XXVII.

21.1K 1.5K 1K
                                    

La cena fue dentro de lo cabe buena, al menos aún seguía teniendo a Kathe de mi lado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La cena fue dentro de lo cabe buena, al menos aún seguía teniendo a Kathe de mi lado. A pesar de todo, lo que mi papá me había dicho anteriormente se me había quedado grabado en la cabeza.

—Replántate si quieres estar con alguien que aunque tengas la razón, te ponga por debajo de quien no la tiene.

Yo tenía la razón en esta situación, yo era la amenazada, y la que se llevaba todos los golpes, vale, Trinity es su hermana, lo entiendo.

Yo le daría la razón a mis hermanos siempre y cuando la tuvieran, pero sí no la tienen le doy cara y les digo que no la tienen.

Trinity solo ha hecho empeorar las cosas desde el momento uno, no ha hecho absolutamente más que eso.

Y aunque por fin siento un alivio por no verla en una semana, la tendré que volver a ver para año nuevo. Justo ahora estamos abordando para volver a Inglaterra y nuestros padres volarán hasta acá por año nuevo.

—Esto es incómodo.—Le susurro a Kathe. La cual estaba caminando a mi lado con su mirada fija en el teléfono.

—¿Qué cosa?

—Tener que sentarme con Jace, ni siquiera nos hablamos.

—¿Quieres sentarte conmigo?

—Creo que prefiero sentarme y hablar con él.

—Buena suerte entonces.—Sonríe un poco.

—¿Ya estás mejor?—Me atrevo a preguntar.

Nah, uno nunca supera que su familia no te quiere.

—Espero que sepan de la maravillosa persona que se están perdiendo, Kathieeee, eres un sol.

—Uy, me sonrojo.—Ríe abiertamente y besa mi mejilla antes de sentarse junto a Susan.

Respiro hondo y me acerco hasta mi asiento, sonrío un poco al ver que Jace me dejó el asiento cerca de la ventanilla solo porque me gustaba ver las nubes y el cielo.

Una vez sentada lo único que se me ocurre antes de entablar una conversación es leer un libro, aunque no lo traje conmigo, siempre lo tengo en mi teléfono.

Creo que pasó una hora hasta que por fin me digné hablar.

—¿Podemos hablar?

Por primera vez en días me devuelve la mirada completamente.

—¿Tengo otra opción?

—No tienes que ser tan grosero.—Arrugo la nariz.—Si no quieres hablar, vete a la mierda.

No fue hasta después de unos minutos que él suspiró, se quitó los audífonos completamente y me habló.

—Habla.

—Ya no quiero.

—Brooke.

—¡Deja de llamarme por mi nombre!

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now