Capítulo XL: El juego de la Diplomacia

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ORNOLÚ

Los Norse estaban celebrando, los castillos de los Stahlander eran fríos y de piedra, sin embargo, Rottembaum era distinto, los muros estaban hechos de piedra blanca y los techos de adoquín rojo. Grandes enredaderas de rosas bajaban por las torres aledañas, y desde las almenas se apreciaban los espejos de agua y campos de tulipanes llenando el suelo. Y un sendero cruzaba el campo, donde solo un solitario jinete cruzaba sin temor. Desde la derrota del ejército real, la gente había huido de los pueblos y granjas cercanos. Y mientras sus demás hermanos festejaban en el patio de armas y eran servidos por los sirvientes de la casa Rottembaum. Ornolú sonrió y miró al horizonte...Ya estaba cerca de alcanzar Köhn. Y solo podía imaginar cómo se vería aquella ciudad...

—Su siguiente parada deberá ser Grünesfeld. —Respondió entonces la mujer. Ornolú giró la cabeza hacia su anfitriona, Nadja Rottembaum; una hermosa mujer de rostro acorazonado y cabellera rubia platinada con profundos ojos azules. Ornolú ya había visto mujeres como ella antes, en las heladas e inhospitables tierras de Rusalka. Y el rey Norse por un momento comenzó a sospechar que tal vez sus antepasados habían sido Rusalkos.

—¿Disculpe? —Le preguntó Ornolú a la condesa Nadja.

—Está pensando en Köhn y en reanudar su camino hacia el sur. Por lo tanto, la siguiente parada es Grunesfeld...está bien, debería cruzar antes de que empiece el verano, pues las lluvias de verano lo convierten un lodazal.

—¿Por qué traicionó a sus compatriotas? ¿Qué Gálica Kreuz no es su reina?

—Gálica, ella fue quien encadenó a mi padre y lo condenó a morir en una de las celdas de Köhn, todo y todos giran en torno a Gálica Kreuz, yo le ayudé a ganar su guerra, en contra de su esposo y su hermano y ella encerró a mi padre y me arrebató a mi hombre. —Respondió Nadja Rottembaum. La condesa se veía irritada, Ornolú observó su mano, sus delicadas manos estaban tensas y cerradas en un puño y temblaban por la ira.

—¿Acaso eso por esa razón me ayudaste en el campo de batalla? —Le preguntó Ornolú. —¿Quieres que rescate a tu padre de su celda?

Entonces la condesa Rottembaum comenzó a reír. —¡Oh dios no! El condado de Rottembaum está bajo mi dominio porque mi padre está encerrado, ¿por qué razón quisiera renunciar a ser la mandamás?

—¿Entonces quieres ser la reina de Stahland?

—Si quisiera ser la reina de Stahland, entonces hubiese apoyado a Karlo Kreuz; mi prometido durante la guerra de sucesión. ¿Podría creer alteza que mi razón está motivada por la venganza?

Ornolú sonrió y luego giró la cabeza nuevamente hacia el horizonte. —La venganza es algo que puedo entender perfectamente. Tu hombre debe de haber sido alguien muy importante para habernos ayudado.

—Difícilmente Ronan puede ser descrito como un gran hombre, más bien es como un guerrero con un gran complejo de superioridad. —Respondió Nadja Rottembaum. Y entonces todo hizo sentido, Ronan era el nombre de aquel caballero famoso que había escuchado. —Es como un perro que busca un hueso...y el hueso, es Stahland. Pero ahora se le puede arrebatar a ese hueso de su hocico.

"Ella en realidad fue herida por éste tal Ronan". Pensó Ornolú, más no dijo nada. En cambio se dio cuenta que el jinete que había visto en el sendero había arribado a las puertas del castillo. El jinete iba encapuchado. Y fue detenido en el portón por dos guardias de la condesa. El hombre estaba encapuchado y por lo tanto no se podía apreciar quien era. Y de pronto sacó de la alforja que llevaba sobre su montura una bandera roja con una cruz negra en medio. Un mensajero de los Kreuz.

Inmediatamente al ser recibido por los guardias que vigilaban la entrada del castillo, los portones se abrieron y le dejaron pasar, el hombre cabalgó hacia el interior del patio de armas donde los norse estaban festejando la victoria, junto con sus aliados. El hombre entonces bajó de su montura y se quitó la capucha. Se trataba de un hombre de cabellera grisácea y ojos azules, mediana edad y delgado. Quien miraba con desdén a los Norse que devoraban la comida de los almacenes del castillo.

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang