer momento en el que entraste a mi despacho aquella mañana, y por mucho que lo intentes, por mucho que te cierres, sé lo que vas a sentir mañana por la mañana. Sé lo que va a suceder cuando cometas el error de estar con alguien a quien no amas.
POCHE: ¡¿Pero por qué no me dejas avanzar?! ─le pregunté desesperada ─
¡¿Desde cuando eres tan pro DANIELA?! ¿Por qué no me dejas estamparme por mi misma y descubrir lo que realmente siento?
PAULA: ¡Porque te quiero! ─me gritó ─
¿Es que no te enteras? ─se formó un silencio. Un silencio en el que nuestros ojos permanecieron mirándose fijamente, hasta que ella volvió a hablar ─
¿Sabes qué? Está bien, POCHE ¿quieres seguir adelante? ¿Quieres avanzar? Pues muy bien. Tienes dos opciones en este momento; vuelves adentro y te vas con Cristina y con medio bar si quieres, a la cama. O te vienes conmigo a casa. ─concluyó ─
Es muy simple. Tú eliges.
Me quedé completamente en silencio, observándola. Observando su mirada expectante clavada en mí. Dirigí la vista hacia puerta del bar, por la que aún continúan saliendo personas que seguramente hace unos segundos, se estaban divirtiendo en el interior. Y me pregunto a dónde van. A dónde se van esta noche. ¿Estarán saliendo de ese bar con la persona que aman? ¿Irán ahora a sus casas, a pasar una noche perfecta con la única persona con la que desean estar? ¿O serán solo ligues de una noche? Tal vez ni se conozcan. Tal vez no sepan nada el uno del otro. Ni sus sueños, ni sus aspiraciones, ni sus temores. Suspiré. Y me permití unos instantes para pensar en lo que realmente quería. Entones, volví a mirar a PAULA.
POCHE: Vámonos a casa ─pedí.

Por fin llegó la hora. El momento que durante más de un año he estado aplazando. Por inseguridad, por incapacidad, por temor, quién sabe. No es fácil enfrentarte a algo que te cambió tanto. A algo que, teniendo que ser simplemente un trabajo universitario, se convirtió en la primera de todas las decisiones que tomé dentro de un camino. Un camino, que marcó un antes y un después en mi vida. Un camino que hoy termina. Y quizás ese, haya sido mi temor hasta hace muy poco. Quizás no me atrevía a escribir la palabra "FIN" en esta historia. Pero lo cierto, es que el fin, no implica el olvido. Normalmente, cuando lees una gran historia, un libro que por uno u otro motivo, llega a tu corazón de manera diferente, no importa que lo acabes. No importa que leas el último capítulo, la última hoja, que cierres las páginas y lo coloques al fondo de un mueble de madera, con cientos de libros más. No importa que nunca más vuelvas a abrirlo para sumergirte en sus páginas. Porque con que lo hayas hecho una vez, es más que suficiente. Todo lo que tuviste que aprender de él, ya lo hiciste. Esas lágrimas que derramaste, las sonrisas que dibujaste, las veces que te emocionaste y aquellas que gritaste, todo, está dentro de ti. Cada lección aprendida, cada personaje conocido y cada experiencia adquirida. Todo, lo llevarás contigo para siempre. Porque no eres la misma persona antes y después de leer un libro. Al igual, que no eres la misma persona, antes y después de vivir una historia. Y esta historia real, sin duda, ha sido la más maravillosa que a mí me ha tocado vivir. Así que, aunque en este momento esté a punto de cerrar mi libro. Todo, absolutamente todo, lo llevaré dentro de mí, para siempre. Pero ahora es el momento de compartirlo con el mundo. De mostrarlo sobre ese atril, que iluminado apenas por un tenue foco, espera mi llegada para contarle a estos conocidos y desconocidos invitados, una historia que probablemente, poco tenga que ver con lo que vinieron a escuchar. Camino con paso decidido, escuchando únicamente el ruido de mis zapatos al golpear el parqué del pequeño escenario de actos, sintiendo nervios y temblor por todo mi interior.

REGRESA A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora