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Mientras salía de la ducha se ató una toalla a la cadera, observó con cuidado si había mojado el suelo, porque sí, no había cortinas, y se dirigió al espejo. Lavarse los dientes, peinarse un poco, se sentía en el ojo de un huracán. El no saber cómo sentirse era una constante en su vida, ¿debía llorar, gritar, romper algo? ¿Eso le ayudaría? ¿Estaba embotellando sus sentimientos creyendo que de esa forma desaparecerían? ¿Qué mierda importa? Sinceramente, eso debía estar al final de su lista de preocupaciones.

Lo importante ahora era encontrar trabajo, ganar dinero, sobrevivir. Se vio en la obligación de esconder sus objetos valiosos antes de salir de la habitación, no esperando mucha seguridad en aquel motel. Una mujer delgada imitó sus acciones a una puerta de distancia.

- Hey- el alfa se sorprendió por el saludo- ¿Nuevo?- asintió con la cabeza- ¿Te quedas unos días en la capital o... 

- Si tengo suerte me quedaré un tiempo prolongado- no era bueno hablándole a personas ajenas, sin embargo, la omega parecía amable e inofensiva- El dinero no es algo que me sobra en este momento, para ser exactos.

- Supongo que entonces mejor me guardo esto- desde la corta distancia distinguió una tarjeta que prometía "una gran noche llena de sexo"- Mi nombre es Suran- hizo una suave venía, su larga melena de mechas verdes danzando a su alrededor.

- Yoongi- correspondió incómodo- ¿Llevas mucho tiempo viviendo en este barrio? Necesito encontrar trabajo y no conozco la zona, si me pudieras decir de algún local te lo agradecería enormemente- antes de que respondiera agregó un inconveniente- Nada ilegal.

- Oh, exigente- rió tapándose la boca tímidamente- Preguntaré por ahí, dame tu número para escribirte si encuentro algo, tengo un horario complicado por lo que no creo que coincidamos mucho- se tensó ante la inocente oferta, la existencia de su teléfono era algo en lo que había estado evitando pensar desde que se marchó del departamento, era como un muro seguro entre él y el exterior, entre él y los demás, entre él y el miedo a sus reacciones y a la realidad.

- 822-3444-0105 - Suran le escribió un mensaje de prueba y su bolsillo vibró, ella no cuestionó el hecho de que ni siquiera lo mirara, quizás temía que se lo robara.

- Espero que nuestra convivencia dure, de momento eres mi mejor vecino- hizo otra reverencia y desapareció por las escaleras dejando un rastro de colonia barata en el pasillo, por debajo de él se percibía un tenue olor natural a anís.

Era estúpido pero el encuentro le había dado un poco de esperanza, la vida de una prostituta definitivamente no era de las mejores, pero ella había decidido hablarle agradablemente incluso si ya no pudiera ser un potencial cliente y le había tendido una mano. Ser pobre no significaba ser miserable, en la vida lo único que puedes controlar es a ti mismo y Suran había decidido ser más fuerte que su situación no perdiendo la sonrisa, él tampoco podía dejarse pisotear ante las dificultades.

- Tú puedes- se dijo a sí mismo- Pruébales que se equivocaron.

- ¡Así se habla!- le gritó un chico ebrio apoyado en la que esperaba que fuera su propia puerta, bebiéndose una botella de licor entera al segundo siguiente- ¡A por todas!- Eran las nueve de la mañana.

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- ¿Tienes experiencia?- cien era una nimiedad comparado con las veces que le habían hecho esa pregunta.

- No, pero aprendo rápido- el dueño del bar hizo una mueca.

- Aquí no se gana el dinero suficiente como para que uno de mis empleados pierda su tiempo pagado en enseñarte, vete por donde has venido- derrotado salió del lugar, sentirse rechazado sistemáticamente durante horas no era un pasatiempo divertido.

Tampoco ayudaba el hecho de que no hubieran muchos lugares donde trabajar, las grandes tiendas y restaurantes jamás estarían en un barrio como este, los clientes no irían a un lugar en el que podrían robarte la compra nada más salir a la calle. Las tiendas de conveniencia serían una opción si no contrataran solo a estudiantes a los que poder pagar una cantidad mezquina.

No había encontrado nada durante el largo camino hasta el motel y tampoco en toda la zona que le rodeaba, ¿dónde más debía buscar? Pagar el transporte diariamente era imposible. Para rematar la estresante situación su celo llegaría en cualquier día de esta semana, los supresores estaban fuera de su rango económico y la tortura de veinticuatro horas sería más dolorosa que cualquiera anterior. Las ganas de abrirse las venas crecían.

En ese momento su tripa gruñó hambrienta sacándole de sus pensamientos, ¿cuántas horas llevaba sin comer? El anterior día no comió nada, después se quedó dormido en el suelo y al despertar no tardó en ducharse para salir, ahora era de noche. Fácilmente cuarenta horas. El sonido volvió acompañado de un retortijón y un leve mareo.

- Bien, como sea- siguió caminando en busca de un local barato, encontrando una tienda de ramen y pollo frito a lo lejos, su localización en un callejón no era muy atractiva pero los clientes llenaban la barra abarrotada, una mampara nublada del vapor les separaba de los cocineros y el ruido de conversaciones era tolerable.

- ¡Buenos días! ¿Qué desea?- algunas personas se giraron, apartando la mirada al no encontrar nada interesante.

- ¡El plato más barato por favor!- desde su asiento era visible que los pocos trabajadores casi no podían cumplir con la demanda, se movían frenéticos de un lugar a otro como abejas, el sudor dejaba grandes manchas desagradables en su ropa y el calor al otro lado era insoportable. No había un cartel en la puerta, sin embargo, un rechazo más no hacía diferencia- ¿Necesitan personal?

- ¡¿Qué sabes hacer?!- la única mujer se apoyó en la encimera, la etiqueta en su pecho decía "SUNMI". Se la veía desesperada.

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➷ 𝚃𝚘𝚘 𝚢𝚘𝚞𝚗𝚐 𝚝𝚘 𝚗𝚘𝚝 𝚋𝚎 𝚊 𝚍𝚛𝚎𝚊𝚖𝚎𝚛 ➹ [Yoonmin]Where stories live. Discover now