XXXI.

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Brooke: Bueno, ya me has visto en pijama y todo, pero no corras cuando te abra, me veo horrible

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Brooke: Bueno, ya me has visto en pijama y todo, pero no corras cuando te abra, me veo horrible.

Jace: No creo que eso sea posible.

Sonreí y me acerqué sigilosamente a la puerta, espero que no haga el sonido estruendoso que siempre hace al abrirse.

Busco las llaves y abro la cerradura lentamente, al abrirla el frío me hace estremecer y mis ojos se posan en la persona que está fuera.

—Entra, te morirás de frío.—Susurré y alargué mi brazo para entrarlo y cerrar la puerta detrás de él.

Le hago una seña de silencio poniendo mi dedo índice sobre mis labios y él asintió con una sonrisita. Tomé su brazo y lo guié hasta mi habitación.

Una vez dentro cerré la puerta con seguro a mis espaldas.

—¿Estás bien?—Fue lo primero que pregunté.

—Sí.., bueno, no me siento bien.—admitió con una mueca.

—¿Quieres hablarlo?

Suspiró.—No, solo quiero olvidarme de eso.

Yo asentí.—Sea lo que sea se resolverá.—Me acerco a él y lo rodeo con mis brazos.—Me alegra que estás aquí.

Me alejé suavemente de él para cerrar mi laptop y así no pudiera ver lo que estaba escribiendo.

—Ponte cómodo.—Me lancé en la cama mirándolo.

—No estás horrible.

—¿Eh?—pregunté desconcertada.

—Me dijiste que estás horrible y no lo estás, ¿Llevas ropa interior debajo de esa camiseta?—pregunta y se sienta en la orilla de mi cama.

—Sí.—respondí y apreté mis labios para no reír.

—Nada mal.—sonrió.

Gateé hacia él y le dejé un beso en sus labios, antes de volver a mi lugar.

—¿Ahora quién corre cuando me besa?

—Yo no, por supuesto que no.—Negué con una risita.

Él lamió sus labios y repasó mi cuerpo completo llevando sus manos a mis muslos desnudos, el tacto me hizo sentir como se me revolvía el estómago.

—Voy a besarte.—Advierte.

—¿Has escuchado la frase, no se dice, se hace?—pregunté y él asintió.—Pues hazlo.

Y puedo decir que la lujuria lo invadió porque no tardó nada en ponerse encima de mí y acariciar suavemente mis muslos subiendo la camiseta hasta mi cadera en el proceso.

Nuestro beso era arrollador, caliente, intenso, feroz, nuestras lenguas jugaban y yo quería sentir cada rincón de su boca, chupé suavemente su labio haciendo que él soltara un gruñido y en repuesta mordió sutilmente mi labio.

¿Te quedas conmigo? ©️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now