XXIX.

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—Tus besos van a ser mi perdición

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—Tus besos van a ser mi perdición.—murmura Jace bajándose de mí.—Toda tú lo serás.

—¿De buena o mala manera?—pregunté arreglando mi cabello despeinado.

—Eso solo lo decides tú.—Encendió el auto.—Tengo que hacer unas cosas y buscar a Jessica en la escuela, ¿Quieres acompañarme o quieres que te lleve a casa?—Pregunta dándome una mirada rápida.—Jessica estaría encantada de verte.

—Pues, te acompaño a buscarla.—sonreí.

¿Qué pasará ahora? Le expresé mis sentimientos a Jace y él a mí, ¿Cuál es el siguiente paso? No sé nada sobre la vida de Jace, a excepción de conocer a su hermana, su madre y que viene de Londres.

—¿Por qué tu hermana Trinity no está aquí?—solté de repente porque parezco no tener filtro. Él se tensó notablemente y respiró profundo.

—Porque se quiso quedar en Londres con nuestro padre.—respondió mirando a la carretera.

Yo fruncí el ceño.

¿Por qué te quedarías sola ahí? Si tu mamá y hermanos también se fueron, ¿Por qué ellos sí, y ella no?

—¿Qué pasa, tienes curiosidad?—preguntó con burla.

—No, para nada.—Muerdo mi lengua para no hablar de más.

Jace rueda los ojos y me da un beso rápido antes de estacionar el coche y bajar a buscar a la pequeña Jessica.

No puedo evitar verlo caminar hasta la escuela de su pequeña hermana, en cada paso que da se ve malditamente comestible y hermoso, ¡Jesús! Gracias por crear a los hombres, me deleito lo bellos que pueden llegar a ser.

En pocos minutos Jace viene caminado hacia acá con la pequeña Jessica en brazos, ella viene parloteando de no sé y Jace asiente de vez en cuando y le responde cuando ella hace pausas. Jace abre la puerta y ella entra dejando su mochila de las chicas superpoderosas a un lado.

—¡BROKE!—Exclama con emoción cuando me ve y mi sonrisa no tarda en crecer.

—Hola, nena.—sonreí y me giré para poder verla bien y darle un corto abrazo por la incomodidad de estar en el auto.

—Te dije que estaría feliz de verte.—Jace rueda los ojos con diversión y pone el auto en marcha.

—¿Cómo estás?—preguntó mirándome aún con una sonrisa.—Te extrañé mucho.

No pude evitar sacar mi labio inferior ante la ternura que me estaba diciendo.

—¡También yo! Pero no he tenido mucho tiempo, prometo ir a visitarte más constante nena.—murmuré.

—Por favor.—juntó sus manitas.—Mi hermano me compró un perrito, se llama Loki.

—¿Cómo el de Avengers?—indagué y ella frunció el ceño.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now