Extra II.

23.2K 1.4K 469
                                    

Capítulo 35: Mi luna de miel y República Dominicana.

Lo primero que me recibió al llegar a República Dominicana fue el calor abrazador, en serio, hace calor

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Lo primero que me recibió al llegar a República Dominicana fue el calor abrazador, en serio, hace calor.

—¿A cuántos grados estamos?—Inquiero mirándome frente al espejo.

Estamos en un hotel en Punta Cana, me sorprende lo lindo que es y la belleza de la playa.

—26c.—Jace responde desde el baño.

—Mierda.

Esto es tan bello y estoy tan extasiada por tomar sol, que simplemente lo ignoro. Me acerco a mi maleta para buscar uno de mis bikinis, los cuales tuve que comprar unos días antes.

Sigo desnuda frente al espejo cuando Jace sale del baño.

—¡Te dije que no íbamos a follar hasta la noche!—Se queja lanzándose a la cama.—Y ahora estás así frente a mí.

—Calma vaquero, solo busco un bikini.—Pongo los ojos en blanco y me decido por el bikini morado.—¿Te gusta este?—Lo pongo frente a sus ojos.

—Mientras más diminuto más lindo, me encanta.—Contesta.—¿Te gusta a ti?

—Claro, sí no, no lo hubiese comprado bobo.

Me coloco la parte baja del bikini y todo recoge perfectamente, me alegro de que la señorita Hay no le haya causado muchos estribos a mi cuerpo, aunque aún me incomoda que mis senos no estén tan firmes.

—¿Te siguen molestando tus senos?—Pregunta Jace. Él sigue acostado en la cama pero tiene su traje de baño

—Sí, la verdad sí.—Me dejo caer en la cama y resoplo. Sé que es algo minúsculo porque tengo a mi bebé y la amo, pero digamos que siempre desde que me convertí en adolescente había visto mis senos firmes.

—No quiero que te sientas mal o te acomplejes por eso, sí te importa, ante mis ojos eres la mujer más hermosa del mundo. Pero, tienes que aceptar que eso es lo qué pasa cuando se amamanta, a mí me gustan y también te ves sexy.

Idiota.

Sonrío.—Vaya, ya me convenciste con ese discurso, colócame la parte de arriba.—Me incorporo y se la paso.

—No puedes querer que haga eso y no hagamos más nada.

—¡Jace!

—Ya, ya.—Veo como pone los ojos en blanco a través del espejo.

Una vez que Jace insistió en manosearme 30 veces más salimos de la habitación del hotel, las personas aquí son muy isleñas, morenas, y muy graciosas, en 10 minutos de caminata he visto a más de de 20 personas riéndose.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now