¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)

XXII.

—Realmente, odio esto.—Susan señala el árbol de navidad.—Es decir, es muy grande y está demasiado lleno de bolas raras.

—Bolas raras.—Repite Lucas riendo.—¿Ese es tu concepto de los adornos navideños?

Estábamos en casa solamente los tres, Kathe se quedaba con Jace, su hermana y su madre en su casa. Alice estaba con sus padres y nosotros con los nuestros.

Se sentía como si nunca nos hubiésemos ido.

—Sí, Lucas.—Se queja.—¿Hay otros tipos de bolas raras?

—Las bolas de ya sabes, las bolas que tienen...

—Las bolas que tenemos los hombres debajo de nuestro pene.—Me interrumpe Lucas.

—Siempre tan explicito.—Pongo los ojos en blanco y Susan ríe.

—He conocido a un chico cuando fui de compras con mamá.—Suelta Susan. Yo separo mis labios con sorpresa.

—¿Sí? ¿Cómo era?—Lucas pregunta.

—¿Era lindo?—Pregunto yo.

—Sí, se llama Jackson Hill, pero si es más grande que yo.

—¿Edad?—Lucas demanda.

—28.

—¡Me encanta! ¿Tienes foto? ¡Quiero verlo ya!—Pido riendo.

—No es tan mayor.—Hace una mueca.—Pero en sus fotos se ve muy mayor.

—A ver.—Lucas demanda de nuevo.

Susan pone los ojos en blanco y saca su teléfono del bolsillo de su pantalón holgado. Al parecer rebusca dentro de su galería y con timidez nos pasa el teléfono.

—Puta madre...

—¡Parece un Hollywoodense!—Ríe Lucas.

—¿Tiene 28?—Alzo mis cejas.—Parece más viejo, pero con todo respeto está de puta madre.

Jackson, se veía que era alto, tenía el pelo negro revuelto y algunos flequillos le caían en su frente, tenía los ojos azules y cuando digo azules es que era un azul profundo, tenía barba aunque no muy abundante pero si notable. Sus labios eran finos y rosados.

—Yo también pensé que me estaba jodiendo cuando me dijo que tenía 28, parece de mucho más.—Aclara Susan.

—Bueno, hermanita, ¿Qué son unos años de más?—Lucas se encoge de hombros.—Alice tiene 22, aunque bueno Jackson parece de 42.

Yo ahogo una risa ganándome un golpe de parte de Susan.

—Sí, y tú tienes 20 recién cumplido cabrón.

—Pero tú eres mayor de edad, Susan, en verdad no le veo nada de malo.—Aporto.

—Lo sé, pero...¿No luzco muy joven delante de él?