VII.

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Jace Jones

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Jace Jones.

Luego de dejar a mi novia en lo que es su nueva casa y tomé camino para la mía en donde vivía solo, aunque pasaba mucho más tiempo con mi bicho y sus hermanos.

Era ridícula en la forma que la quería, era alguien que tenía ganas de meter en una cajita de cristal y que nadie la dañara. Es con ella que he aprendido lo que es ser un novio y la amo por eso. Sí, la amo.

Por eso decidí llevarla a una cita, después de nuestra salida en Halloween, nunca habíamos salido solo nosotros y ella se lo merece, merece atención, merece cariño, y merece todo lo bueno que existe en este mundo.

Me aparqué en el estacionamiento y tomé el ascensor para subir a mi piso, el cual era el número 4. Me gustaba vivir solo, pero era extraño no tener compañía y que no me esperara nadie a la hora de llegar del trabajo.

Entré a mi apartamento; era bonito y cómodo para mí aunque se podía vivir perfectamente con otra persona. Era espacioso y tenía una cocina, una sala relativamente grande, un pequeño comedor y dos habitaciones. Era color blanco y gris, perfecto para mí. Aunque según Brooke mi casa era muy varonil y aburrida.

Lo dice la misma que se encargó de pintar su habitación de rosa pastel y ponerle luces led de colores, ella era todo una bebé en cuerpo de alguien de 18 y aun así amaba a esa bebé con locura.

Me adentré a mi habitación y empecé a despojarme la ropa que traía para darme un baño y vestirme para mi cita, por alguna razón estaba nervioso y no entendí el por qué si la había visto millones de veces.

Terminé de hacer todo lo necesario para estar listo y me perfumé con el aroma favorito de Brooke, no me juzguen me gustaba verla inhalar mi olor y luego abrazarme como un chicle.

Una vez listo salí de mi apartamento procurando haberlo cerrado correctamente, esta noche pensaba en traerme a Brooke para acá, extraño estrecharla entre mis brazos.

Me tomo un poco menos de media hora llegar a su departamento. Salí de mi auto y fui hasta el ascensor.

Jace: ¿Lista bicho? Estoy en tu puerta.

La respuesta nunca llegó pues ella me abrió la puerta con una gran sonrisa mis ojos no pudieron dejar de recorrerla una y otra vez.

Llevaba su pelo rubio cayendo en cascada por sus hombros, amaba su cabello. Tenía los labios pintados de rojo intenso haciendo juego con el azul de sus ojos, tenía un suéter blanco cuello de tortuga y una falda corta color negro, acompañada de unas botas del mismo color que hacían que ella se viese más alta.

—Estás... Radiante.—Murmure y estiré mis brazos para rodearle su hermosa y apetecible cintura y besarla en lo alto de su cabeza.

—Quiero besarte, mi labial es aprueba de besos.—Ríe  y estira sus labios hasta los míos.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora