Capítulo V || Los ganadores de la guerra invernal

16 0 0
                                    


HANNES


El invierno había acabado. Las aves volaban en los cielos despejados, anunciando la llegada de la primavera. La gente, sin embargo, continuaba alabando a la pareja de hermanos que desfilaban sobre el carro de guerra arrastrado por dos imponentes corceles, y escoltados por caballeros en armadura completa. Ferdinand y Katrin habían llegado al fin. Y actuaban como si hubiesen sido ellos quienes habían acabado con la guerra. Hannes sabía que su reinado no sería sencillo, su padre se lo había advertido, sus victorias serían dadas por sentada y sus errores serían castigadas con severidad, por lo tanto, tenía que aguantar como su primo Ferdinand y su prima Katrin eran alabados Y por supuesto que Ferdinand sería alabado, era el comandante de su ejército, pero Katrin no había luchado en la guerra como Fedinand.

      —¡Diosa de la Victoria! —Gritaban los ciudadanos de Weisstadt, estirando sus manos, esperando rozar tan siquiera el aire perfumado que emanaba de la mujer. Katrin era una mujer muy hermosa; de curvas generosas, rostro alargado con profundos ojos azules y cabello ensortijado rubio. Ella quien vestía con un hermoso vestido azul marino, con un peto dorado repujado en ilustraciones ornamentales de flora y hombreras labradas con motivos marinos. La mujer tenía toda la pinta de una diosa guerrera de la edad antigua. De su cabellera que caía hasta su cintura, llevaba una redecilla de oro con zafiros. Si no fuese por la corona de oro que Hannes usaba en su cabeza, todos pensarían que Katrin era la reina de Esterreich.

      —Ambos escaparon y aun así se creen los vencedores de la guerra. —Dijo Elke malhumorada. Su padre Reinhard la hubiera abofeteado en ese momento por hablar mal de la familia real, pero por suerte Hannes no era su padre y Elke era su amiga.

      Hannes sonrió. —Deja que se diviertan, deja que piensen que han sido ellos quienes han salvado a Esterreich, todo el reino sabe que no es así.

       Entonces cuando el carro llegó ante la escalinata del palacio, Ferdinand fue el primero en descender y luego ayudó a Katrin a bajar. Y no es que ella lo necesitara, después de todo, en los recuerdos de Hannes, la única mujer que había derribado más caballeros que nadie en las justas, había sido Katrin. Por cada grito vitoreando a Ferdinand, se escuchaba el doble por Katrin, el pueblo la amaba. Y Hannes necesitaba ese amor que ella inspiraba para consolidar su poder. Katrin había sido bendecida con belleza y coraje en el campo de batalla, aunque era más los actos de presencia que hacía para inspirar a las tropas, que su habilidad con la espada. Hannes dudaba que una mujer en realidad fuese capaz de pelear en el campo de batalla como el resto de los hombres.

       —¡Prima Hannes! —Exclamó Ferdinand. —Enhorabuena que has nacido prima, perdón mejor dicho majestad.

       Hannes tenía problemas para reconocer si Ferdinand estaba siendo honesto o solo se estaba burlando otra vez. Su primo era capaz de hacer eso, siempre lo fue, pero entonces el muchacho dio una reverencia. Katrin le siguió.

       —Estamos muy orgullosos de tu victoria contra ese bastardo traidor de Callum. —Dijo Katrin en solemne tono.

       —Prima, es un placer verte aquí con nosotros, pensé que continuarías en Nordenfeld. —Respondió Hannes.

       —Alteza, de haberme quedado en Nordenfeld, no habría podido felicitarle por su victoria. Pienso que fue muy amable con el castigo que eligió para Callum. De haber sido yo...probablemente Callum hubiese muerto.

       "No prima, si fueras yo, Callum estaría usando la corona de mi padre en este preciso momento." Pensó Hannes, incluso estaba a punto de decir algo, pero se lo cayó.

        —Muchas gracias Katrin, supe que estabas reuniendo un segundo ejército, supongo que la leva le ha de haber costado mucho a Nordenfeld.

        —No fue nada Hannes, prácticamente cavas un agujero en la tierra y extraes pepitas de oro tan grandes como un gato. —Respondió su prima.

       Los tres Blauenblud entonces entraron al palacio y se dirigieron hacia la sala de mando. La guerra había terminado, y era momento de empezar a planificar el rumbo del reino habiendo pasando la tormenta.

      —Hannes, hay un problema que creo que necesitamos discutir. —Dijo Ferdinand.

      —Estoy de acuerdo primo, el problema de los campos de cultivo, como Callum fue desterrado a Weinland, tendremos problemas con la cosecha. Por eso para evitar que haya hambrunas este año, pienso hablar con el gremio comercial de Vilano para comprar tres toneladas de grano. Y por supuesto, necesitaré vuestra ayuda, primos.

        —Hannes, no entiendo. Has desterrado a Callum al sur, pero eso no significa tener que renunciar al condado de Weinland, es uno de los más ricos del reino. —Respondió Katrin. —Si necesitas ayuda para sacar a Callum de tus dominios con gusto te prestaremos el ejército.

      "Gracias Katrin, por prestarme mi propio ejército."

        —La región de Weinland no se le fue otorgada a Callum por gusto. —Respondió Ferdinand de mala gana. —Fue dada porque nuestro tío, hizo un contrato con el Santo Padre de Romalia, para modernizar al país a cambio de la conversión del reino.

       —¿Edum? ¿Es una broma? Su dios está ahorcado en sus estandartes. —Respondió Katrin con enfado. —Altenmann, Nerelmuther, Kreiger y Aihri, ellos son dioses de verdad.

        —Su dios podrá estar muerto. —Respondió Hannes. —Pero su ejército definitivamente no lo está. En una batalla en campo abierto no es posible vencerlos, al menos no aún. Con Callum en el sur, el Santo Padre no podrá hacer cruzar su ejército hacia Esterreich.

        —Además tenemos otros problemas más urgentes. —Respondió Ferdinand.

        —¿Cuáles?

       —Norserikki ha elegido un nuevo rey. —Dijo Ferdinand. —Un tal Ornolú Rey de la Sal.

       —¿Y cuál es el problema? —Le preguntó Hannes.

       —La razón por la cual Esterreich no ha tenido ataques en el norte es porque Esterreich siempre ha pagado considerables cantidades de oro a condes corruptos en Norserikki para continuar con la desestabilización de la región. He oído que mataron a los mercaderes y espías que enviamos, el país se ha cerrado al mundo. Esto es serio, ellos saben de lo rico que es Esterreich.

       —Si tengo entendido bien, Norserikki tiene constantes saqueos e incursiones de Stahlander durante la primavera y verano. Para el otoño y el invierno, los Norse estarán muy ocupados tratando de aprovechar las muy escasas cosechas que tienen como para invadir Esterreich. —Respondió Hannes.

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Where stories live. Discover now