XIX.

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Antes que nada quiero agradecer, ¿100k? ¡una locura! Empecé a escribir esta historia con el fin de soltar mi imaginación, ¿Pero que le guste a 100k? Eso es increíble. Gracias, muchas gracias.♥️👏🏼

—No puedo más

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—No puedo más.—Suelto cuando entro al ascensor con la caja menos pesada.

—Bicho, solo has cargado tres cajas.—Jace ladea su cara para mirarme.

Yo frunzo la cejas sin saber cómo defenderme.—Bueno, yo estoy embarazada tú no.—Suelto mi terrible argumento. Puesto que Jace ha llevado casi todo y yo las cosas menos pensadas.

—Solo faltan dos cajas, yo las subo.—Termina cediendo y yo sonrío en grande.

—Ese es mi niño.—Le dejo un pico rápido en los labios y me adentro al corredor. Con un suspiro tontamente dramático entro al apartamento y dejo la caja a un lado.

Vivir con él es un paso grande, me emociona y me hace querer bailar sin parar, pero no puedo evitar escuchar la vocecita en mi cabeza que me pregunta una y otra vez "¿Y si todo sale mal? "¿Y si todo ha sido muy rápido?"

Decido ignorar esa voz que me acojona y empezar arreglar una que otra cosa. Me he traído todo en lo absoluto menos mi cama, y alguna otra que me había traído de casa en New York.

—¿En serio son necesarios todos estos libros?—Escucho a Jace quejarse e inmediatamente me giro hacia él. Está cargando las últimas cajas que contienen mis libros.

Sonrío.

—Obviamente.

—¡Jesús! Mi novia es todo una cerebrito.

Enarcó una ceja.—Si te detuvieras a leer la sipnosis de cada libro, te dieras cuenta de que muy pocas veces leo algo sobre historia.

—¿Te va lo cachondo? ¿A lo Christian Grey?

—¡Christian Grey es caliente! ¡Lo amo!—Digo y Jace bufa.—¿Qué? ¿Celoso?

Él frunce el ceño.

—Christian Grey no te folla.

—Es que si lo hiciera no estuviera aquí, listillo.—Puntualizo mientras retiro el polvo de la estantería vacía de que tiene Jace.

—¿Dónde estuvieras?

—Bueno, Christian Grey tiene incontables casas, yates, no lo sé... En alguna de sus masiones.—Digo mientras acomodo mis libros.

De un momento a otro siento la respiración de Jace en mi oído y su mano rodeando mi cintura.

—Creo que puedes dejar eso para más tarde.—Toma mi mano la cual estaba en la estantería y la retira suavemente.—Tu culito precioso bajo esos leggings me tienen empalmado.

Siento como muerde mi lóbulo y un escalofrío de los que ya conozco cuando estoy con Jace, me invade.

Siendo un poco peor, presiono mi cuerpo con el suyo, su erección se siente dura contra mi espalda.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now