X.

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—Te extraño

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—Te extraño.—Dije pinchándole la mejilla a Jace.

Nos encontrábamos en su departamento.—En su cama—,después de la gran crisis de Lucas, la verdad me apetecía estar sola con él y mi apartamento no era el lugar.

—Estoy aquí.—Frunció el ceño mirándome fijamente.

—Lo sé, pero no de esa forma.—Deslicé mi mano por su torso desnudo hasta su perfecta V.

Él ya sabía mis intenciones por lo cual sonrió de manera socarrona y dejó que hiciera lo que estaba haciendo.

Sus pantalones Joggers, eran holgados y me permitían perfectamente manejar la situación ahí abajo.

Sin decir mucho metí mi manó dentro del pantalón y escuché un gruñido de parte de Jace, levanté mi vista y le guiñé un ojo. Di una sutil vuelta y quede encima de él.

—Es la mejor vista de todas, te lo puedo jurar, bicho.—Musitó y yo sentí mis mejillas calentarse.

Lo sentí por encima del bóxer y no pude evitar apretarlo y sentirme extasiada ante eso. Empecé acariciarlo de arriba abajo antes de sacarlo del bóxer y bajar sus joggers.

—Joder.—Gruñó Jace cuando mi boca hizo contacto con la punta de su pene.

Succione, chupé, lamí, todas las veces necesarias subiendo y bajando el nivel de velocidad, al final era un puta experta.

Sentí las piernas de Jace tensarse y posteriormente liberarse ensuciándome un poco mi pecho descubierto; solo llevaba puesto mi sostén negro, el cual claramente se ensució.

—Oh mierda, amor.—Jace se incorporó y estiró su mano para tomar una servilleta de su mesa de noche.—Lo siento.

—No pasa nada.—Rodé los ojos con diversión mientras él limpiaba con mucha paciencia mis pechos.

Y sin perderse ningún detalle liberó mis pechos,—Sin desabrochar el sostén.—Sonriendo al ver mis pezones erguidos.

—De verdad ya no sé qué me gusta más, si tus pechos, tu culo o tú.—Refunfuñó.—Tienes que dejar de ser tan perfecta.

Si antes de él mi ego estaba alto, con él no había quien lo tocara, es increíble ver como nunca perdía una oportunidad para elogiarme.

—Debería gustarte yo más, cielo.—Enarqué una ceja.

—Nah.

Y sin más me dejó debajo de él, y empezó a besar mi cuello, chupándolo y estoy segura de que dejará marcas. Lamió mi clavícula hasta llegar a la cima de mis pechos donde mordisqueó un poco y yo rodé los ojos ante el tacto.

—Tus ojos en blanco me ponen, amor.

—Cállate y sigue.—Ordené y él besó mis labios de una forma feroz. Introdujo su lengua como si quiera cortarme la respiración y yo la acepté gustosa. Mordisqueó mi barbilla y sin juegos previos fue a mis pechos y se llevó uno a la boca volviéndome loca.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now