XXXVIII.

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—Hay una llave, hay una en

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—Hay una llave, hay una en...¡Dios! Tendré que bajar abrirte.—Susurré mientras seguía viendo la silueta del hombre en el patio trasero.

—Ya estoy aquí, baja no te pasará nada, está afuera no adentro.—Siguió insistiendo Jace.

—¿Y si me voy y entra?—Tengo miedo y las lágrimas no han dejado de salir.

—Joder... Bien, ¿Te acuerdas cuando eras niñas y veías una película de terror?—Preguntó y yo asentí con un sonido nasal.—Ibas corriendo al baño, hacías pis y luego lo hacías de nuevo.—Suspiró.—Ven corriendo, ahora Brooke.

—Bien...—Me puse de pie aún mirando la silueta.—No cuelgues.

Tomé un respiro y corrí hacia la puerta de mi habitación abriéndola, sin pensarlo mucho atravesé la oscuridad del salón y tomé las llaves para abrir la puerta.

Al abrirla Jace sonrió y colgó la llamada adentrándose a mi casa.

—Tengo miedo, de verdad.—Murmuré apretándome contra él.

—Ya, ya.—Cerró la puerta detrás de mí.

Un estruendo hizo que me sobresaltara y soltara rápidamente a Jace.

—Joder... Eso fue en tu habitación.—Murmuró y empezó a caminar hacia ella, yo no me iba a quedar solo aquí así que lo seguí.

—¿Qué es?—Pregunté y él me extendió la roca con papel.

Cerré mis ojos con fuerza antes de leerlo.

¿Con miedo eh? Algún día estarás sola sin nadie para ayudarte. Miré hacia el balcón peor ya no había nadie, solo la nota y la roza.

—Jace...—Susurré con voz temblorosa.

Jace se levantó y cerró el ventanal de mi balcón corriendo las ventanas en el proceso.

—Ahora estoy aquí, estarás bien.—Aseguró abrazándome y besando mi sien.

Una vez que nos acostamos en la cama, Jace con su cara entre mi cuello me sentí segura, pero aún dentro de mí se debatía la idea si contarle sobre la amenaza hacia Jess o no.

—Hueles rico.—Aspiró fuerte en mi cuello haciéndome reír.

—Gracias.—Susurré bajito, y una risa escapó de mí cuando empezó a restregar su cara en el hueco de mi cuello.—Me haces cosquillas Jace.

—Es ese el punto, bicho.—Besó mi cuello suavemente y se subió encima de mí.

—Mhmmm.—Murmuré con una sonrisa.—Me encantas.

—Tú a mí más.—Aseguró.

Los labios de Jace se deslizan por mi cuello mientras una de sus manos jugaba con mis senos, una de mis manos presiona las uñas en su espalda, mientras me ladeó mi cuello para mayor pase.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora