➷ 𝚃𝚘𝚘 𝚢𝚘𝚞𝚗𝚐 𝚝𝚘 𝚗𝚘𝚝 𝚋𝚎 𝚊 𝚍𝚛𝚎𝚊𝚖𝚎𝚛 ➹ [Yoonmin]

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- ¡Hey!- el alfa se sorprendió por el grito.

- Buenos días para ti también- la omega salió en ese momento de su apartamento, se la veía extremadamente casada.

- ¡Vámonos a comer!- los dos hicieron una mueca por el alarido excesivo- ¡Juntos!

- ¿Qué te has esnifado ahora, Jiyong?- Suran no entendía como no le habían echado ya.

- Voy en serio- se levantó más decente de lo normal- Tomemos un café- sus vecinos se miraron extremadamente extrañados- Porfiiiii.

- Supongo que está bien- la chica necesitaba cafeína de todas formas- Podemos ir a un McDonalds, algo barato.

El camino a pie fue "incómodo", por decirlo de una manera suave, pidieron la comida y se sentaron en silencio. El alfa no estaba dispuesto a iniciar la conversación, ya había salido suficiente de su zona de confort al acceder, quería terminar lo suyo y salir cuando antes, se recriminaba mentalmente no haberse negado.

- Tu omega es muy bonito- se atragantó con la bebida- ¿Qué hiciste para enamorarlo? ¿O es solo un ligue temporal?

- Tengo la esperanza de que sigamos juntos un largo tiempo- respondió escuetamente, ¿no podría sacar otro tema de conversación?

- ¿Y tú Suran? ¿Algún amante?- la omega mordió su rosquilla.

- Como si algún alfa quisiera a una puta- no intentaba dar pena, era un hecho, y no le afectaba realmente. El cuento de que un alfa le haría feliz se fue hace tiempo, ella era feliz sola y así se quedaría- Yoongi cuéntanos de tu vida, al parecer si conseguiste quedarte en la capital- ¿Por qué la charla volvía a dirigirse en su dirección?

- Estoy intentando salir adelante, no me puedo quejar- en realidad, motivos no le faltaban, mas no iba a abrirse tan fácilmente a desconocidos. Se mordió las uñas nervioso.

- Quiero dejar la bebida- soltó de la nada- He estado esperando una señal o algo que me dijera, es el momento de levantarte- sacó su petaca y la vertió en el café, el olor identificaba el líquido como vodka- Y no sé, creo que ha llegado el momento- se bebió todo de una sentada- Tengo un título básico de administración de empresas, quizás pueda sacarle provecho, no quiero estar estancado toda mi vida realmente.

- Yo espero convertirme en madame de un burdel- se peinó la melena hacia atrás- Omegas que necesitan recurrir a este oficio habrá siempre, deseo al menos mejorar la condición de vida de algunos. Tratarlos como seres humanos y no como simple mercancía- Yoongi observó a sus dos vecinos, a esas personas que estaban en la base de la pirámide social, anhelando escalar creando castillos de humo.

- Mi sueño es hacer música- ellos no le juzgaron, simplemente asintieron validando su aspiración, soñar era gratis de todas formas. 

Los tres eran sujetos indefensos en el mundo, nadie apostaría por ellos, nadie confiaría en sus palabras, siempre serían vistos con desdén, sin embargo, eso no significaba que estuvieran privados de ambicionar algo más, de querer avanzar. 

Eso es lo que nos define, ¿no? Soñar, ambicionar, querer... nunca estar satisfechos.

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Los meses pasaban, el invierno congelaba tu nariz y enrojecía la cumbre de las mejillas. Yoongi sentía alivio al entrar en el pequeño restaurante pues su habitación contaba con una penosa calefacción, había conseguido algunas mantas pero a veces creía que se le caerían los dedos de los pies. Comprarse ropa tampoco le había alegrado mucho, solo gastó lo necesario para no morir, y dormía usando esas mismas prendas.

Él normalmente disfrutaba el invierno, le gustaba quedarse en casa y que no le obligaran a salir a la calle. El cielo mayormente grisáceo siempre le había parecido melancólico y triste, y de alguna forma, le gustaba. Sentía que podía expresar mejor sus sentimientos pues se sentía acompañado, se sentía comprendido.

Su omega había menguado drásticamente las visitas y él no podía culparle, entendía que necesitaba tener un mínimo en sus exámenes para no repetir curso pero su paranoia le decía que se estaba cansando de su indiferencia, de trabajar el doble, de sostener solo aquella relación, de tener que buscarlo o sino simplemente resignarse a no verlo, pues su alfa no tomaba nunca la iniciativa. 

Yoongi no le reclamaría si un día se plantaba en la puerta y cortaba con él, era una carga que Jimin no merecía llevar, había aguantado más de medio año y eso era suficiente, se lo agradecía enormemente.

Quitando su patética vida amorosa, al menos había conseguido hacerse un sitio entre los raperos underground, rogaba que eso llamara la atención de alguna discográfica. Él todavía no se podía permitir gastar su tiempo en audiciones. Por otro lado, la exposición social voluntaria de sus vecinos le mantenía con los pies en la tierra, interactuar con el mundo externo evitaba que se hundiera en su infierno personal.

- Vete a casa- Chanyeol le palmeó la espalda- Buen trabajo.

- Todavía me quedan unas horas- su compañero le apartó de la freidora- Si vas a decirme que estoy despedido mejor dilo ya.

- No es nada de eso- le aclaró al instante- Es navidad.

- ¿Y?- señaló la barra llena- Los clientes siguen viniendo.

- Es una orden del jefe- Sunmi se metió entre los dos, el pelinegro no era fácil de convencer- Has trabajado el que más, te mereces unas horas pagadas.

- ¿De verdad son pagadas?- asintió solemnemente- Hasta mañana entonces, supongo- se quitó el delantal y salió por la puerta de atrás, se desmayaría en cuanto tocara su cama, anhelaba recordar lo que era dormir. 

Lo que los cocineros no le habían dicho era que se veía como la mierda, no era una orden de Seojoon y el dinero saldría de sus bolsillos, pero el alfa realmente les preocupaba. La muerte por exceso de trabajo era una realidad que se llevaba miles de vidas al año en Corea, y Yoongi tenía todas las papeletas.

Jimin había decidido esperarlo en la puerta, era una costumbre ya, incluso le había comprado un regalo. Su familia en ese momento estaba reunida festejando y le había costado abandonarles, no obstante, su corazón latía frenético, ansiando estar con su alfa celebrando la navidad.

Mientras esperaba apoyado en la pared, escuchó un estruendo en la planta baja y algunas personas gritando sorprendidas al igual que un "que alguien llame a una ambulancia". No era asunto suyo pero decidió asomarse a ver qué pasaba. Al principio de las escaleras estaba un chico desmayado, al reconocerlo no tardó en bajar corriendo y darle la vuelta. Su cabeza se había golpeado con el rellano y tenía una herida abierta en la frente.

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