II.

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Mis párpados pesan y mi cabeza duele a montones como si me estuviesen martillando el cerebro

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Mis párpados pesan y mi cabeza duele a montones como si me estuviesen martillando el cerebro. ¿Por qué no puedo abrir mis ojos?

Lo intento varias a veces hasta que lo logro, pero tengo que cerrarlos de nuevo por la luz blanca que aparentemente cuelga del techo.

—Mi vida, aquí estoy.—La voz de mi mamá se hace presente y eso es suficiente para que abra los ojos y quite mi mirada del techo.

—A-agua.—Es lo único que puedo decir, y me duele decirlo, mi garganta arde por la mínima palabra.

—Sí, claro.—Mamá se acerca a la mesa y toma el vaso de agua. Se acerca a mí y coloca el vaso en mi boca mientras ella sostiene mi cabeza.

Arde como el infierno, pero me ordeno a beber porque tenía la garganta muy seca.

—¿Cómo te sientes?—Indaga mamá sentándose en la silla al lado de mi cama.

—H-He tenido d-días mejores.—susurro.—¿Qué fue lo qué pasó?

—Te chocaron y perdiste el conocimiento de inmediato, pero estás bien, solo tienes eso...—Señala mi yeso, haciendo que baje la mirada a él y abra los ojos sorprendida.

—Nunca he tenido un yeso mamá, dicen que pica.—Me alarmo pero siento dolor de inmediato.

—Tranquila, eso no es nada del otro mundo.—Ríe.—Los demás están afuera esperando, ¿A quién quieres ver ahora?

—Eso suena a una trampa para saber quién es mi favorito después de ti.—Entrecierro los ojos en su dirección y ella ríe.—Dile a papá.

Ella asiente y sale de la habitación dejándome sola. Nunca me han gustado los hospitales y mucho menos me ha gustado ser la que está en la camilla, es abrumador.

—Mi niña.—Papá abrió la puerta y esbozó una sonrisa al verme bien.

—Hola, pa.—Sonrió.—¿Estuviste llorando?

—No, claro que no. Mis ojos ardían por una gota que me tuve que poner.—miente, pero yo le sigo el juego.

—Oh, ¿Ya te sientes mejor?—Pregunté.

—Yo no soy lo importante aquí, ¿Cómo te sientes tú?

—Siento dolor, pero tener ese yeso ahí me hace  sentir extraña.—Hice una mueca.

—Tus hermanos están locos por entrar a verte, les diré que entren los dos aunque el doctor dijo que no se puede.—Se encogió de hombros y depositó un beso en mi frente antes de salir.

—¡Puta mierda rubia!—Exclama Lucas al entrar a la habitación seguido de Susan.—Me diste un susto de muerte, creo que le diré a Susan que te golpee.

Susan ríe.

—Nos has asustado mucho idiota, ¿Por qué actúas como en las películas? Literalmente fue como en una película, peleas con el novio y te vas corriendo.—Susan ríe rodando los ojos.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt